Sucesos del Café Bilbao
Para Rosario García Cuervo
Ser un muchacho pálido atravesando un puente
Es papel reservado a los tenores italianos
O, quizás, a los bardos de Provenza.
Nunca hablará la prensa del Café Bilbao
Yo mismo ni siquiera sabía que se llamase Bilbao este Café
Con lo que el poema queda perfectamente lírico.
Faltaría agregarle la imagen del carguero soviético Alekseyev
Fondeado entre gaviotas
Y todo lo ocurrido una antiquísima mañana de invierno en esta esquina.
Los poemas son generalmente largos y las muchachas breves
En esta tarde casi londinense ya ociosa de luz
Cinco sujetos ajenos al poema beben en la barra del Bilbao
Y yo paso, apurando el paso por la angosta acera
Como si el muchacho pálido y sin dinero que desde aquí
Velaba el paso de su amada, no hubiese sido yo.
(1969)
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