Íntima, intensa, la más exigente hasta ahora para el autor y también para el lector, así define el venezolano Boris Izaguirre su última novela Y de repente fue ayer, situada en la Cuba de Batista y con la amistad entre dos amigos como eje central, reportó EFE.

Publicada por la editorial Planeta, Y de repente fue ayer contiene "la magia de Cuba, una Cuba deslumbrante, terrible, emocionada y emocionante, y la magia de la amistad entre dos amigos que se conocen por accidente en una dura infancia y a los que después unirá un destino de vértigo por una Cuba convulsa", explicó este miércoles Izaguirre (Caracas, 1965), durante la presentación de su novela en Madrid.

El venezolano, que se hizo famoso en España por su participación en shows televisivos y como presentador, fue finalista del premio Planeta en 2007 con su libro Villa Diamante, un melodrama sobre sociedad venezolana protagonizado por dos hermanas, una hermosa y otra fea.

Sobre Cuba, dijo que es un país no conoce y no quiere conocer, "por no hacer un turismo explotador, que es el que se hace hoy".

Izaguirre dijo que situó la trama de su nueva novela en la Isla "por el placer de jugar con la realidad y con los instrumentos que tiene la escritura".

En Y de repente fue ayer, Óvalo, carismático y bello, que utiliza su poder de seducción para moverse, y Efraín, feo y pobre, pero con el don de saber contar historias, son los dos protagonistas que comparten un secreto en una Cuba esperanzada por la Revolución, pero frustrada después por sus primeros fallos, represiones y corruptelas.

Efraín se convierte en inventor y principal guionista de una radionovela de enorme éxito, La huella de amor, y se ve envuelto en una trama política para derrocar al dictador Fulgencio Batista, de la que Óvalo es el principal instigador.

"Este libro está dedicado a la generación de mis padres que se vieron marcados por la ilusión de la Revolución cubana, un hecho que fue muy importante para todos los países latinoamericanos, que luego vieron cómo todas sus esperanzas se desvanecían", afirmó el autor.

Pasiones prohibidas, secretos y amores entrecruzados guían la novela, en la que Boris Izaquirre dice también querer rendir homenaje al cubano Félix B. Caignet, creador de la radionovela en la Isla.

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