La nota que nos informó sobre la muerte del Carlos Espinosa Domínguez fue publicada por Carlos Cabrera Pérez el 6 de julio de 2024, exactamente a las 6:13 pm. Eso me llamó la atención porque Espinosa publicó Otra Manera de narrar, su último artículo para CUBAENCUENTRO, el 6 de julio a las 6:14 pm, es decir, un día antes de su muerte, con tan solo un minuto de diferencia. Además, Espinosa publicó mi artículo El español a quien tanto debe la economía cubana el 5 de julio a las 6:18 pm.

La nota de Cabrera nos dice que Espinosa “…se sobreponía y seguía trabajando, incluso en los días con peor ánimo, que llamaba nublados”. Pues veo que sí, que se sobreponía y seguía trabajando. La diferencia de un día y un minuto aproximadamente entre las últimas publicaciones me indica que Espinosa aprovechó al máximo el tiempo que le quedaba. Trabajó hasta el último día de su vida, diría yo que hasta que no pudo más, y eso es algo de admirar y respetar.

Me consta que Espinosa utilizó su tiempo escaso para corregir, depurar y pulir mi artículo. ¡Hasta sacó tiempo, del poquísimo que ya le quedaba, para pensar y darle un título nuevo y mejor a mi artículo! Eso me avergüenza, ahora que sé de su padecimiento y del dolor por el que seguramente él estaba pasando.

Según la nota de Cabrera, Espinosa padecía de una enfermedad en las piernas, la cual “le provocaban enfriamientos súbitos, pequeños episodios de pérdida de equilibrio y temblores en las manos…”

Entonces deduzco que a Espinosa le era muy difícil leer, concentrarse y pensar. Seguramente los temblores en sus manos le impedían utilizar el teclado de su computadora. Quienes practicamos la escritura ya sea profesionalmente o por afición, sabemos lo difícil y cansón que es escribir, incluso cuando uno está saludable. Se disfruta, pero también se sufre. Algunos le llaman masoquismo. Yo le llamo fuerza de voluntad. Parece que a Carlos Espinosa Domínguez le sobraba fuerza de voluntad.

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