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Actualizado: 01/05/2024 21:49

Brujas, Historia, Inglaterra, Tabaco

Jacobo, las brujas y el tabaco

Hijo de María Estuardo, sucedió en el trono a la monarca que había decapitado a su madre, quien a su vez lo había heredado del rey que le había cortado la cabeza a la suya

James I (1566-1625), el primer monarca británico en gobernar tanto Inglaterra como Escocia, estuvo en contra tanto de las brujas y los demonios como del tabaco. De lo primero se derivaron un libro (Daemonologie), los procesos y ejecuciones en Escocia por brujería, y las persecuciones a las supuestas brujas y hechiceros que se extendieron a Inglaterra, así como Macbeth de Shakespeare. De lo segundo también un libro (Counterblast to Tobacco), un impuesto excesivo y la constatación de la importancia comercial de las colonias americanas, principalmente Virginia. También la primera demostración de los daños producidos por el consumo de la hierba, con pruebas en 1674, que mantienen su vigencia actual, y pese a ello la explotación del vicio mediante el monopolio.

James I (en español Jacobo I de Inglaterra y VI de Escocia) fue un monarca erudito al que siempre acusaron de ser un tonto (“el más sabio tonto de la Cristiandad”), pese al hecho de haber escrito varios libros que aún se leen hoy, y a que la versión de la Biblia en inglés publicada en su época (King James Bible) continúa siendo la autorizada por la Iglesia de Inglaterra.

Hijo de María Estuardo, sucedió en el trono a la monarca que había decapitado a su madre, porque Isabel I murió sin descendencia y con su fin termina el reinado de los Tudor y James I inicia el de la Casa de Estuardo (Stuart).

El reinado de James I fue más o menos apacible, aunque no libre de conspiraciones (la más famosa es “la de Pólvora”, que ahora quizá muchos conocen más por la película que en parte inspiró, V for Vendetta, que por los hechos históricos). No obstante ello, en cierta medida estableció las bases para que su sucesor, Carlos I, perdiera la cabeza. Pero en lo de cortar cabezas los ingleses no se detenían mucho (y después dicen de los franceses). Por lo demás, siempre la existido la duda o “la condena” sobre su homosexualidad o al menos bisexualidad. Incluso ahora algunos lo catalogan de “monarca gay”. Su suerte es que nunca vino a Florida.

En 1604, James I publicó Counterblast to Tobacco, que se reimprimiría en 1674, ya que el tabaco se había convertido en un importante cultivo comercial en la colonia de Virginia. Aquí el rey da varias razones de su fuerte disgusto por el tabaco, con las que pretende contrarrestar las entonces comunes para su consumo. Pero al final lo vence la mercancía (más adelante).

Los europeos conocían el tabaco desde 1560, y lo usaban principalmente como medicina. En las décadas siguientes, el consumo de tabaco en Europa aumenta no solo con fines medicinales, sino también por su valor recreativo, simplemente por el placer que produce.

Para muchos mandatarios europeos, incluido Jaime I, fumar tabaco representaba graves implicaciones sociales y problemas de salud. En Inglaterra no se declaró ilegal la venta y el consumo del producto, aunque muchos otros países europeos sí lo hicieron. En cambio, James I se esforzó por reducir su uso, e incluso instituyó un alza fiscal del 4.000 por ciento al impuesto del tabaco en 1604. Sin embargo, el aumento de precio hizo poco para reducir la demanda inglesa de la “hierba nociva”.

La actitud del rey y de los miembros de las clases dominantes de Inglaterra cambió cuando el tabaco se convirtió en un cultivo comercial para sus colonias.

Durante los primeros años de la exploración y el asentamiento de los ingleses en América del Norte, solo se cultivaba y exportaba una pequeña cantidad de tabaco. En 1604, cuando el rey Jaime I publicó Counterblast to Tobacco, los principales proveedores de tabaco a los ingleses eran mercantes extranjeros. No fue sino hasta la década de 1620 que las colonias inglesas de Virginia y Maryland comenzaron a cultivar y exportar tabaco en grandes cantidades.

Aceptando lo inevitable, Jaime I decidió que la Corona también podría sacar provecho de la popularidad del tabaco y que el Estado tomara el control de la industria. Irónicamente, el cultivo del tabaco sentaría las bases para el éxito de las colonias de Inglaterra en el “Nuevo Mundo”.

© cubaencuentro

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