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Lilo Yarson, Cine, Actor

Lilo Yarson

La trágica historia de un actor cubano

Lilo Yarson actuó en varias películas en la década del 40 en Hollywood. No hay mucha información sobre su vida. Tampoco hay noticia de si alguna vez trabajó en Cuba como actor.

Su carrera actoral fue muy corta: For Whom the Bells Toll (1943), con Ingrid Bergman y Gary Cooper; Arc of Triumph (1948), con Ingrid Bergman y Charles Boyer. También aparece en el elenco deAdventure Island (1947) junto a Rory Calhoun y Rhonda Fleming; y en Pirates of Monterrey (1947) con Maria Montez y Rod Cameron.

A comienzos de los años sesenta, yo lo veía a menudo en el Vedado por 12 y 23. Lilo Yarson ya había perdido un brazo. Se decía que a causa de un incendio provocado por un cigarrillo, mientras estaba bajo los efectos del alcohol. Aunque no he podido averiguar la época ni el lugar del fatídico hecho, seguramente fue eso lo que puso fin a su carrera.

Bastaba que hubiera actuado en películas con Ingrid Bergman, una de las diosas cinematográficas de mi adolescencia, para que lo mirara con curiosidad y admiración.

Una vez coincidí con él en el cine Atlantic. Eran los tiempos en que los que no simpatizábamos con el castrismo podíamos aún expresar nuestra oposición en voz alta, sin mayores consecuencias.

No recuerdo lo que motivó el escándalo. Quizás fuera la aparición en la pantalla de una opípara cena familiar o un grocery norteamericano; escenas ante las cuales solía protestar el público en esa época en que ya comenzaban las escaseces. Se oyeron aplausos y algunos silbidos. Cerca de mí, un hombre, en vez de aplaudir, golpeó repetidamente el asiento de enfrente con sus pies.

—Animal, aplauda con las manos, le gritó una mujer.

En ese momento iluminaron la platea. El hombre levantó el brazo izquierdo y el muñón derecho y, con voz firme y desafiante, le contestó:

—¡No ve que no puedo!

Era Lilo Yarson. Fue la última vez que supe de él. Hasta ahora, que lo volví a encontrar en el libro La mirada viva, del cineasta cubano Alberto Roldán.

Roldán comenta los últimos años del malogrado actor:

«Lilo había pasado varios meses aislado, para cuidarse del Comité de Defensa de su cuadra, que le había tomado ojeriza denunciándolo como pederasta. Comenzaba en esos momentos la cacería de brujas…»

Y continúa Roldán:

«Años después volví a encontrarme con Yarson, en vísperas de regresar a México, donde moriría luego de un lustro víctima de un nuevo accidente casero, al caer por una escalera, resultado del vértigo producido por otra borrachera, entregado ya a lo inevitable. Sus últimos años se agravarían por el sentido dramático de saber que había terminado definitivamente, lejos de su país de origen, junto a la resignación del que sólo espera la llegada del momento final.»

© cubaencuentro

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