Sociedad cubana, Cambios, Alternativas
Cuba hoy: de aquellos polvos, estos lodos
La sociedad cubana ha de mostrado un nivel de creatividad popular suficiente para convertirse en artífice de una transición hacia la democracia
Advierto que este ensayo ha sido escrito al estilo de Montaigne (1533-1592), fábulas sin moraleja, donde usted se verá obligado a completar el sentido de lo que contamos. Significa que leerá un texto que va tejiendo una cadena de reflexiones sobre la realidad, resultando en una idea de totalidad de la vida misma vista en toda su complejidad.
Inicialmente hago un análisis del proceso que en las últimas dos décadas y media nos trajo a la actualidad. Después voy a considerar las problemáticas a que nos enfrentamos en un momento de clímax de dicho proceso. Finalmente, voy a abrir una discusión en relación a las alternativas que se presentan ante la sociedad cubana de inmediato.
Supongo que el lector conoce al autor de este ensayo, pero si no es así cabe hacer una advertencia. Creemos que Cuba es algo más que el archipiélago que navega por el mar de las Antillas. Entendemos que Cuba es, ante todo, una nación en proceso que debe de reinventarse —como persona y como sociedad.
I
Fidel Castro dio inicio a una ofensiva a principios de siglo XXI que llamó Batalla de Ideas y que llegó a constituir un gobierno en paralelo a Consejo de Ministros, como el Instituto Nacional de Reforma Agraria en los años 60 del siglo pasado. Hablamos de un edificio de oficinas frente al Malecón, en El Vedado, con más de 100 metros de altura, encargado de la gestión de 340 programas y que contaba con un ejército de trabajadores sociales; plantilla que 23 años después es de 7,000 empleados. Supongo que GAESA hoy supera en recursos a la Batalla de Ideas entonces.
Precisamente en esa fecha Fidel Castro hizo crecer las “reservas del Comandante” como nunca antes, aplicando un impuesto indirecto (CUC) con el que inauguró la Era Soberón. También fue en el 2000 Hugo Chávez, al contar con los abundantes recursos de Venezuela, quien dio motivos a Fidel Castro para creer que había llegado el momento de pasar a la ofensiva y reinventar la Revolución. Desde el inicio se sabía que esa iniciativa iba a fracasar y que todo era cuestión de tiempo.
Sucede que varios de mis alumnos de Sociología en la Universidad de La Habana eran funcionarios de aquel Estado-dentro-del-Estado; así que estuve allí, sobre el terreno, atento de sus tesis de grado y discutiendo con ellos estos y otros asuntos. Entonces abrí una ventana en el noveno piso y los papeles que se hallaba sobre la mesa volaron por la habitación. Después les dije que la táctica era la correcta, pero que la estrategia era un castillo de naipes que sería derribada por la brisa del Malecón. La táctica era sacar del fondo del caldero a los perdedores en los años 90, mientras que la estrategia era darle un segundo aire a la Revolución volviendo al punto de partida.
Durante esa época el país se hallaba en una transición (1989-2012) que resultó en la sociedad abierta que somos. Fidel Castro fue testigo de ese proceso y antes de morir en 2016, viendo que las reformas del hermano iban a ningún lugar, dijo que nadie sabe en verdad qué es el socialismo. Entonces se vio perdido en un campo de lechugas. Imagino que los inquilinos de Palacio tengan hoy plena conciencia de tales realidades; pero los vemos atrapados entre su torpe ignorancia y sus viejas lealtades. Significa que de ellos no se puede esperar otra cosa que más de lo mismo.
Finalmente, las reformas pro chinas de Raúl Castro dieron como resultado una década perdida. Significa que las accidentes que ocurren después —de la presidencia de Trump a la guerra de Ucrania, pasando por el Covid—, encuentran a un país en declive y frágil, incapaz de navegar en aguas turbulentas. La situación fue peor que cuando nos enfrentamos a la debacle del campo socialista en Europa central y oriental.
Entiendo la Tarea Ordenamiento como las patadas de un ahogado.
Asistimos en este instante a una batalla de ideas (uso minúsculas) en donde se discute un montón de proyectos de país, justo en medio de una polarización que es extrema y donde los recursos son escasos. Pero es donde también se da el despertar de una sociedad civil potente que apuesta por capitalizar las cuotas de autonomía que logró fieramente en las últimas tres décadas y media, después de mucho sacrificio y al costo de la fractura de ella misma.
II
Durante las últimas tres décadas se dio una revolución silenciosa en Cuba que fue creando nuevas realidades; como lo son una nueva sensibilidad de época, una economía mixta con anclaje en la comunidad y un sujeto político-popular inédito en el proceso. Significa que la sociedad del futuro está contenida hoy en la sociedad real existente. Entonces la cuestión que se debate en este acápite del ensayo se refiere a la relación entre la sociedad real y la potencial, mientras que se deja para después el análisis de la relación de los proyectos de país con la sociedad en potencia.
Sugiero al lector que fije la mirada de inicio en una economía mixta con anclaje en la comunidad que se haya basada en tres pilares: trabajo autónomo, remesas y comercio de fronteras.
Las reformas de Raúl Castro (2008-2017) trataron de eliminar el subempleo, —poco más de 1,5 millones de girovagantes—, así como aún se empeñan en transferir la carga social del Estado a los municipios. Después de tres lustros, esas reformas nos han metido en un callejón sin salida y han hundido al país en un estado de estanflación del cuál difícilmente podrá salir por lo menos en el plazo de un sexenio.
Sucede hoy que la economía mixta con anclaje en la comunidad, creada de manera espontánea en las últimas tres décadas y media a partir de la creatividad del pueblo, navega en contra de la corriente.
Entiendo que estos no son procesos que se dan en abstracto y que suceden de modo misterioso, regidos por una mano invisible o actuando como una fuerza sobrenatural, sino que son personas que interactúan en un medio complejo a partir de cuerpos de valores y sistemas de intereses que domeñan la vida cotidiana. Esto nos obliga a considerar los procesos de subjetivación que se dieron en Cuba en las últimas tres décadas y media, así como el sujeto político-popular que resultó de ese proceso y su relación con la totalidad del orden existente.
Después del desastre que resultó la debacle del socialismo real existente es que ocurre el proceso de ajuste de las estrategias de sobrevivencia que aplicó de inicio la sociedad.
Para el 2012 la diáspora era el 24 por ciento de los cubanos y se hallaba repartida en 138 países. La nueva economía (divisas) afecta hoy al 40 por ciento los cubanos en la Isla de un modo directo. Cerca del 70 por ciento de los cubanos no conoció otras realidades que las existentes de la vida turbulenta que hemos vivido en las últimas tres décadas y media. El acceso a internet y la participación en redes son un fenómeno de mayorías.
Significa que ha perdido fuelle el sistema de dominación política que se estableció en la era soviética, mientras que los intentos del Gobierno por recuperar el control de la situación han fracasado.
Sabemos que la fuerza del Estado hoy es inversamente proporcional a la debilidad de la sociedad. Significa que en la medida en que la sociedad va capitalizando sus cuotas de autonomía y las ejerce, el margen de maniobra del Gobierno se va reduciendo hasta amenazar con hacer colapsar al sistema. Explica esto el inicio de las reformas que dieron paso a la emergencia del sector no-estatal en la economía y la aprobación de una Constitución que amplia los derechos ciudadanos y establece un sistema de garantías que respaldan a estos últimos.
III
La política de confrontación que motivó la guerra civil fratricida a inicios de la década del 60 y el diferendo con Estados Unidos que se ha mantenido por más de seis décadas, explican la polarización de la sociedad y el estado de emergencia permanente en que han vivido todo ese tiempo los cubanos. Explica esto, además, la evolución histórica y el estado actual del espectro político cubano en la sociedad real existente; siendo esta una condición de posibilidad en resolución de tal situación.
Siendo así, lo que importa hoy es saber qué es el castrismo.
En tal sentido, hallo que la semántica de la palabra “castrismo” que ha establecido la RAE —como sinónimo de Castro— se da de narices con las realidades de un país que sufre una tiranía sin tiranos, o un fidelismo sin Fidel. Significa, entonces, que entiendo el castrismo como un régimen basado en un estado despótico, una sociedad cuartelaria y una cultura autoritaria.
Pensemos de inicio en dos plataformas de derechas, Cuba Siglo 21 y Cuba Decide.
La crítica de Cuba Siglo 21 se centra en el estado de precariedad de la sociedad y el totalitarismo que afecta al país, y nos sugieren la adopción de medidas como la libertad económica y la libertad de expresión. Mientras que Cuba Decide se define como una iniciativa no partidista que aboga por la realización de un plebiscito vinculante que, a su vez, dé paso a la celebración en Cuba de elecciones libres y democráticas.
La solución que ambas plataformas nos ofrecen es una democracia de partidos y una economía de libre mercado.
Luego se hallan a la izquierda del espectro político cubano otras dos plataformas, que si bien aceptan una democracia de partidos, toman distancia del libre mercado al proponer una economía de mercado regulado con vocación de justicia. Hablo de Cuba Próxima y de Cuba x Cuba. Ambas se han convertido en sendas sombrillas para las izquierdas: la primera, socialdemócrata, y la segunda, socialista democrática.
Existen otras agrupaciones a la derecha de Cuba Siglo 21, así como a la izquierda de Cuba x Cuba.
La cuestión que se debate es si estas son realmente la solución ante la sociedad fracturada, precarizada y desarmada que somos y si los proyectos de país que proponen dichas plataformas son la alternativa a la política subdesarrollante que aplica el Gobierno cubano, así como si son viables de cara a la civilización emergente y al sistema capitalista mundial en la actualidad.
Estos son temas que dejo abiertos a la discusión.
Creemos, en tal sentido, que la solución del dilema de Cuba pasa por la realización de un proceso de comunización de la sociedad que supere el estado de precarización y de fractura de la sociedad, logrando de esa manera el rearme de la revolución (uso minúscula). Según la visión socialista libertaria que adoptamos en relación al cambio, pienso que un primer paso adelante sería instituir la cogestión obrera de las empresas, consolidar el control popular de la gestión de gobierno y adoptar la autogestión en la comunidad.
Excurso.
La sociedad cubana no solo ha mostrado una capacidad antropofágico-cultural —diz Oswaldo de Andrade (1928)— en medio de las situaciones límite que se han producido en la historia nacional, sino que también ha mostrado el nivel de creatividad popular suficiente como para convertirse en artífice de una transición hacia la democracia.
Entiendo que el daño antropológico que ha sufrido el cubano en las últimas seis décadas ha restado la confianza del pueblo en sus propias fuerzas; y que de inicio esa tarea de recuperación debe ser cumplida, para más tarde avanzar hacia la democratización de la sociedad de inmediato.
Estamos en medio de una situación revolucionaria que propicia la realización de los cambios que deben ser cumplidos. Entiendo que la unidad de la oposición al régimen de La Habana es una condición de posibilidad para que tal cosa suceda. Pero se sabe que esa unidad no se producirá sino a través de una sociedad en movimiento que va creando realidades.
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