Cartas
www.cubaencuentro.com Martes, 30 de septiembre de 2003 www.cubaencuentro.com

Encuentro en la Red agradece los comentarios, inquietudes y críticas de sus lectores. Las cartas no deberán exceder las 200 palabras e incluirán el nombre y la ciudad del remitente. La redacción se reserva el derecho de editar o resumir los textos.

Llevo mucho tiempo en contra del régimen cubano. Soy cubana y vivo en Belgrado hace 5 años. Lo que reactivó mi decisión de juntar mis fuerzas a la causa de Cuba ha sido todo lo sucedido la primavera pasada.

El fusilamiento de los tres cubanos que trataron de irse me horrorizó. Esto es un giro desesperado, que sólo demuestra lo inseguros que están en las oficinas de Nuevo Vedado. Recordé la lección dada a Ochoa, que sí fue muy pomposa. Otra cosa que me indignó fue lo que le hicieron a los más de 70 disidentes, con juicios sumarísimos, condenas, etc. No puedo creer que esto esté sucediendo y que el cubano de a pie no quiera hablar, reflexionar, saber de eso. No sé cómo puedo ayudar desde Los Balcanes, sino con mi acción y publicación de la verdad. Hace cuatro años tengo un programa sobre música cubana en Radio B92 y a cada rato digo lo que está pasando en Cuba. Es un programa de música, en un medio donde de la situación cubana lo único que importa es cuándo cambiará el régimen. Quisiera hacer un estudio sobre la literatura cubana del exilio. Tengo mucho ímpetu y me gustaría canalizarlo y no derrocharlo en inútil odio.

Saludos cordiales,
Jenny Perdomo

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Mensaje de saludo a quienes participaron en el encuentro 'Cuba sí, Castro no: Soir de solidarité avec le pueblo cubain, contre la répression et pour la liberté'.

Queridos amigos:

Agradecemos profundamente la solidaridad diaria expresada por ustedes a los 75 pacíficos escritores, economistas, periodistas, defensores de los derechos humanos y opositores encarcelados en marzo pasado, luego de la ola represiva del gobierno de Cuba, solamente por expresar sus ideas con el propósito de mejorar las paupérrimas condiciones de vida del pueblo, contribuir a sacar a la Patria de la crisis política, económica y social actual, y lograr la democracia y el respeto a los derechos humanos.

Hemos transmitido a ellos informaciones acerca de vuestra solidaridad, aunque nos ha resultado muy difícil hacerlo, debido a la permanente vigilancia de la Policía Política durante nuestras visitas, o el férreo control y censura a nuestra correspondencia. Vuestra incansable actividad los fortalece moralmente aún más, y contribuye a que puedan afrontar las terribles condiciones infrahumanas que padecen.

También, diariamente recibimos muestras de apoyo del pueblo cubano, demostrativas de que a pesar de la represión y la propaganda del régimen totalitario impuesto en Cuba, los sufrimientos de los 75 fructifican en la admiración y el amor de los cubanos.

Reciban el agradecimiento de los 75, de sus madres, esposas e hijos.

Miriam Leiva, esposa de Oscar Espinosa Chepe (20 años de prisión)
Gisela Delgado Sablón, esposa de Héctor Palacios Ruiz (25 años)
Loyda Valdés, esposa de Alfredo Felipe Fuentes (26 años)
Blanca Hernández, madre de José Aguiar Ramírez (13 años)
Laura Pollán, esposa de Héctor Maseda (20 años)
Iraida Soledad Rivas, esposa de Roberto de Miranda (20 años)

La Habana, 21 de septiembre de 2003

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Me parece muy bien el análisis del reportaje Hijos de nadie, donde se critica con firmeza la posición ambigua del gobierno español con la emigración cubana. Parece increíble, con la posición europea respecto al régimen de Castro, que todavía pasen estas cosas en España. Soy un español que me siento avergonzado de escuchar tales cosas, porque en definitiva, regularizar a los cubanos que huyen de la dictadura no es mucho problema para España. Eso no incentiva ninguna emigración cubana hacia España, porque que yo sepa, no pueden llegar aquí en pateras, sino que vienen con visado otorgado por el propio consulado español en La Habana, y son sólo unos pocos. Ahora, sólo me pregunto si no era igual con el gobierno de Felipe González, quien por muchos años apoyó a Castro.

Luis Aguirre,
Salamanca

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Acabo de leer el ensayo Cuba y la izquierda, de Juan Antonio Blanco. Vale la pena analizarlo cuidadosamente. Juan Antonio Blanco lo ha escrito pensando en sus compañeros comunistas o, simplemente, "revolucionarios" que no han renunciado al sentido crítico y, si se quiere, al sentido común. Es decir, gentes que se consideran de izquierda, pero que tienen la suficiente lucidez como para advertir que Fidel Castro y la línea conservadora del PC han llevado el país y a sus propios simpatizantes a un callejón sin salida, deslegitimando en el trayecto a la opción ideológica de la izquierda.

Juan Antonio Blanco no quiere eso. Pretende dotar a la izquierda cubana de un discurso político que le permita sobrevivir, luchar y mantener o ganar el poder limpiamente dentro de un sistema democrático como al que inevitablemente arribará Cuba a medio o largo plazo. Blanco sabe que es imposible que Cuba siga siendo permanentemente la excepción comunista en un planeta que abandonó o está en vías de abandonar ese modelo de organización de la sociedad, pero cree que una izquierda moderna no debe renunciar a perfilar una nueva identidad y a buscar su espacio dentro de las preferencias del pueblo cubano.

Naturalmente, yo no estoy de acuerdo con el recetario que Blanco desea aplicar a los problemas que afectan y afectarán a nuestro pueblo, pero me parece magnífico que en nuestro país exista una izquierda respetuosa del Estado de Derecho, tolerante con otras ideologías y dispuesta a convivir con ellas pacífica y respetuosamente dentro de las instituciones que libremente se dé la nación cubana cuando llegue la hora de la democracia.

La verdad es que Cuba necesita de todo el espectro político democrático. Necesita una izquierda como la que Blanco describe, y necesita una derecha civilizada y dialogante. Y entre ambos extremos del arco ideológico, tampoco debe prescindir de ningún grupo dispuesto a colocarse bajo la autoridad de la ley: liberales, democristianos, socialdemócratas, conservadores o comunistas. La pregunta obvia es si seremos capaces de construir ese tipo de sociedad abierta y dialogante tras la amarga experiencia de la larga dictadura de Castro, antecedida por el nefasto período batistiano: más de medio siglo de gobiernos contrarios a los valores democráticos.

Yo creo que sí. Si los españoles superaron el trauma de la Guerra Civil y el franquismo, los chilenos el de la dictadura de Pinochet, y todos los países de Europa del Este la etapa comunista, no veo por qué los cubanos seremos incapaces de transitar pacífica y ordenadamente hacia una apertura democrática que desemboque en un modelo abierto y con garantías para todas las partes. Pero para que ocurra ese proceso es vital que la actual clase dirigente cubana comience a ver con claridad cómo puede reorganizarse, bajo qué premisas y con cuáles objetivos. Por eso me parece tan notoriamente importante lo que acaba de escribir Juan Antonio Blanco.

Carlos Alberto Montaner,
Madrid

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Muy interesante el artículo Nadando entre salmones, sobre el absurdo de irle al equipo contrario, que a mi entender es una forma ilógica de protesta. Creo que esa manifestación viene y se ha desarrollado de otros cubanos que viven en el exilio. Yo vivo también fuera del país, pero no se me ocurriría ponerme contento con una victoria de un equipo contrario al cubano. Por demás, sería incapaz de ofender a un atleta del patio, muy al contrario, lo estimularía a la victoria. Mis conclusiones se basan en que al final nuestros deportistas son parte del pueblo, que unos vivan con algunas cositas más que los demás no es para que les caigamos encima como enemigos. Esta filosofía la tengo con los artistas también. Miren que papelazo el no darle visas a todos esos artistas recientemente para entrar en EE UU y participar en el Grammy, un tremendo error apoyado por gente que no ven más allá de sus cejas.

Encuentro en la Red muchas veces ha publicado artículos que a las claras tratan de demeritar a algunos deportistas cubanos. Ya una vez me quejé por este tipo de escritos. Es cierto que el régimen cubano utiliza sus triunfos en eventos deportivos con fines políticos, como es también cierto que el deporte en Cuba no tiene masividad, ya que es selectivo y en funciones meramente políticas, pero al final de cuentas, los que salen adelante son cubanos y no debemos hacerlos nuestros enemigos, todo lo contrario, que vean en los que viven fuera el deseo de felicitarles y desearles más éxitos. Se suma y no se resta, esa debe ser la mejor filosofía.

Agradezco al autor este escrito informativo de algo anormal. Un país donde se dice que todo es "limpio e incorrupto" y que la gente se ponga a apostar contra los equipos que visten la camiseta de Cuba. Mal estamos realmente.

Cordialmente,
Esteban Romero

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Si no es un músico cubano el autor de La visa de la discordia, por muchas ganas que tenga de entender qué es lo que está a debate, es algo así como "tratar de hacerle un nudo a un plátano", y traduzco al castellano, imposible.

Pedro Luis Ferrer me contaba que en un concierto en el que coincidía con El Guayabero, este le dijo: "gordo, que haces aquí, ¿ya te levantaron la losa?", en otras palabras, si le habían quitado el castigo que había tenido que sufrir después que se le ocurrió hacer una guarachita con el estribillo: "por fin llegó la perestroika, se acabó la vida estoica" o algo así. Los artistas en Cuba se han acostumbrado a realizar su trabajo bajo la mirada firme y aplastante de los comisarios políticos de la cultura, y lo más triste es que el trabajito sucio lo llevan a cabo otros. En Cuba, la cultura se hace por decretos, y si ayer la palabra Miami significaba gusanera, escoria, vendepatria..., hoy Miami es el comando decretado por "el intelectual en jefe" Fidel. Hay artistas en la Isla que tienen una carrera de casi 30 años, y sólo tienen grabados uno o dos discos. Los artistas en Cuba (aunque residan fuera de la Isla) que deseen que su arte sea impuesto por las instituciones oficialistas cubanas en conjunto con las de otros países, tienen que gritar su comprometimiento con el régimen, y aquellos que quieran ser independientes tienen que pagar el precio más alto.

Hay algo muy profundo en todo esto, y es que el dolor tan desgarrador de los cubanos que han padecido prisión por sus posiciones políticas es real, y quizá algunos no sean personas ilustradas. Es posible que si alguien le hubiese preguntado a uno de los poetas o escritores recién encarcelados en Cuba sobre el tema de los Grammy hace un año, hubiesen dicho que detestaban la censura. Es también muy posible que si esos intelectuales presos hoy se enteran de que los ex presos políticos cubanos que radican en Miami han tomado este tema como una cuestión de principios, también ellos apoyen esos principios.

Alina Brouwer

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Cubanos todos: Ha sido un gran placer para mi "encontrarme" con tan atinada publicación. De hace un mes a esta parte dedico a diario un buen rato (de mi jornada laboral) para ponerme al día con la gran variedad de temas, artículos, opiniones, entrevistas, etc., que han ido incluyendo en cada una de las ediciones anteriores.

Amauri Gutiérrez

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Otra vez la prensa "izquierdista" vuelve a armar un escándalo bajo la batuta de Fidel Castro y opta por ignorar la realidad. No me estoy refiriendo específicamente al artículo La visa de la discordia, sino al de El Mundo, (edición impresa del día 3 de septiembre de 2003) al cual el autor se refiere. Aunque parece que tanto el autor como los periodistas de El Mundo no escucharon, no leyeron u optaron por ignorar las decenas de artículos, comentarios, etc., que sobre la tardanza en la solicitud de visas por parte de los artistas cubanos invitados a los Grammy Latinos de este año, aparecieron en diversas publicaciones y otros medios noticiosos de Miami y el resto del mundo. Capítulo aparte son las protestas de diversos grupos de exiliados en Miami. Aunque no se esté de acuerdo con ellos, no creo que se les deba atacar y demonizar tanto, pues simplemente ejercieron un derecho de la misma manera que Artistas Contra la Guerra lo hizo en España. ¿O es que sólo se puede protestar en contra de la guerra de Irak y los Estados Unidos? Las declaraciones de Judicial Watch me parecen igualmente desatinadas, si se hicieron de manera "oficial". Las declaraciones, en cambio, de algunas personalidades artísticas del exilio, hechas a título personal, caen dentro de esos mismos derechos a la libre expresión que no tienen los cubanos que viven en la Isla.

Todo esto no ha sido más que otra maniobra del decrépito dictador cubano, que a conciencia retrasó todo el proceso de solicitud de visas. El objetivo es bastante claro, hacer quedar al exilio otra vez como un montón de intolerantes recalcitrantes a su imagen y semejanza. Esto es lo único que ve esa prensa "progre" que ya mencioné, porque al final ellos se identifican más con Castro que con cualquier exiliado, sin importar su ideología.

Saludos

Ernesto Suárez,
Kansas City, Missouri

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Respecto a la publicación de uno de mis trabajos más recientes: Cuba y la izquierda, desearía hacer una aclaración que estimo necesaria a los lectores.

El que suscribe no ha estado ni está afiliado a ninguna organización disidente dentro o fuera de Cuba. Sin embargo, el acompañar mi artículo con una foto en la que aparecen algunos líderes de organizaciones disidentes que se han autodefinido hasta el presente como socialdemocráticas, podría hacer pensar a algún lector desprevenido que guardo algún tipo de vínculo "orgánico" con ellos. No es cierto. No cuestiono a quienes han decidido afiliarse a alguna organización política disidente de ese corte y me solidarizo, claramente, con algunas de sus ideas y con todas aquellas víctimas de su membresía. Pero, en mi caso, he decidido mantener la condición de libre pensador con obligaciones éticas —pero no políticas— hacia esas organizaciones. No se trata de que recomiende este proceder a otras personas; simplemente esa ha sido mi opción personal. Y desearía que con la publicación de esta carta quede constancia pública de ello.

Juan Antonio Blanco

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Según el libro El Camaján, recientemente publicado en la Isla, Elizardo Sánchez es un presunto agente de la seguridad cubana. Los autores del mencionado libro aseguran que el conocido disidente se llama Juana y que no estaba loca.

Elizardo Sánchez, junto a otros disidentes, goza de nuestro respeto por constituir un reto al totalitarismo castrista y mantener una postura de firme defensa de los derechos humanos, tan flagrantemente violados por el régimen de La Habana.

Él es pues, hasta que se demuestre lo contrario, nuestro amigo. Los verdaderos agentes de la seguridad castrista sí se llaman Juana y, además, están completa y definitivamente locos.

Saludos,
Jesús

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