Actualizado: 25/04/2024 19:17
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Rafael Rojas, Liberales, Conservadores

“Las secuelas de aquellas disputas marcan la historia de Hispanoamérica”

CUBAENCUENTRO entrevista al historiador y ensayista Rafael Rojas, que acaba de publicar Los derechos del alma. Ensayos sobre la querella Liberal-Conservadora en Hispanoamérica (1830–1870)

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El historiador y ensayista Rafael Rojas (Santa Clara, Cuba, 1965) es incansable, acaba de poner a disposición de los lectores su libro número catorce: Los derechos del alma. Ensayos sobre la querella Liberal-Conservadora en Hispanoamérica (1830–1870) (Santillana Ediciones, Taurus Historia, Cide, 2014) que explora, en 10 apartados temáticos (Introducción, I. La esclavitud liberal, II. Viaje de un panfleto, III. Mora en París, IV. Socialismo sin dogma, V. Sarmiento, Alberdi y la Guerra Civil, VI. El despotismo del pasado, VII. La patria de Arboleda, VIII. Plumas que matan, Epílogo), las disputas manifiestas entre los ideales liberales y el conservadurismo de los años 30 a los 70 del siglo XIX en la América hispana.

Un manual de corte académico, suscrito, sin embargo, en una prosa de transparente ritmo que posibilita el acercamiento de muchos lectores no especialistas. Viaje por las guerras civiles hispanoamericanas que estallaron a mediado del siglo XIX en contrapunto con los enfrentamientos en el terreno de la ideas, después del colapso del imperio español en América.

CUBAENCUENTRO pone a disposición de sus lectores la conversación sostenida con el Premio Anagrama de Ensayo, 2006 (Tumbas sin sosiego. El intelectual cubano, la Revolución y el exilio), Primer Premio Internacional de Ensayo Isabel Polanco, 2009 (Las republicas de aire. Utopía y desencanto en la Revolución de Hispanoamérica) y autor de varios ensayos sobre sociedad, literatura cubana y exilio (Isla sin fin, Un banquetecanónico, El estante vacío, La maquina del olvido, La vanguardia peregrina…)

¿Cuáles son las relaciones temáticas de este nuevo libro tuyo con Las repúblicas de aire y La escritura de la independencia? ¿Puede considerarse Los derechos del alma como una continuación, una ampliación, o ensayos de contigüidades con esos textos?

Rafael Rojas (RR): Este libro fue pensado como una prolongación en el tiempo y en la temática de Las repúblicas de aire (2009), donde estudié los dilemas letrados del primer republicanismo hispanoamericano, entre 1810 y 1830. Aquí me interesaba reconstruir la escisión del campo político de la región entre corrientes liberales y conservadoras, que se enfrentaron con las armas y las ideas, a mediados del siglo XIX. Estudio esa escisión a través de las posturas antagónicas que unos y otros adoptaron ante la doctrina de los derechos naturales del hombre.

¿De qué manera influye la Revolución haitiana en el liberalismo hispánico?

(RR): Existe un lugar común en la historia intelectual y política que asegura que el liberalismo hispánico, en el Caribe, fue, en buena medida, una reacción contra la revolución haitiana. Así como el liberalismo francés de la primera mitad del XIX fue la negación del jacobinismo; el hispánico de la misma época ha sido entendido como una conjura del “peligro haitiano”. En el primer capítulo del libro encuentro que, aunque no puede negarse esa reacción, incluso dentro del abolicionismo republicano más tardío, tipo Rafael María de Labra, también hubo asimilaciones del legado anticolonial y antiesclavista de la revolución haitiana desde la época de la Constitución de Cádiz, de 1812, como ilustra el caso del diputado de Aragón, Isidoro de Antillón, que llegan hasta la época de Antonio Maceo en Cuba o Ramón Emeterio Betances en Puerto Rico: dos liberales que admiraban a Toussaint Louverture.

¿Cuál ha sido el papel de México en esta querella entre liberales y conservadores?

(RR): México, como se sabe, vivió una cruenta guerra civil entre liberales y conservadores de 1856 a 1867. Aunque comento algunos debates de aquellos años, me interesé más en polémicas sobre los derechos naturales del hombre que tuvieron lugar antes, como la relacionada con el Diccionario de la lengua revolucionaria de Lorenzo Ignazio Thjulen y la que generaron los ensayos liberales de José María Luis Mora, escritos antes y durante su exilio en París, donde defendía la expropiación de bienes del clero por no ser la Iglesia la propietaria natural de la tierra. Estudié las diatribas del conservadurismo católico mexicano contra aquellos escritos de Mora.

En tu libro recoges 40 años de pugnas entre la corriente liberal y la corriente conservadora en Hispanoamérica: 1830- 1870. ¿Qué pasó después? ¿Esas querellas desaparecen en el siglo XX?

(RR): Enmarco esas disputas letradas entre liberales y conservadores entre 1830 y 1870 porque son esas las décadas que coinciden con las guerras civiles. En la mayoría de los países de la región, los liberales ganaron aquellas guerras y a fines del siglo entramos en un proceso de consolidación del Estado liberal, con las repúblicas positivistas de “orden y progreso”, que representan otro momento histórico. Al volverse positivistas, los propios liberales, como estudió Charles Hale, que habían defendido con las armas y las ideas la doctrina de los derechos naturales, abandonaron aquel paradigma e incorporaron nociones evolucionistas y eugenésicas, que establecían diferencias naturales entre los hombres.

¿Cuáles han sido las secuelas de estos enfrentamientos en nuestras naciones?

(RR): Las secuelas de aquellas disputas marcan la historia de Hispanoamérica, por lo menos, hasta mediados del siglo XX. Ese abandono del paradigma de los derechos naturales del hombre, en que convergieron liberales y conservadores, populistas y socialistas, es, en gran medida, el punto de partida de los experimentos constitucionales y políticos que vivió la región entre la revolución mexicana y la cubana, pasando, naturalmente, por el peronismo, el varguismo y todos los autoritarismos imaginables, de derecha o izquierda.

¿Qué papel jugó el cubano José Martí en esas discusiones?

(RR): José Martí vivió en México y Guatemala durante los primeros años del triunfo de los liberales sobre los conservadores. Su apoyo al liberalismo en ambos países, como escritor público, fue notable. Sin embargo, la evolución posterior de Martí, exiliado en Nueva York, describe un diálogo con la tradición republicana que lo distingue dentro de sus contemporáneos latinoamericanos, que transitaron mayoritariamente hacia el positivismo. Como han observado recientemente, estudiosos como Jorge L. Camacho y Francisco Morán, el positivismo pesó más en Martí que lo que tradicionalmente se admite, pero su republicanismo, me parece, era más fuerte aún, porque fundamentaba la causa de la independencia de Cuba, que era su prioridad.

¿Estamos en presencia de un texto para especialistas? ¿Con qué herramientas debe el lector común abordar estos folios?

(RR): A pesar de ser un texto académico, lo estructuré de forma tal que los posibles lectores no especializados se dejaran llevar por estos trances de lidias determinantes en la historia de Hispanoamérica. Quizás, las herramientas necesarias para abordar estos folios, como tú dices, sean un poco de sensibilidad, espíritu curioso e interés por nuestra historia.


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