Raúl Rivero: 'En Cuba ya no hay revolución'

De visita en Nueva York, el poeta y periodista habló en un panel ante varias generaciones de exilados, periodistas y estudiantes de varias nacionalidades.

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"En Cuba ya no hay revolución, no hay marxismo, ni ninguna ideología", expresó el poeta periodista y disidente cubano Raúl Rivero en el Centro Juan Carlos I, adjunto a la Universidad de Nueva York (NYU). El ex director de Cuba Press fue presentado por un panel compuesto por Paul Berman, Lourdes Gil, Nat Hentoff y Pablo Medina, por invitación del PEN American Center y del Centro Cultural Cubano de Nueva York.

Ante varias generaciones de exilados cubanos, periodistas y estudiantes, de varias nacionalidades (había muchos estadounidenses), Rivero advirtió: "Cuba es un pueblo pobre, infeliz y amargado, con demasiados héroes, y demasiadas víctimas, que cambia cada día, no porque se cayó tal edificio, sino porque se derrumban valores sociales más difíciles de levantar. Hasta ahora el gobierno cubano se había cuidado de no golpear a los disidentes en la calle. Ahora les pega a los ojos de todos, para trasmitir el miedo a la población, y a todos los disidentes los acusa de estar al servicio de Estados Unidos".

En su charla, matizada con poemas, el autor de Poesía sobre la Tierra, hizo énfasis en que dentro de Cuba hay un registro político amplio, y mencionó a la Corriente Socialista Democrática, que dirige Manuel Cuesta Morúa; a los socialdemócratas, de Vladimiro Roca, un desprendimiento del Partido Comunista; al grupo democristiano de Oswaldo Payá, de probada religiosidad; y a la Asamblea para Promover la Sociedad Civil, de Martha Beatriz Roque, más de centro, y la que algunos consideran más afín a Estados Unidos. Aunque aclaró inmediatamente que, en Cuba, los únicos que andan con la bandera estadounidense pegada en las camisetas son los jóvenes que no están en ningún grupo político.

Causaron hilaridad en el público los comentarios del también narrador de Pruebas de Contacto de que la asfixiante propaganda antiimperialista del régimen cubano, ha resultado en una fascinación por el imperialismo, tanta, que el gobierno cubano ha tenido que hacer una Ley prohibiendo entrar en los lugares públicos con la bandera americana. Insistió en que el gobierno de la Isla no puede contra las llamadas telefónicas desde el exilio. Y preguntó: "¿A quién van a creer los cubanos: al anciano Comandante que les exige más sacrificios, o a la propia familia? ¿Cuál es el futuro: las vidrieras vacías de la Isla, o los paquetes que envía la tía de Miami? Ni mil periódicos Granma pueden contra las películas del sábado (pirateadas a los canales americanos). Al cubano no le interesa si matan al bueno de la película, sino el automóvil del malo".

En su charla de casi una hora, el autor de los poemarios Firmado en La Habana y Puente de Guitarra, expresó que hace tres años había en la Isla 127 bibliotecas independientes y que hoy apenas queda un puñado; que los colegios libres de médicos, ingenieros, arquitectos, pedagogos, fueron clausurados. Consideró que por un momento se vio un impulso hacia la sociedad civil, pero ahora el gobierno cubano, a las claras, impone la militarización de la sociedad.


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