Blizzard

Reina María Rodríguez

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para José B.

El arado de nieve hace zigzag
el corta-hielo cava otra mancha de sol
(química)
que luego correrá hasta el mar.
Dos hombres manejan el camión quita-nieve
y cada cierto tiempo prenden un cigarro
contra el cielo naranja.
L nevada o sol de roca
encandila el lugar donde nada sucede,
pero me interesa
la quietud de esos hombres atléticos
que cada madrugada
derriten quince nevadas
y más.
El viento después de la caída
ha vuelto al cielo rosa pálido
(no hay nubes ni pájaros),
la cortina metálica del viento
retumba
en la distancia
y una pala abre un camino solitario.
Allí estás tú, con ella, con el niño
(todos nacidos un once —dices)
un camino paralelo entre rieles
vía de trenes y veleros
fantasmas.
¿Es más grande o más chica tu soledad?
Cierro la cortina de un golpe
(recuerdo un collar de cristal de roca
partido en mi cuello
que me regalaron por Navidad)
y el viento baja purificando
la nieve quimérica.

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