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Actualizado: 25/04/2024 19:17

Emigración

Crece el número de cubanos que llega a Puerto Rico desde República Dominicana

Los cubanos suelen llegar en vuelos comerciales a Dominicana, donde contactan con contrabandistas que cobran entre 1.200 y 2.000 dólares por llevarlos a Isla de Mona.

El número de emigrantes cubanos que llega a la puertorriqueña Isla de Mona en viajes ilegales desde República Dominicana, ha pasado de apenas cinco en el año fiscal estadounidense 2001 a 579 en los últimos nueve meses, según un reporte de la AP.

Con esta ruta, los cubanos eluden el Estrecho de la Florida, fuertemente patrullado. Llegan en vuelos comerciales a República Dominicana, donde contactan con contrabandistas que los llevan a la desértica Isla de Mora, en Puerto Rico, habitada sólo por algunos guardas forestales. Una vez en territorio estadounidense, pueden acogerse a la Ley de Ajuste Cubano.

Un grupo de ocho cubanos que llegó recientemente a la isla relató a la AP que pasó 12 horas en una lancha de un contrabandista humano. Los emigrantes dijeron que durante el viaje temieron ahogarse o ser capturados por las autoridades.

"Oramos durante doce horas, en voz alta o en silencio, pero oramos", dijo Richard Echevarría, uno de los miembros del grupo. Otra embarcación había llegado dos días antes con nueve emigrantes.

Además de sortear las dificultades para salir de Cuba, que incluyen conseguir una visa de República Dominicana, un permiso de salida del gobierno cubano y un pasaje de avión, los emigrantes pagaron cada uno entre 1.200 y 2.000 dólares a los contrabandistas que los transportaron por mar a Isla de Mona.

"Si te oyen hablar con acento cubano en Santo Domingo, alguien se te va a acercar y ofrecerse a arreglarte el viaje", dijo Jorge Bueno, uno de los recién llegados. Otro cubano dijo que no había salido del aeropuerto en la capital dominicana cuando alguien se le acercó con una oferta. "Es muy lucrativo. Es mejor que traficar drogas", comentó Bueno.

Según el reporte de la AP, el viaje a Isla de Mona, que está a mitad de camino entre República Dominicana y Puerto rico, se realiza en embarcaciones ligeras y es azaroso. Muchos han muerto en el Pasaje de la Mona, donde el Atlántico choca con el Mar Caribe y suele ser tormentoso.

Pocos contrabandistas son capturados

En noviembre, un juez federal en Puerto Rico sentenció a cinco dominicanos a penas de entre 10 y 17 años de prisión. Fueron capturados después que su embarcación naufragó con 93 dominicanos a bordo. Al menos siete de ellos se ahogaron.

Fue uno de los escasos fracasos de los contrabandistas. Unos 80 sospechosos fueron arrestados en la República Dominicana en los primeros tres meses de este año, pero casi todos fueron puestos en libertad por falta de pruebas, dijo el almirante Delfín Bautista, comandante de una unidad naval dominicana que busca embarcaciones dedicadas al transporte ilegal de emigrantes.

Los indocumentados, que esperan volver a intentar el viaje, se niegan a prestar testimonio por temor a ser rechazados luego por los contrabandistas.

Cuando un escampavías de la Guardia Costera intercepta una embarcación de contrabandistas, el piloto simula ser uno de los emigrantes, dijo el suboficial Howard Sánchez, del escampavías Matinicus. "No se puede distinguir cuál es el contrabandista, y ninguno de los emigrantes lo delatará", agregó.

Después de poner a salvo a los emigrantes, la Guardia Costera suele incendiar la embarcación o hundirla con tiros de ametralladora.

Los dos grupos de cubanos recogidos en Isla de Mona fueron trasladados por la Aduana puertorriqueña a Boquerón, en el sudoeste de Puerto Rico.

Los emigrantes, exhaustos, dijeron que querían llegar a Estados Unidos continental, principalmente a Florida, donde les aguardaban familiares.

Los que llegan sin dinero reciben ayuda en San Juan de un grupo de mujeres que salieron de Cuba hace décadas y se dedican a ayudar a sus compatriotas recién llegados. Les proporcionan ropa, los ubican en un hotel y ayudan a pagar su viaje a Estados Unidos.

Pero antes de eso, los emigrantes son conducidos a un centro de procesamiento. Los agentes pueden detectar el acento cubano, pero por lo general no toman contacto con las autoridades cubanas para verificar si los indocumentados son realmente cubanos o si tienen antecedentes delictivos.

El capitán James Tunstall, comandante de las operaciones de la Guardia Costera estadounidense en el este del Caribe, afirmó que el tráfico debería contenerse antes de que desemboque en "un hecho catastrófico (…) cuando una embarcación recargada se interne con hombres, mujeres y niños en un mar que puede encresparse mucho con mucha rapidez".

© cubaencuentro

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