Bajo la lluvia, miles de fieles recorrieron calles de La Habana con la Virgen de la Caridad del Cobre en andas, en una de las 90 procesiones autorizadas para la fiesta de la Patrona de Cuba este fin de semana, una cifra inédita que ha sido tomada como síntoma de la mejoría de las relaciones entre el gobierno y la Iglesia Católica, informó la AFP.

"Que la saquen, que la saquen", gritó la multitud en la parroquia Nuestra Señora de la Caridad, ante lo que el cardenal Jaime Ortega decidió iniciar la procesión a pesar del aguacero que cayó la noche del sábado en la capital cubana.

Vestidos en su mayoría de amarillo, el color simbólico de la Caridad del Cobre, los creyentes siguieron, algunos con paraguas y ramos de girasoles, la imagen que recorrió en una urna de cristal varias calles del municipio Centro Habana.

"Ni el agua pudo detenernos. Estamos aquí firmes con la Virgen", dijo a la AFP Limbania, de 60 años, una técnica jubilada de un centro azucarero de Artemisa, en las afueras de la provincia de La Habana.

Junto a ella, su amiga Teresa Soto, farmacéutica jubilada, de 57 años, afirmó que es una muestra de que los cubanos son un pueblo muy religioso. "Lo que pasa es que antes se reprimía a la religión; pero ahora hay más apertura", afirmó.

En la Isla, la Iglesia Católica y el Estado se mantuvieron enfrentados, con altas y bajas, hasta comienzos de la década de los años noventa, cuando empezaron a mejorar sus relaciones.

Las procesiones estuvieron suspendidas desde la década de los sesenta y fueron restablecidas tras la histórica visita del Papa Juan Pablo II, del 21 al 25 de enero de 1998, aunque aún es el régimen el que las autoriza o prohíbe, por lo general de acuerdo con las características de la localidad y de las relaciones de su iglesia con el gobierno.

Las 90 procesiones autorizadas este año son una cifra sin precedentes.

"Es el pueblo que tiene una gran devoción (...) y ha querido poco a poco ir recuperando esto que era como una tradición", declaró a la AFP un vocero de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba.

Este año también fueron autorizadas unas 10 alocuciones radiales de obispos en distintas ciudades de la Isla. La Iglesia reclama desde hace décadas mayor acceso a los medios de comunicación, todos bajo control del régimen.

En julio pasado se reunió por primera vez en Cuba el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), que dio espaldarazo a la Iglesia cubana y dijo haber constado un clima de "apertura" y "diálogo" con el gobierno, aunque pidió más facilidades para el desarrollo de la misión evangelizadora.

Una parte de la población cubana es atea, pero la mayoría, un 70% de los 11,2 millones de habitantes, profesa el sincretismo religioso, con un fuerte ascendente de origen africano.

La Patrona de Cuba es una virgen mulata que, según la creencia, hizo una aparición en 1612 en la Bahía de Nipe (noreste) y que en la Santería —culto yoruba— es Ochún, orisha de las aguas dulces, la sensualidad, el amor y la fertilidad.

Mientras enciende una vela amarilla, Irma Roque, de 70 años, dijo haber "dado de comer" durante 35 años a Ochún, llevándole al río calabaza, miel y hasta gallinas sacrificadas.

"Por la vida de mi madre, y la salvó de un cáncer", afirmó Roque.

Al comenzar la misa, el cardenal Ortega destacó la "hermosa demostración de fe" de marchar por la Virgen bajo el aguacero. "Es una muestra de que podemos siempre con la ayuda de Dios hacer las cosas que parecen difíciles y podemos vencer las dificultades".

"Esta ha sido la procesión más bonita de todos estos años", dijo el cardenal, tras volver todos empapados.

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