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Actualizado: 02/05/2024 23:14

Tabacos, Habanos, EEUU

No embargo, no habanos

Los puros cubanos continuarán siendo la “fruta prohibida” para los estadounidenses durante algún tiempo, incluso si mañana se levantara el embargo comercial y económico

En el caso de que el embargo comercial al Gobierno de La Habana se levante en el futuro cercano, es probable que Cuba no esté preparada para la venta de tabacos a Estados Unidos, informa The Wall Street Journal Americas.

Entre 2009 y 2014, la cantidad de tabaco cultivado en Cuba disminuyó 65 %, a 8.795 hectáreas, y la producción anual descendió 21 %, a unas 20.000 toneladas, según los datos más recientes de la Oficina Nacional de Estadística e Información de Cuba. La Isla exportó 91 millones de puros en 2014, un declive de 58 % comparado con 2006.

Una tarde reciente, Frank Robaina observaba unas 20 hectáreas de terreno, en su mayoría sin cultivar, cerca de sus propios campos. Solía ser una de las plantaciones de tabaco de mayor calidad de Cuba. Ahora, arbustos espinosos de unos 2,5 metros conocidos como marabú ahogan la fértil tierra roja.

Robaina, miembro de una de las principales familias tabacaleras del país, dice que tienen dos problemas: “recursos y pagos”. Los cultivadores no siempre reciben lo que requieren de las cooperativas respaldadas por el Estado, como fertilizante, combustible y otras necesidades. Y el Gobierno, que compra todo el tabaco producido, paga muy poco en relación con otros cultivos, afirma.

El resultado, dice, es que muchos cultivadores han decidido que no vale la pena sembrar tabaco.

La empresa estatal Tabacuba busca prepararse para el caso de que se levante el embargo. Para ello ha implementado medidas para elevar la producción, incluyendo pagos más altos por las hojas de tabaco secas y capacitación para más trabajadores en el arte de enrollar puros a mano.

La meta es aumentar en 20 % la producción anual durante los próximos cinco años, señala Inocente Núñez Blanco, copresidente de Corporación Habanos S.A., una empresa conjunta entre el Gobierno cubano y la tabacalera británica Imperial Brands PLC para comercializar en exclusividad los puros cubanos en el resto del mundo. El ejecutivo dice que la compañía se está esforzando para satisfacer el previsto aumento de la demanda.

Es difícil calcular en cuánto y cuán rápido podría Cuba expandir la producción. La mayoría de la tierra es arada con bueyes o tractores fabricados en los años 40. Los fertilizantes deben ser importados de Venezuela. A menudo, los despachos se demoran porque las cajas de puros no llegan a tiempo, dicen trabajadores.

El gobierno compra toda la cosecha y la envía a unas 40 plantas donde las hojas son enrolladas en puros para exportar. Habanos vende el producto final alrededor del mundo. En 2000, Imperial firmó un acuerdo a 100 años para ser el socio exclusivo de Cuba, dice Fernando Domínguez, director de la división de cigarros de alta calidad de Imperial. Ese pacto podría limitar la capacidad del Gobierno de conseguir ayuda extranjera adicional para impulsar la producción.

Por el momento, los cultivadores cubanos no están ansiosos por sembrar tabaco. Miguel Veloz, que alquila un terreno, dice que siembra pepinos, no tabaco, porque crecen el doble de rápido y generan 40 % más de ingresos. Los cultivadores de verduras tienen permitido elevar sus ingresos excediendo sus cuotas de siembra, una bonificación diseñada a impulsar la producción en un país que importa más de 60 % de sus alimentos. Los cultivadores de tabaco no pueden participar, dice Veloz.

El Gobierno cubano controla cada aspecto de la producción. Canaliza los insumos que necesitan los cultivadores a través de las cooperativas agrícolas, que, según los tabacaleros, establecen cuotas para los miembros y retienen 2 % de los ingresos.

La familia Robaina ha sido fiel al tabaco. Después que Fidel Castro llegó al poder, las grandes haciendas fueron nacionalizadas, pero pequeños cultivadores como los Robaina pudieron mantener sus tierras como parte de cooperativas. Otras familias empezaron a cultivar en Nicaragua y Honduras.

Cosechar tabaco es agotador, por lo que es difícil encontrar trabajadores. Hirochi Robaina, primo de Frank, paga 1.680 pesos al mes (unos $70) a los recolectores, casi el triple del ingreso medio mensual de la Isla, y da una bonificación de unos 125 pesos ($5) a los que no faltan ni un día durante un mes.

Lo que más les preocupa a los Robaina es la producción. Los puros de alta calidad se enrollan a mano, lo que en sí es un arte cuyo perfeccionamiento requiere años.

En el tercer piso de la fábrica La Corona, en el centro de La Habana, más de 300 trabajadores se sientan en mesas de madera enrollando tabaco. Cada empleado produce alrededor de 100 puros al día. Mercedes Lores, de 51 años, gana entre $75 y $100 al mes, casi el doble de lo que gana un profesional de la salud o un profesor, según ella y sus compañeros. De hecho, muchos enfermeros y profesores prefieren dedicarse a enrollar tabaco.

Habanos tiene 140 tiendas Casa del Habano en el mundo. Luis Sánchez-Harguindey, su copresidente, dice que cuando se levante el embargo, planean abrir locales en las principales ciudades de EEUU.

Sin embargo, las normas recién anunciadas por la Dirección de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (DFA) pudieran mantener alejados los puros cubanos del mercado norteamericano por lo menos dos años después que se levante el embargo. E incluso entonces, los fumadores probablemente no tengan acceso a todos los tipos de puros cubanos disponibles en otros países, informa el diario Tampa Bay Times.

Según las nuevas normas de la FDA, los cigarrillos electrónicos, vaporizadores personales y puros que entraron al mercado estadounidense después del 15 de febrero del 2007, tienen que presentar informes destallados de sus ingredientes y procesos de manufactura. Es un proceso normativo similar a como la FDA norma al sector de los cigarrillos.

La FDA calcula que el proceso de solicitud debe demorar unas 1.700 horas para los fabricantes de puros. La industria tabacalera dice que pudiera llegar a 5.000 horas. Así las cosas, un informe completo pudiera demorar un par de años.

De manera que si el embargo se levantara en 2017, por ejemplo, los puros cubanos no podrían venderse hasta 2019. Y eso es si Habanos S.A. comenzara el proceso con la FDA en el mismo instante que el embargo quede sin efecto.

Los puros que ya se venden en EEUU pueden mantenerse en el mercado durante el proceso, pero los nuevos no pueden venderse hasta que reciban la autorización de la FDA.

Aunque algunas marcas de puros cubanos tuvieron presencia en el mercado estadounidense antes del embargo, tienen que cumplir todas las nuevas normas, dijo Haynes.

“La FDA no reconoce en las nuevas normas productos que se vendieron en los años 1950 y 1960”, afirma Bryan Haynes, socio del bufete de abogados Troutman Sanders, de Atlanta, que representa a compañías tabacaleras.

Solo cerca de 3 % de los cigarros de alta calidad consumidos en EEUU son cubanos, estiman expertos. Habanos, la empresa conjunta entre Cuba e Imperial, ha proyectado que el fin del embargo elevaría ese porcentaje hasta 30 %, lo que aumentaría en hasta 60 % sus ingresos, el equivalente a $680 millones.

Richard Feinberg, experto de Latin America Initiative, un grupo especializado de expertos del Brookings Institution, ha estimado que el mercado estadounidense de puros pudiera inyectar unos $200 millones a la economía cubana, aunque la proyección fue anterior a las nuevas normas de la FDA.

Simon Evans, portavoz de la tabacalera Imperial Tobacco, con sede en Londres y que es el aliado internacional de distribución de Habanos, reconoció que la nueva política de la FDA significará obstáculos.

“No hay duda que las normas afectarán el mercado y harán aumentar algunos costos operativos”, dijo. “Sería tonto especular cuándo van a levantar el embargo. Sin embargo, el equipo de Habanos sigue trabajando duro para estar preparados cuando eso ocurra”.

Los estadounidenses que visitan Cuba pueden traer puros para su consumo personal, por un límite de $100, que fue una de las cosas autorizadas por el gobierno federal en los últimos 18 meses.

Pero eso no significa mucho, dijo Borysiewicz. Una caja de puros habanos de primera calidad cuesta entre $200 y $500.

Si el embargo se levanta, entonces las leyes estadounidenses que rigen la importación de tabaco para uso personal desde Cuba serían las mismas que para cualquier otro país, lo que significa aproximadamente 100 puros con un valor máximo de $800.

© cubaencuentro

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