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Actualizado: 18/04/2024 23:36

Cage, Cine, Arte 7

La autoparodia como catarsis

Nicolas Cage ha decidido interpretar a Nicolas Cage, o a lo que se ha proyectado públicamente como él y lo que Cage mismo ha llevado a la pantalla, al repetirse filme tras filme

Nicolas Cage tuvo una carrera prolífica y de ascenso indetenible. Después de debutar con su verdadero apellido, Coppola, en Fast Times at Ridgemont High, se cambió el nombre a Cage, para que nadie pensara que sus oportunidades cinematográficas le llegaban de alguna manera a través de su famoso tío, Francis Ford Coppola.

Tras un buen papel, ya con su nuevo apellido, en Rumble Fish (está bien, esta fue dirigida por su tío, era solamente 1983), sus actuaciones mejoraban y sus papeles se volvían más importantes. Ahí están Raising Arizona (1987), Moonstruck (1987), Vampire’s Kiss (1988), Wild at Heart (1990) y culminando con Honeymoon in Vegas (1992), que le valiera el Oscar, se convirtió en un actor aplaudido por el público y la crítica y en constante demanda por los mejores directores (los hermanos Coen, Norman Jewison, David Lynch y muchos más). Había llegado a la cima de su carrera con apenas 28 años. Era un actor de estilo peculiar que interpretaba personajes peculiares.

Todavía, tras el Oscar, hizo algunos papeles bastante aceptables, en filmes interesantes como Red Rock West (1993) y Guarding Tess (1994), pero a partir de ahí, con contadas excepciones, comenzó a participar y a producir una serie de filmes que iban de mediocres a malos, en los cuales interpretaba personajes que se parecían demasiado a la figura pública de… Nicolas Cage. Ver su nombre asociado a un filme parecía una garantía de que la película no servía para nada. Su amigo Sean Penn declaró en una entrevista que Nicolas Cage fue un gran actor que se convirtió en un personaje. Tenía toda la razón y se dejaron de hablar.

Se ha escrito mucho sobre su vida personal, se ha especulado sobre problemas financieros y enfrentamientos con directores, actores y productores. Se le ha acusado de arrogancia. No me interesa mucho indagar en la vida personal de los actores o de los directores, me limito a aceptar su personalidad pública que, por supuesto, siempre refleja algo de lo que pasa en privado.

Parece que finalmente, Cage se ha dado cuenta del tortuoso camino hacia el olvido que había tomado y ha asumido una actitud humorística sobre sí mismo. Ha dejado de tomarse en serio como personaje y ha decidido, al parecer volver a ser actor. Regresar a la máscara, esconder los problemas personales, interpretar a otros. O sea, lo que debe hacer un buen histrión.

Para ello ha escogido un camino curioso, pero que quizá es la única forma de exorcismo a la que puede acudir alguien que ha caído del Olimpo. En The Unbearable Weight of Massive Talent, Nicolas Cage ha decidido interpretar a Nicolas Cage, o a lo que se ha proyectado públicamente como él y lo que Cage mismo ha llevado a la pantalla, al repetirse filme tras filme. Es una autoparodia efectiva que puede muy bien ser la psicoterapia artística que lo lleve finalmente a la catarsis.

No que el filme tenga mucho de arte. Es meramente una divertida comedia en la cual Nicolas Cage, quien se encuentra necesitado de trabajo, despreciado por directores y otros actores, y, aparentemente con problemas económicos, acepta una oferta de un millón de dólares, para aparecer en el cumpleaños de un multimillonario español que es un superfan de Cage.

Por supuesto, es una comedia de enredos y no todo es lo que parece. El millonario, Javi Gutiérrez, está siendo vigilado por la CIA por supuesta participación en un cartel de drogas. La CIA recluta a Cage para que los ayude a capturar a Javi en alguna negociación ilícita y la vida se le va enredando al pobre actor y las consecuencias afectan a su familia también.

Contar más sería arruinar el placer de disfrutar esta comedia. Es un filme que hará las delicias de los fanáticos de Cage y que puede ser bien gozado por los cinéfilos, ya que está lleno de alusiones. Pero no hay que ser un devoto del cine ni un gran conocedor para reírse con las peripecias de la trama.

Esto es cine convencional sin pretensiones. A veces parece que falta química entre Cage y Pedro Pascal, el actor chileno que interpreta a Javi, y muchas de las secuencias son de un cine muy trillado, una versión pobre del cine de James Bond, poblada de estereotipos, pero dada su ligereza y su ironía, es un producto agradable, que se puede ver sin complicaciones y que mantiene la sonrisa del espectador.

Tom Gormican, (The Awkward Moment), en su segundo largometraje, que también escribió, se las arregla para armonizar los elementos trillados de la comedia de enredos y el faux thriller, y así lograr que los estereotipos que utiliza, no molesten y que los personajes tengan vida propia. Una buena idea fue hacer aparecer a cada rato, a una especie de angelito de la guardia, que no se sabe si es bueno o malo, que solamente Nicolas puede ver, y que es Nick Cage, interpretado por el propio Cage. Es un recurso hilarante, que funciona y aumenta la fuerza de la autoparodia. También Cage replica fragmentos de algunos de sus más reconocibles roles.

El elenco cumple su cometido, Tiffany Haddish como la agente de la CIA, Sharon Horgan como la ex de Cage y Paco León como el primo de Javi, están muy eficientes en sus papeles de apoyo. La fotografía de Nigel Bluck (Deadpool, The Lord of the Rings), aprovecha muy bien la belleza de los paisajes de la costa croata, la cual toma el lugar de la costa española y responde muy bien a las necesidades del filme. Se mueve entre interiores y exteriores, panorámicas y primeros planos, con fluidez y agilidad.

Ojalá que este modesto filme devuelva al actor Nicolas Cage y sus próximos proyectos estén acordes con su masivo talento.

The Unbearable Weight of Massive Talent (EEUU, 2022). Dirección: Tom Gormican. Guion: Tom Gormican y Kevin Etten. Director de fotografía: Nigel Bluck. Con: Nicolas Cage, Pedro Pascal, Tiffany Haddish, Sharon Horgan y Paco León. De estreno amplio en todo Estados Unidos.

© cubaencuentro

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