Música, Música cubana, Celia Cruz
Siempre Celia a 19 años de su muerte
“La Guarachera de Cuba”, figura clave de la música popular cubana
Celia Caridad Cruz Alfonso (La Habana, 21 de octubre de 1925-Nueva Jersey, Estados Unidos, 16 de julio de 2003): sencillamente La Reina de la Salsa, La Guarachera de Cuba, figura clave en el ámbito de la música afrocaribeña, acreditada como la mayor exponente de las modalidades de la música popular afrocubana en la incursión del son, son montuno, rock-chá, montuno, guaguancó, guaracha y bolero. En los espacios de la salsa, su presencia es determinante. El pasado sábado 16 de julio, hace 19 años, la intérprete de “Quimbara” dejó de estar físicamente entre nosotros.
Diecinueve años sin ¡Azúcar! ¡Bemba colorá! ¡El yerberito llegó!: cubana hasta la médula, llevó –durante más de 50 años— a todos los rincones del planeta la sandunga de la Isla que la vio nacer. 22 Discos de Oro, 5 Premios Grammy. “Cao Cao Maní Picao” y “Burundanga”, sus primeros éxitos con La Sonora Matancera. Su vida fue una larga guaracha sabrosona. Comenzó cantando un tango y terminó con una conga-fusión de timba, hip hop y reggaetón: la negra siempre tuvo tumbao.
Dejó un catálogo de 37 álbumes de estudio, complementado con grabaciones colaterales, discos de conciertos en vivo y colaboraciones con otros vocalistas (Oscar de León, Vicente Fernández, Los Fabulosos Cadillacs, Gloria Stefan…). ¡Azúcar!: su póliza identificativa, apremio al jolgorio guarachero en un convite de comparsa, festividad y bembé. Carismática, pero nunca envuelta en asuntos de chismes faranduleros, se convirtió en insignia de la cultura afrolatina reconocida y admirada a nivel mundial. Sin embargo, en el país que la vio nacer su imagen es silenciada por el gobierno.
Entre los más de 20 fonogramas que tengo de Celia Cruz, me detengo en Celia & Johnny (Vaya Records, 1974): proyecto que la cantante habanera grabó con el flautista dominicano Johnny Pacheco (1925-2021); y en su penúltima grabación La negra tiene tumbao (Sony Music, 2001). “Quimbara”, “Toro mata”, “Vieja Luna”, “El paso del mulo”, “Lo tuyo es mental, “Canto a La Habana”, “Ño Mercedes”, “El tumbao y Celia”, “El pregón del pescador”, “Taita bilongo”, “Corazón de rumba”, “La negra tiene tumbao”, “Pa’rriba no va”, “Hay que empezar otra vez”, “El paso del mulo”, “Tengo el Idde” y “Déjame vivir”: piezas notables del amplio repertorio de la vocalista antillana.
Guaguancó, bolero, guaracha, pregón, plena-bomba, tumbao, son montuno, chachachá, hip-hop, rap y timba. Instrumentos percutivos del caribe, sección de metales, piano, bajo y guitarra tres en conjunción de las raíces de las cadencias ejecutadas. Celia & Johnny se enclava en la tradición sonera-guarachera; mientras que La negra tiene tumbao, explora sonoridades de la música urbana en diálogo con avenencias soneras.
Sobresale el sensual arreglo al bolero “Vieja luna”: Celia lo modula con fraseo preciso en complicidad con trompetas y clústeres de un piano refugiado en lirica dilucidación. “El paso del mulo”: sabroso montuno-chá de contagiosa invitación bailable (“Mulito, camina pa’lante…”). “Tengo el Idde”: guaracha-plena de incitante colorido. “Lo tuyo es mental”: (“Qué pena me da tu caso / lo tuyo es mental…”), plena-guaracha de lúdica consonancia rítmica. “Canto a La Habana”: montuno sustentado en improvisaciones que rematan en estribillo contagioso: una de las grandes vocalizaciones de la guarachera de Cuba (“…pero Pacheco, La Habana no tiene comparación”). “Ño Mercedes”: bomba de sabrosa costura que Celia pregona con cabal oficio.
El disco se calienta con “El tumbao y Celia”, composición que Johnny Pacheco escribió especialmente para la cubana. Desborde de compases con introito de mambo que da entrada a un incitante tumbao (“Ahora sí, que sí, llegó para gozar…”). Metales y percusiones en connivencia con las improvisaciones de Celia que se montaen los arpegios en la conformación de una atmósfera singular. “El pregón del pescador”: son-pregón secundado por ecos de una guitarra tres de oficiosos trinados montuneros. Celia & Johnny: puerto clave en la prodigiosa trayectoria de Celia Cruz
La negra tiene tumbao: viraje en las vocalizaciones de la guarachera que hace guiño al reguetón desde su timbre inigualable. Sobresalen “Pa’rriba no va”, “Corazón de rumba”, “Déjame vivir”, “Taita Bilongo” y “Sin clave no hay Son”: muestrario de los empalmes rítmicos siempre concurrentes en todas las producciones musicales de Celia Cruz.
© cubaencuentro
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