El poeta Rafael Alcides renunció a ser miembro de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac) en una carta enviada al presidente de esa institución, Miguel Barnet.

En su carta, recibida en la redacción de CUBAENCUENTRO, Alcides expresa:

“En vista de que ya a mis libros no los dejan entrar en Cuba ni por la aduana ni por el correo, lo que es igual a prohibirme como autor, renuncio a la UNEAC”.

Alcides, de 81 años, miembro de la llamada “Generación de los 50”, también devolvió la Medalla Conmemorativa del 50 aniversario de la UNEAC que había recibido como fundador de esa entidad.

“Lo demás de esa casona tan mía en otro tiempo, son mis recuerdos, y estos, por personales, se irán conmigo. Entre esos recuerdos, el de los buenos amigos hallados en la Unión de entonces, tesoros de mi juventud, lo que de aquel gran sueño fracasado me queda, figuras a las que quiero aunque no piensen como yo y que me quieren aunque no se atrevan a visitarme”, agrega Alcides en su carta.

Nacido en Bayamo, en el oriente de Cuba, el 9 de junio de 1933, poeta, narrador y periodista, durante varios años Alcides fue productor, director y escritor de radio. Dio a conocer a muchos poetas cubanos a través del programa “En su lugar la poesía”. Colaborador de las revistas Unión, Casa de las Américas, La Gaceta de Cuba y Encuentro de la Cultura Cubana. En 1965 obtuvo mención en el Concurso Casa de las Américas por su novela Contracastro.

Entre sus libros se encuentran Himnos de montaña (1961), Gitana (1962), La pata de palo (1967), Agradecido como un perro (1983. 2ed. 1990) Nadie (1993), Noche en el recuerdo (1989) Y se mueren, y vuelven, y se mueren (1989).

En los últimos meses la editorial riojana Pepitas de Calabaza publicó su libro Un cuento de hadas que termina mal y la editorial sevillana Renacimiento un volumen con su poesía.

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