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Actualizado: 17/05/2024 12:58

Política

La democracia según Rafael Correa

«No podemos permitir que un traidor llegue al poder y soportarlo cuatro años», afirma uno de los candidatos de izquierda a la presidencia de Ecuador.

Portador de un "nuevo" concepto de democracia, admite que no le preocupan mucho las revueltas populares que revientan gobiernos, porque lo "importante" es que los presidentes que no cumplan "se vayan a la calle". Aunque prefiere que eso suceda bajo leyes revocatorias, explica sin vacilación que democracia "no es aguantar cuatro años a un presidente traidor". Dice que vería bien una revuelta en Bolivia, si su colega ideológico Evo Morales desatiende las promesas electorales.

En medio de tensas protestas de las organizaciones indígenas de su país en oposición al Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos (TLC), Rafael Correa Delgado, candidato a la presidencia de Ecuador por el Movimiento Patria Altiva y Soberana (PAIS, izquierda), pasó por España para reunirse con la numerosa comunidad ecuatoriana y con políticos locales. Según datos del Instituto Nacional de Estadísticas de España (INE), 487.239 ecuatorianos están empadronados en este país. Por primera vez, muchos de ellos tendrán derecho a voto en los comicios presidenciales del próximo 28 de octubre.

De acuerdo con algunas encuestas, Correa va entre segundo y tercero en la intención de voto. Animado a subirse al tren rojo-intenso que recorre Latinoamérica, no oculta su admiración por la Venezuela de Hugo Chávez o la Cuba de Fidel Castro.

Pese a que lo niega, parece decidido a explotar la franquicia del chavismo, de éxito probado en Bolivia y quién sabe si próximamente también en Perú y Ecuador.

El presidente de su país decretó recientemente el estado de emergencia en algunas provincias, por los bloqueos de indígenas que protestan contra el TLC. ¿Cuál es su posición con respecto a este tratado con Estados Unidos?

De rechazo absoluto. He sido de los más grandes críticos de ese tratado, y no por fundamentalismo ideológico, porque yo he estudiado el aperturismo en América Latina. Sé lo que pasó en México con el TLC y sus condiciones. Si ya esos tratados son tremendamente perniciosos para países con una moneda nacional, que pueden corregir los desequilibrios externos comerciales, devaluando o depreciando su moneda, serían ya el acabose de la patria para un país como Ecuador, que cometió la barbaridad de renunciar a su moneda nacional y actualmente tiene una moneda extranjera dura, como el dólar.

¿No comparte usted la posición de Lula, que pide un Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) reformada, con varias exigencias por parte de Brasil; es decir, una política intermedia entre el rechazo y la aceptación absoluta?

Nadie está contra el comercio, estamos contra el bobo aperturismo. ¿Los países para qué comercian? Para enriquecerse, para hacer crecer su base productiva, para generar empleo… Pero si sabemos que un tratado con EE UU, el país más competitivo del mundo, que subsidia sus bienes, va a destrozar nuestra agricultura, va a generar más desempleo, ¿para qué vamos a meternos en eso? Tenemos que buscar un comercio inteligente que nos ayude a desarrollarnos. Sobre el ALCA, tengo serias dudas, aunque haya reformas. Porque, entre otras cosas, si usted tiene una moneda dura, tiene que conservar la política comercial.

¿No le suena raro el uso del concepto "revolución constitucional" en momentos en que buena parte de la izquierda democrática internacional prefiere hablar de "reformas"?

No, nosotros no estamos hablando de reformas; no estamos hablando de hacer menos malo lo que se venía haciendo. Hablamos de hacer un cambio de paradigma. El modelo de una democracia seudorepresentativa no da más, ha finalizado sólo por representar a los partidos políticos y sus intereses; el modelo neoliberal, en lo económico y lo social, no da más. Hay que hacer algo nuevo y mejor.

Por eso estamos hablando de una revolución constitucional, y nos ratificamos en ese término, que a nadie tiene que asustar. Nombramos al mejor ecuatoriano de todos los tiempos, a Don Eloy Alfaro, que fue el único que hizo una verdadera revolución en Ecuador. Nosotros queremos hacer una revolución pacífica, dentro del marco democrático y de la Constitución, pero una revolución. Un cambio radical, profundo y rápido.

¿Existe ese paradigma o va a reinventarlo?

Así es, hay que crearlo. Pero, por lo pronto, en el campo político está muy claro. La democracia representativa, ese sistema que se ideó hace tres siglos, no tiene razón de ser en el siglo XXI. Antes, cuando recién se independizaban nuestras naciones, se designaba a un representante para que fuera a Panamá al Congreso Anfictiónico, y después de nueve meses regresaba y le contaba lo que había hecho. Ahí se requería una democracia representativa.

En el siglo XXI, cuando sabemos en tiempo real qué está sucediendo, los ciudadanos queremos que nos consulten, que seamos los que decidamos. Esa democracia, en Ecuador, ni siquiera fue representativa.

Insisto, sólo representa a estas mafias llamadas partidos políticos. Hay que ir a una democracia verdaderamente participativa, donde se empodere al ciudadano. En estos momentos, el ciudadano de Ecuador está totalmente sometido a la partidocracia. En el campo económico, esa revolución consiste en cambiar un sistema rentista-financiero, que privilegia la especulación financiera, por un modelo económico que privilegie al creador de riqueza, al empresario, al microempresario, al campesino… con especial énfasis en la economía popular.

Es decir, esa forma de organización bastante autóctona de nuestro país: la pequeña escala, que además de generar riqueza y empleo, distribuye de mejor manera esa riqueza. Y en el campo social, parar el absurdo de que sólo el que tiene dinero puede educarse y sanarse adecuadamente.

Sin embargo, algunos opinan que estos experimentos han fracasado, desde Lenin y Stalin, pasando por la Cuba de Castro y la Venezuela de Chávez…

¿Quién ha hablado de estatismo? Creo que los modelos de Lenin, Stalin y Cuba tendrán que reformarse. Yo no soy estatista. Creo que en Ecuador debe haber 12 millones de empresarios, pero empresario no es sólo el que tiene millones de dólares y habla inglés.

Empresarios son también nuestros emigrantes en España, que cuánto arriesgaron para emprender una nueva vida. También nuestros indígenas. Todas esas formas de crear empresas deben ser apoyadas. Eso es lo que se llama socialismo del siglo XXI. No comparto con usted la idea de que Venezuela ha fracasado. Venezuela, junto a Argentina, es el país que más crece en América Latina. ¿Qué más se puede pedir?

Pero según datos del propio gobierno, hoy Venezuela es un 10% más pobre que antes que Hugo Chávez llegara al poder…

Probablemente la pobreza absoluta creció, pero fue por toda la crisis que sufrió Venezuela. Recuerden que tuvo un boicot petrolero. Ha habido muchos conflictos, porque cualquier cambio va a tener la resistencia de la oligarquía. El problema, al final del día, es político. Hay que cambiar el poder político, y los que lo manejan no lo van a entregar tan ingenuamente.

¿Se considera usted una franquicia del chavismo?

No. De ninguna manera. Ya basta de relacionarlo todo con Chávez, por favor. Por ejemplo, la integración latinoamericana no es idea de Chávez, es idea de Bolívar. Todo latinoamericano debe ser bolivariano, así como todo ecuatoriano debe ser alfarista. E insisto, Alfaro fue revolucionario. Nosotros somos de la izquierda moderna, y no creo que la izquierda esté rechazando la palabra revolución. Lo que está es superando los modelos estatistas que nunca funcionaron. Hay que crear el socialismo del siglo XXI.

¿Hay dos izquierdas en Latinoamérica?

No lo creo. Creo que se está buscando una nueva izquierda, que muchos la han enunciado, que todos tenemos oportunidad de construir, pero que todavía no está adecuadamente racionalizada.

Lula y Bachelet le caen mejor a la derecha, a diferencia de Kirchner y Chávez…

Hay cosas en común y cosas que las dividen. Otras son por simpatías personales. Fíjese usted, en Venezuela, Chávez le cae mal a la oligarquía porque tal vez es morenito, feo, etcétera, a tal punto que luchando contra el "dictador Chávez", en 2002, lo sacan del poder para poner al presidente de Fedecámaras. Imagínese ese descaro. ¿Qué otro presidente de América Latina ha puesto a disposición su cargo en un referéndum? ¿Qué más legitimidad democrática que la de ese gobierno?

¿Qué cree de la situación en Cuba?

Cuba es ejemplo de dignidad, de resistencia. No soy nadie para decirle los cambios que tienen que hacer. Creo que hay cosas que hay que cambiar, pero sé que la sabiduría del pueblo cubano sabrá encontrar esa respuesta. Mi gobierno tendría una relación con Cuba de apoyo y solidaridad, como con todos los países latinoamericanos.

¿Sabe usted que en estos momentos la izquierda opositora en Cuba es reprimida por el gobierno, tanto como la derecha?

Eso yo no lo conozco. En todo caso, le insisto: creo que Cuba tiene grandes éxitos y grandes problemas. ¿Qué otro país de Latinoamérica subsistiría con un bloqueo de Estados Unidos? Cuba ha subsistido 40 años. Otro país de la región hubiera subsistido cuatro meses. Tampoco podemos dejar de lado esa agresión permanente hacia el pueblo cubano.

Usted ha dicho recientemente que las relaciones de Ecuador con Venezuela serán en calidad de país soberano. Sin embargo, ¿no cree que el hecho de que Venezuela haya comprado parte de la deuda ecuatoriana podría convertir a su país en un Estado clientelar del vecino?

¿Quién dijo que Venezuela compró parte de la deuda del Ecuador? Se pusieron 700 millones en bonos en el mercado internacional y Venezuela compró 25 millones, como pudo haber comprado cualquier otro país. Pero eso de ninguna manera significa condicionamiento. Es más, si yo hubiera sido el ministro, hubiera anclado esa emisión para que Venezuela me comprara 300 millones y de ahí poder negociar una posición más fuerte. Eso sólo es cooperación entre países.

¿Cuál es su posición en torno al conflicto colombiano? ¿En qué puede ayudar Ecuador?

Bueno, en qué puede ayudar Ecuador y en qué pueden ayudar a Ecuador. Porque estamos peleando en una guerra que no es nuestra y las políticas militaristas de Uribe nos están pasando factura. Tenemos en estos momentos ocho mil soldados en la frontera, decenas de miles de refugiados colombianos en las provincias del norte, también se fumiga con giflosato desde avionetas y se pasa al lado nuestro de la frontera, se mata cultivo de nuestros agricultores y algunas veces a nuestros propios agricultores… ¿Hasta cuándo? Nosotros respetamos mucho al pueblo colombiano, pero pedimos también respeto. Si Uribe ha decidido la vía militar, allá él; pero a Ecuador no le debe costar eso ni una gota de sangre, ni un solo centavo.

¿Existe otra vía para terminar con el terrorismo de las FARC?

La vía política, y ahí tendría la cooperación de todo el resto de América Latina, para servir de interlocutores con las FARC. Si decidió la vía militar, allá él.

¿Qué opina de la caída de presidentes electos democráticamente mediante revueltas populares?

Democracia no es votar cada cuatro años, eso son elecciones. Democracia es que el mandante, el pueblo, entregue un mandato a través de las urnas al mandatario, que es el presidente. Si ese mandatario no cumple el mandato, tiene que irse a la calle. Y nosotros tenemos que mandar a la calle a cuanto presidente traidor haya.

Entre las reformas fundamentales que estamos proponiendo al país, está la revocatoria del mandato presidencial, para que institucionalmente se pueda mandar a la calle a cualquier impostor. Lo que no podemos permitir es que en nombre de la democracia cualquier traidor llegue al poder y tengamos que soportarlo cuatro años.

¿Cómo piensa llevarse con Estados Unidos en caso de gobernar Ecuador?

Soy un hombre que he vivido cuatro años en Estados Unidos. Tengo dos títulos académicos allí, y quiero decirle que precisamente esa nueva izquierda, a la cual pertenezco, trata de no ser anti-nada, ni antiimperialista ni anti-FMI, ni anti-TLC; pero sí somos furiosamente pro Ecuador. Y si eso significa poner en su lugar a embajadas extranjeras, por poderosas que sean, no pensaremos dos veces. Con el pueblo norteamericano nos unen muchas relaciones de amistad y relaciones comerciales, pero como somos pro Ecuador, queremos una patria altiva y soberana.

Retrato:
Fecha de nacimiento: 6 de Abril de 1963, Guayaquil, Ecuador.
Estado civil: Casado
Títulos Académicos: Doctor (Ph.D.) en Economía: Universidad de Illinois en Urbana-Champaign, 2001. Master de Artes en Economía: Universidad Católica de Lovaina la Nueva, Bélgica, 1991. Economista: Universidad Católica Santiago de Guayaquil, Ecuador, 1987.
Entre abril y agosto de 2005 fue ministro de Economía y Finanzas de la República del Ecuador.

© cubaencuentro

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