Actualizado: 17/04/2024 23:20
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Browder, EEUU, Comunismo

La recurva del Browderismo

A la búsqueda en la Isla de una historia y un pasado que luego los comunistas cubanos prefirieron no recordar

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La profesora Laura Browder (Universidad de Richmond) tiene planes de ir a Cuba la próxima primavera, según el anuncio por correo electrónico que compartió el filósofo Emilio Ichikawa. Browder está engolfada en el estudio biográfico de su abuelo paterno, Earl Browder (1891-1973), quien lideró (1930-1945) del Partido Comunista de Estados Unidos (PCUSA). Su conexión cubana tiene al menos tres entradas —Blas Roca, Juan Marinello y Partido Comunista de Cuba— en el catálogo de las 86 cajas de papeles suyos guardados en la Biblioteca Bird de la Universidad de Siracusa.

La odisea de Earl Browder

Bajo este subtítulo la Dra. Browder viene largando conferencias sobre su abuelo, que se titulaban Hammer and Sickle, Stars and Stripes [Hoz y martillo, barras y estrellas] antes de cambiar a Communism is Twentieth Century Americanism [Comunismo es el americanismo del siglo XX]. Este último fue el eslogan de Earl Browder en la campaña presidencial de 1936, donde alcanzó casi 80 mil sufragios (0,17 %) entre más de 45 millones y medio de votantes.

El título provisional de la biografía es Patriot: The Lives of Earl Browder. La Dra. Browder dio ya breves avances en las revistas The Chronicle of Higher Education (23 de noviembre de 2012) y Syracuse University Magazine (Verano de 2013) sobre su abuelo como “adelantado del comunismo en Estados Unidos”.

Tras embullarse con la coexistencia pacífica que se insinuaba en el diálogo entre Roosevelt, Churchill y Stalin, Browder argumentó que cada nación debía resolver sin violencia sus problemas sociales, renegó de la lucha de clases y hasta tuvo la ocurrencia, el 1ro de enero de 1944 en el Madison Square Garden, de proponer que el partido dejara de serlo y se renombrara Asociación Política Comunista (CPA).

Solo que, por encargo de Stalin, el intelectual comunista francés Jacques Duclos se apeó en abril de 1945 con el recado de que el vigor histórico del diálogo en Yalta (1945) y Teherán (1943) no pasaba de los instrumentos diplomáticos ni remplazaba a la lucha de clases como locomotora del progreso social. La facción de William Foster desbancó enseguida a Browder como líder ñángara de EEUU.

Comunismo Plattista

Desde 1938 la guardia roja cubiche se había transfigurado para entrar a la verbena democrática batistiana. El partido original de Internacional Comunista se fundió con un grupúsculo de Juan Marinello para formar la Unión Revolucionaria Comunista (URC), que consideraba al PCUSA como hermano mayor.

El libro de Browder Victory and after (1942) tuvo su edición cubana: Victoria y posguerra (1943), con prólogo de Marinello. A poco de hablar Browder en el Madison Square Garden, la URC se renombró Partido Socialista Popular (PSP) [“El nuevo nombre”, Noticias de Hoy, 27 de enero de 1944]. No podía dejar de ser partido porque guardaba íntimas relaciones con el poder. En su segunda Asamblea Nacional (13-17 de octubre de 1944), el PSP proclamó guiarse por “el más formidable cerebro político de América” (Browder) y “el gran hombre de nuestra política nacional que encarna los ideales sagrados de Cuba” (Batista).

Roca se reviró enseguida contra Duclos y sostuvo que los tratados de Yalta y Teherán eran “genuina plataforma para la lucha de la humanidad [y] bases para nuestra actividad” (En defensa del pueblo, 1945, pp. 10 y 16), pero al enterarse de que Duclos era simple mensajero de Stalin y de que Browder se había ido a bolina, Roca se echó para atrás y condenó “las corrompidas teorías anti-marxistas de Earl Browder” [“El artículo de Duclos y la política del PSP”, Fundamentos, Número 47, julio de 1945].

Picardía cubiche

William Foster vino a la tercera Asamblea Nacional del PSP (1946). Las sesiones se trasmitían por la radioemisora PSPista Mil Diez (CMCX 1010 AM) y Foster atacó sin piedad a Roca, pero malas lenguas dicen que buenos oídos escucharon al intérprete del inglés al español, Carlos Rafael Rodríguez, suavizar críticas y omitir improperios. A Foster le dio un patatús cuando Roca fue ratificado como secretario general y salió convencido de que jamás entendería el comunismo en Cuba.

Quizás la Dra. Browder tampoco atine a entenderlo, pero encontrará al menos un contexto favorable a su investigación de la conexión cubana de su abuelo, porque con inspiración browderiana Roca sentó en Los fundamentos del socialismo en Cuba (1943): “El pueblo cubano necesita y desea íntimas y cordiales relaciones con los EE. UU. después de la conclusión de la guerra, porque son absolutamente esenciales para el fructífero desarrollo de la economía cubana, de la cual depende el progreso de la nación” (página 112).


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