Actualizado: 28/03/2024 20:04
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Discusión, Debate, Cuba Posible

Las patéticas reglas estalinistas

Rafael Cruz Ramos publica en Granma las orientaciones del PCC sobre las reglas del debate político en Cuba[1]

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“Usted es mi papá” empezó el estudiante de periodismo Alexis Triana en su intervención el 29 de octubre de 1987 en la reunión de estudiantes y profesores de periodismo con Fidel Castro en la sede del Comité Central del Partido[2]. Era una reunión pedida por los estudiantes de periodismo meses atrás y que se le cambió la sede y las fechas en varias ocasiones. La primera parte de la reunión fue conducida por el defenestrado Carlos Aldana y Fidel Castro se mantenía tras bambalinas mirando el debate por un monitor de televisión. En la segunda parte de la reunión Fidel Castro hizo su entrada “triunfal”, dando una patada con sus botas militares a una silla para mostrar su enojo con todas las preguntas que habían planteado los estudiantes de periodismo en la primera parte del encuentro y que él monitoreaba tras bambalinas.

No obstante, Alexis Triana comenzó su intervención: “Usted es mi papá” y cuando fue muy pronto interrumpido por Fidel Castro, Alexis dijo: ¡No me interrumpa, déjeme terminar! El estudiante desarrolló su intervención aludiendo “al culto de la personalidad”, también señalado por otros estudiantes pero se centró en pedir y preguntar por la autonomía universitaria, citando a Julio Antonio Mella. Por el micrófono se oyó que Fidel Castro dijo al concluir la intervención del estudiante: “PATÉTICO”.

Una pequeña digresión

La RAE define el término patético:

Que es capaz de mover y agitar el ánimo infundiéndole afectos vehementes, y con particularidad dolor, tristeza o melancolía. Sin embargo los lingüistas aclaran que el término es más usualmente utilizado, vinculado a lo grotesco y a aquello que produce vergüenza ajena. En este sentido, el patetismo está asociado a lo ridículo: Es una agresión a la persona que se le califica como patético.

Por la gestualidad corporal de Fidel Castro mostrando un evidente enojo, y su violencia intimidatoria recién incorporarse al encuentro, la utilización del término fue en su sentido de ridículo. El dictador entendió que la autonomía universitaria era una agresión a su gobierno y que el “socialismo” no incluye la posibilidad de la autonomía universitaria[3]. La reunión concluyó luego de que atacara también la publicación del caso Sandra, —una prostituta— en la Revista Somos Jóvenes. En esa misma época, en un discurso público, se ufanó como una “victoria” que “las prostitutas cubanas eran las más saludables y cultas del hemisferio occidental”. ¿Modelo cubano a exportar?

Al margen de la escenificación de prepotencia del dictador, —escondido en la primera parte de la reunión para preparar su estrategia de ataque y la cobardía evidente frente a simples estudiantes universitarios, llevados a “su espacio” para hacerles más vulnerables—, aquella reunión sintetiza por una parte el impacto de la Perestroika en Cuba y por otra la incompetencia argumental de Fidel Castro para defender el socialismo estalinista cubano. Simbólica y realmente —por las represalias posteriores contra los que hablaron en la reunión—, este es un momento de los múltiples en que se evidenció que “el socialismo cubano” es la definición de un dictador y que sus argumentos son la intimidación de la fuerza militar que le respalda y él dirige simbolizado por la patada a la silla con sus botas de militar para entrar en una reunión con estudiantes universitarios. ¿Ha cambiado algo?

¿Por qué la autonomía universitaria no es una demanda socialista?

Se da por sentado que Cuba es “socialista” porque el discurso oficial lo dice y entonces se observa una sociedad real con ausencia de derechos económicos, políticos, cívicos, sindicales, culturales, y jurídicos. Los sociales no se pueden reivindicar si están en plena bancarrota. Un país que presenta una estructura vial, industrial, de viviendas, de acueductos, de transporte público, de los hospitales y las escuelas como si hubiera recién salido de una guerra. Los salarios más paupérrimos del continente americano y una seguridad social igualmente paupérrima que obliga a los ancianos a mendigar y buscar comida en los basureros. Unas cifras de pobreza y represión que el régimen no publica.

Rafael Cruz Ramos en su artículo, no menciona nada de la realidad cubana y nos define dos reglas del debate público:

  • Nada contra el “socialismo” que a nivel conceptual el periodista se cuida mucho de no definir.
  • No pueden participar los que sean apoyados por los terroristas de ¿Miami y de Europa?. Esta sí es nueva. Los que sean contrarios a la dictadura militar cubana son terroristas estén en Miami o el resto del mundo.

La traducción política de estas dos reglas en el actual contexto cubano son:

  • El “socialismo cubano” no se discute, está definido por la cúpula del PCC. Todos los que estén a su favor pueden participar del debate. Los que discrepen tienen prohibido participar.
  • No se permitirá participar a todos los que aboguen por “el capitalismo” entendido este como los que se salgan del discurso oficial en lo que permite y prohíbe. Así por ejemplo la autonomía universitaria sería una demanda “capitalista” según el dictador Fidel Castro y su hermano. Eliminar el monopolio estatal militar de la economía es una demanda “capitalista”, exigir libertad sindical es “capitalista”, eliminar el monopolio de la prensa partidista es “capitalista”. Pedir la contratación directa de los trabajadores con las empresas extranjeras es “capitalista”. Establecer un Estado de Derecho frente a la impunidad de las autoridades cubanas es “capitalista”, recibir financiamiento externo es “plattismo new age” para los ciudadanos pero es “socialista” para el gobierno.

El control y la indefinición de los términos forman parte importante del control social y de la represión de la opinión pública del totalitarismo cubano. Los términos como “políticas públicas”, “derechos humanos”, “pluripartidismo”, “sociedad civil”, “libertad de expresión”, “de prensa”, “de manifestación pacífica”, portan en sí mismo represalias porque son para el gobierno cubano términos del “capitalismo”. Nada ha cambiado luego de aquella memorable reunión de los estudiantes de periodismo hace 29 años.

Preparando la discusión “menos secreta” de los documentos aprobados ya en el VII Congreso y amenazando a los discrepantes con las reglas estalinistas del debate, ya la discusión “menos secreta” se anuncia como un debate ciudadano amordazado y antidemocrático.

Rafael Cruz Ramos ejemplifica el estilo y el lenguaje belicoso del debate que impone por la fuerza el PCC cubano[4]. Plañidero, excluyente, intolerante, que no puede definir el “capitalismo” salvo por sus defectos y el “socialismo” salvo por sus eufemismos, tampoco “el socialismo cubano” estalinista, sino que mantiene su sinuosidad e indeterminación para amordazar a los interlocutores e impedir la discusión pública. La agenda ya está definida: qué se discute y qué no se discute, y el que define la agenda del debate es el que tiene el poder, según el marxista inglés Tom Bottomore. El PCC no quiere discusión alguna, quiere súbditos que aplaudan las erráticas políticas públicas pasadas, presentes y futuras. ¿Y..?, ¿eso es el Socialismo? El último por favor, que apague el faro del Morro.



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