Actualizado: 17/04/2024 23:20
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World Learning, Cuba, Becas

Unas becas y la ira del Gobierno cubano

La Habana quiere que todo le llegue sin restricciones desde Estados Unidos, pero al mismo tiempo se queja de una enseñanza libre o para la libertad

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El Gobierno cubano está indignado por un programa educativo lanzado por Estados Unidos en la Isla, y el asunto llegará el viernes hasta el propio Washington, la ciudad que será sede de la IV Comisión Bilateral Cuba-EEUU.

Esta reunión, la cuarta de su tipo, analizará el mecanismo creado por los dos países para encauzar y efectuar el seguimiento al proceso de normalización de relaciones iniciado en diciembre de 2014, tras más de 50 años de enemistad.

No son pocos los temas de importancia del evento. Desde la solicitud, por parte de La Habana, de que el presidente Barack Obama, en lo que le queda de mandato, apruebe más medidas para debilitar el embargo, hasta la devolución del territorio en Guantánamo y el fin de la política migratoria preferencial que Estados Unidos aplica a los emigrantes cubanos.

El Gobierno de Cuba quiere relaciones bancarias normales entre ambos países, la eliminación de prohibiciones a las exportaciones desde EEUU y que los norteamericanos puedan invertir en la Isla.

Sin embargo, si uno revisa el principal periódico oficial cubano, la ira se concentra en la puesta en marcha del programa “World Learning”, por parte de la Embajada estadounidense.

“Condenan estudiantes universitarios nuevas maniobras yanquis”, expresa el titular de Granma.

Pero un momento, ¿al país al que se le pide más liberalización en los mercados, y mayores facilidades para que la banca internacional negocie con la Isla, al mismo tiempo se le acusa de realizar “maniobras”?

Ese lenguaje de “maniobras” resurge en el órgano oficial del Partido Comunista de Cuba (PCC) como un eco de un tiempo supuestamente pasado. Y más si luego se agrega la palabra “yanquis”.

Por lo demás el artículo de Granma se resume a un breve rosario de aparentes declaraciones estudiantiles, donde airados jóvenes rechazan “la esencia subversiva y manipuladora de los planes de becas promovidos desde territorio norteamericano”.

Si el plan de becas despierta tanta irritación entre los estudiantes cubanos —como nos trata de vender Granma—, no se explica por qué se le debe dedicar un tiempo precioso en tan importante reunión en Washington.

Simplemente la embajada estadounidense en Cuba lanza la convocatoria, ningún estudiante cubano responde, y asunto concluido.

De acuerdo a Granma, Abel Mayea, presidente de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) explica: “En las becas concedidas no hay segundas intenciones. Queda claro que lo que quieren es someternos”.

Por supuesto que si hay ciudadano en el mundo —para bien y para mal— que no le gusta verse sometido, o siquiera que no le apetece que otros piensen que es sometido, es al cubano. Así que aquí tampoco se explica cuál es el problema, aunque lo diga ¿Abel? ¿Mayea? Y lo que menos se explica en la nota periodística son las características del programa “World Learning”.

World Learning es una organización no lucrativa que se dedica al ofrecimiento de programas de educación, desarrollo e intercambio en más de 60 países. En su origen estuvo concebida para la preparación de los voluntarios de los “Cuerpos de Paz”, y ya ese dato debe haber hecho sonar todas las alarmas en el Gobierno cubano. Pero como fuente de inspiración se encuentra un discurso de quien fuera Secretario General de Naciones Unidas, U Thant, y el curso brinda preparación sobre solución de conflictos, fuentes alternativas de energía, estudios poblacionales y desarrollo internacional y económico.

Por lo tanto, no son estudios que directamente están encaminados a enfatizar las limitaciones de la filosofía marxista, en contra del supuesto legado de Fidel Castro, a lanzar vituperios sobre el carácter “socialista” de la revolución cubana o a poner en duda la gestión del Gobierno de Raúl Castro. Por el simple enunciado de las materias de estudio, se desprende que los objetivos son otros, menos locales se podría agregar.

Al menos son evidentes dos aspectos del plan que preocupan al Gobierno cubano. Uno son los temas de especialidad del programa, no porque ataquen directamente al sistema cubano sino porque evidentemente lo trascienden. El otro es que los cursos se realizan fueran de la Isla.

Así que para La Habana todo esto suena simplemente a subversión: “Becas World Learning: una propuesta adornada para la subversión en Cuba” es de acuerdo a Granma un tema a tratar en la Mesa Redonda de la televisión cubana.

“Recurriendo a métodos probados en las llamadas ‘revoluciones de colores’, intentando formar líderes jóvenes para ‘una nueva sociedad civil’ que responda a los intereses estadounidenses en Cuba, utilizando a ciudadanos de terceros países y desconociendo a las instituciones y organizaciones cubanas, la organización World Learning ha organizado y financiado, con dinero de la USAID, un nombrado Programa de Becas para la Juventud Cubana, el cual será objeto de análisis este jueves en la Mesa Redonda con la participación de periodistas, dirigentes de las organizaciones estudiantiles y jóvenes que tomaron parte en la primera convocatoria de estas becas”, señala el órgano del PCC.

No es que el Gobierno cubano se oponga a los intercambios, dice el subdirector general para EEUU del Ministerio de Exteriores (Minrex) cubano, Gustavo Machín.

La queja “no va en detrimento de la cooperación y los intercambios” entre ambos países señala Machín, y cita como ejemplo programas de becas y un proyecto para la enseñanza del inglés en Cuba.

La ira de La Habana ejemplifica lo difícil que resulta el mantener relaciones normales con un Gobierno que pide o exige “normalidad”, en lo que le conviene, y rechaza lo que es común para 60 países.

No es que el Gobierno cubano no tenga derecho a ser selectivo, es que su “selectividad” es al mismo tiempo una prueba de debilidad. Y esa debilidad, que es un problema interno, quiere que se considere culpa de otros.

Si la formación de los jóvenes cubanos es tan firme como parece desprenderse de las declaraciones formuladas por la prensa de la Isla, pues nada más fácil que permitir que unos cuantos de esos jóvenes sean educados, mantenidos, y, algo muy importante, alimentados con el dinero de los contribuyentes estadounidense, e incluso puede ser que esos mismos jóvenes les enseñen las “maravillas” del sistema cubano —¡Oh, La Habana, ciudad maravilla!— a sus condiscípulos. O, como ya se señaló, que los estudiantes que gritan en las fotos publicadas en esa prensa consideren que es una pérdida de tiempo tratar de aprender algo, que en definitiva saben que no funciona —no el “socialismo” cubano, como dijo Fidel Castro, sino las materias de los programas de estudio de World Learning—, y se queden en sus casas repasando las Reflexiones del exgobernante.

La cuestión fundamental en todo este alboroto es que La Habana quiere al mismo tiempo el ruido y las nueces. Seguir repitiendo argumentos típicos de “plaza sitiada” mientras recibe los barcos que llegan, cargados de… todo y gratis.


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