Evo Morales quiere ayuda de EE UU, pero sin condiciones

El presidente de Bolivia, Evo Morales, dijo al jefe de la diplomacia de Estados Unidos para América Latina, Thomas Shannon, que su gobierno desea reencauzar las relaciones bilaterales con Washington, pero que cualquier cooperación debe ser hecha sin condiciones, informó EFE.

"El gran deseo del presidente y del gobierno nacional es mejorar las relaciones bilaterales con el gobierno de Estados Unidos", afirmó Morales tras sostener una entrevista en su despacho con Shannon.

Pero "la cooperación no debe ser de conspiración, como era en el gobierno de (George W.) Bush; cualquier cooperación incondicional es bienvenida para resolver los problemas sociales y económicos", afirmó Morales.

Morales ha sostenido desde sus primeros años de dirigente cocalero un beligerante discurso antiestadounidense, que ha mantenido en su gobierno.

Shannon, por su parte, afirmó que ha encontrado "una buena voluntad del gobierno de Bolivia y también un interés profundo en buscar una manera de contribuir en una nueva etapa en las relaciones" bilaterales.

El funcionario estadounidense señaló que comisiones de los dos gobiernos discutirán la forma de encarrilar un nuevo marco de relación, mientras La Paz planteó un abanico de asuntos, entre ellos la ayuda económica, la cooperación comercial, la lucha antidrogas y el respeto a su soberanía.

Shannon realizó una gira por el interior del país —sin precisarse el destino— junto al ministro de la Presidencia boliviana, Juan Ramón Quintana.

Al finalizar la misma, Quintana valoró la "sinceridad y franqueza de la conversación" con Shannon, aunque reconoció que es "imposible" resolver en dos días problemas que se arrastran por décadas.

En otro punto, Quintana señaló el compromiso de la delegación norteamericana para agilizar los trámites de extradición del ex presidente liberal Gonzalo Sánchez de Lozada y dos de sus ministros, quienes huyeron a Estados Unidos tras dimitir en 2003 luego de una revuelta y son acusados por la justicia boliviana por delitos de lesa humanidad.

"Hemos recibido el compromiso de la delegación de Estados Unidos de agilizar los trámites correspondientes", afirmó Quintana.

Sánchez de Lozada, obligado a dimitir, huyó junto a sus ministros a Estados Unidos tras una revuelta social que fue reprimida con un saldo de al menos 60 muertos, hecho por el que se les juzga.

La relación entre Washington y La Paz llegó a su punto más álgido en septiembre pasado, cuando Morales expulsó al embajador norteamericano, Philip Goldberg, acusándolo de conspirar con la derecha boliviana para sacarlo del poder.

Dos meses más tarde expulsó a la Agencia Antidrogas Estadounidense (DEA) y, a comienzo de este año, acusó a la CIA de estar tras un sonado caso de corrupción en la estatal petrolera YPFB, con el fin de debilitar el proceso de nacionalización de empresas privadas, aunque nunca dio detalles de en qué consistió esa participación.

Para Bolivia es esencial que la ayuda económica de Estados Unidos se dirija para el oficialista Plan Nacional de Desarrollo; que Washington le restituya las preferencias arancelarias del ATPDEA que le retiró a finales de 2008 y que Bolivia acceda a unos 650 millones de dólares de la Cuenta del Milenio y a fondos para la lucha antidrogas, sin injerencia de la DEA.

El asunto de las drogas es el gran escollo en las relaciones, pues de su éxito depende la norma ATPDEA (preferencias arancelarias que se otorgan a los países andinos que colaboran en la lucha contra el narcotráfico), por la cual Bolivia exportaba libre de impuestos unos 65 millones de dólares al año.

Morales ha señalado en el pasado que pretende que países distintos a Estados Unidos colaboren con la lucha antidrogas boliviana.

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