Fiscal afirma que Caracas envió dinero a Argentina para la campaña de Cristina Fernández
Un maletín con 800.000 dólares enviado por Caracas a Buenos Aires en agosto de 2007 era "para la campaña presidencial de la entonces candidata en Argentina", Cristina Fernández, dijo el martes un fiscal estadounidense, al referirse a grabaciones obtenidas por el FBI, informó la AFP.
Así, la ahora presidenta y su par venezolano, Hugo Chávez, quedaron indirectamente implicados por las partes en el juicio derivado del envío de fondos, que comenzó a ventilarse el martes en una corte federal de Miami.
El empresario estadounidense-venezolano Guido Antonini Wilson, trasladó el 4 de agosto de 2007 de Caracas a Buenos Aires el maletín con el dinero. El 28 de octubre Cristina Fernández ganó las elecciones y reemplazó en el gobierno a su esposo, Néstor Kirchner.
Al presentar al jurado los argumentos de la acusación, el fiscal estadounidense Thomas Mulvihill dijo que el dinero era "para la campaña presidencial" de la actual mandataria.
Cristina Fernández negó que su campaña recibiera aportes de fondos venezolanos.
El fiscal se refirió a grabaciones de los acusados obtenidas por el FBI y dijo que "reflejan claramente a dónde iba el dinero".
"Fue Franklin Durán quien le dijo a Antonini cuál era el destino del dinero", afirmó Mulvihill.
En el juicio, Durán está acusado por el gobierno estadounidense de actuar en Miami como agente encubierto de Venezuela para presionar a Antonini y obligarlo a ocultar el origen y destino del dinero.
Al tomar la palabra la defensa de Durán, el abogado Ed Shohat afirmó que Antonini quería lograr un acuerdo con el gobierno venezolano para tapar los hechos, pretendía obtener documentación falsa que ocultara la verdad y exigía un pago de 2 millones de dólares.
"Antonini le decía a funcionarios del gobierno de Venezuela: si no me dan 2 millones de dólares le cuento todo a la prensa (...) incluso le escribió una carta al presidente Chávez", dijo el abogado Shohat al jurado.
Pero testigos presentados por el FBI dijeron que la carta enviada por Antonini a Chávez había sido una iniciativa del propio FBI.
Shohat admitió que su defendido, Durán, tiene relación con funcionarios de alto nivel en el gobierno venezolano, entre los que mencionó al actual ministro de Interior, Tarek El Aissami, pero aseguró que en ningún momento pretendió forzar a Antonini a mentir.
Según documentos aportados por la fiscalía estadounidense, el dinero había salido de las arcas de PDVSA, la petrolera estatal venezolana.
La acusación y la defensa presentaron este martes sus respectivos argumentos a los miembros del jurado.
Además de Durán, otros dos venezolanos —Carlos Kauffman y Moisés Masónica— y un uruguayo —Rodolfo Wanseelee— fueron acusados por Estados Unidos de actuar en Miami como agentes encubiertos de Venezuela con el mismo objetivo: convencer a Antonini de que ocultara el origen y destino del dinero.
Los otros tres acusados se declararon culpables antes del juicio y sus sentencias se conocerán en los próximos días.
La acusación del fiscal, reiterada este martes ante el jurado, mencionó una fuerte intervención de la inteligencia venezolana, incluso de su director, el general Henry Rangel Silva, para tapar el escándalo.
El abogado Moisés Maiónica declaró como testigo el martes. Detalló que, por encargo del jefe de inteligencia de Venezuela, se reunió con Durán y otros venezolanos en el restaurante Novecento Brickell, de Miami, para trazar la estrategia que permitiera al gobierno venezolano quedar al margen del escándalo.
Antonini Wilson llegó —con un maletín en la mano— a Buenos Aires desde Caracas en un vuelo con un grupo de funcionarios venezolanos y argentinos.
La maleta le fue incautada por la Aduana cuando no supo explicar por qué ingresaba con 800.000 dólares. Pese a esto, no fue detenido en Buenos Aires, y regresó a Miami, donde reside.
En Miami mantuvo varias reuniones con venezolanos, algunos de ellos supuestamente enviados directamente por el gobierno de Chávez.
Antonini ofreció sus servicios al FBI y grabó los encuentros y conversaciones telefónicas. Desde entonces ha estado oculto y en absoluto silencio.
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