Gordon Brown recupera la buena estrella política con su actuación en la crisis

Antes considerado como vacilante, el primer ministro británico, Gordon Brown ha adoptado medidas decisivas para rescatar los bancos, con un plan que ha inspirado los de Estados Unidos y la Unión Europea, reportó la AP.

Si la ofensiva coordinada para salvar la economía mundial tiene éxito, la historia podría considerar a Brown un salvador, por lo menos en el terreno económico.

De momento, el primer ministro aspira a objetivos más modestos: revivir su fortuna política mediante los elogios recibidos por haber sugerido que el Estado tenga una participación accionaria en los bancos en apuros mediante su plan de rescate de 37.000 millones de libras (63.000 millones de dólares).

"Gordon Brown: Super héroe europeo", proclamó una columna del diario parisino Le Monde, y mencionó un sondeo según el cual los franceses tenían más fe en Brown como salvador de la economía mundial que su propio presidente, Nicolas Sarkozy.

Paul Krugman, premio Nobel de Economía este año, ensalzó a Brown y su equipo en una columna aparecida el martes en el diario The New York Times, por considerar que "definieron el carácter del plan mundial de rescate, y otras naciones acaudaladas se apresuraron a imitarle".

Brown —caricaturizado con frecuencia como una persona aburrida y sombría— acudió el martes a una conferencia de prensa con los corresponsales de los medios extranjeros. Al preguntársele si deberían llamarle "Gordon" o "Flash Gordon" —en referencia al héroe de la ciencia ficción—, el político se sonrojó y respondió con una tímida sonrisa: "solamente Gordon, sólo Gordon, se lo aseguro".

Para un líder británico que ha pasado de político trasnochado a héroe del momento, ha sido una recuperación sorprendente.

Desde que reemplazó a Tony Blair en junio, el Partido Laborista de Brown ha sufrido aplastantes derrotas en una serie de elecciones especiales y perdió el control del ayuntamiento londinense ante los conservadores.

Obtuvo una reputación de político vacilante tras decidir no adelantar las elecciones el año pasado, y desde entonces su popularidad en los sondeos de opinión ha caído en picado.

Ahora, el ex secretario del Tesoro bajo Blair ha recibido una oportunidad única para destacar en su campo: la economía.

Y el político escocés no ha desperdiciado un solo momento. Aparece casi a diario en la televisión en conferencias de prensa difundidas a todo el país, en las que describe iniciativas audaces para contener el deterioro financiero en Gran Bretaña.

Empero, algunos sostienen que lo peor está por llegar, tanto para la economía como para Brown.

Aunque la inyección de dinero fresco en el sistema bancario dio pie a un repunte de los mercados, no está claro si será suficiente para impedir una recesión global o detener los problemas económicos británicos.

La inflación británica alcanzó el martes el 5,2%. Abundan los indicios de un aumento del desempleo. El valor de la vivienda ha retrocedido y el costo de los combustibles y la energía se ha disparado.

Algunos sostienen que haga lo que haga, Brown nunca podrá competir con el carismático Blair ni con el juvenil y enérgico líder conservador David Cameron.

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