La delincuencia ha cobrado unas 100.000 vidas desde que Chávez está en el poder

La prensa venezolana ha informado que tanto en 2007 como en 2008 fueron asesinadas más de 13.000 personas en el país sudamericano y que en la década que lleva Hugo Chávez en el poder los muertos por delincuencia superan los 100.000, según un reporte de Reuters.

Caracas no revela las cifras, pero la delincuencia es claramente uno de los problemas más graves que enfrenta.

Chávez —que busca eliminar el límite a su reelección en un referendo el domingo— asegura que los medios de comunicación exageran el problema con fines políticos y alega que prefiere enfrentarlo sin represión.

El noveno ministro de Interior y Justicia del Gobierno de Chávez, el criminólogo Tareck El Aissami, ha afirmado que los homicidios bajaron un 20 por ciento en 2008 respecto al año previo, sin precisar cantidades, pero su despacho dejó de contabilizar bajas calificadas como víctimas de "riñas entre bandas".

Encuestas señalan que los venezolanos consideran que su mayor problema es la delincuencia. Para Chávez la mejor forma de enfrentarla es a través de programas sociales, que inició en 2003 en diversas áreas como educación y cultura, además de la creación de empleos.

Es "el ataque a las raíces de la delincuencia, las raíces de la inseguridad. Está escrito, y es palabra sagrada, el único camino a la paz es la justicia", dijo recientemente.

Sin embargo, el mandatario admitió en medio de su campaña por la reelección sin límite que el control de la delincuencia es el gran desafío para sus próximos cuatro años de Gobierno. "Estamos lejos de la meta de dar a Venezuela una calle tranquila", afirmó en una reciente entrevista.

Por su parte, la oposición utiliza la criminalidad como argumento para rechazar la propuesta de enmienda constitucional de Chávez, que le permitiría postularse nuevamente en 2012.

Para los venezolanos es cotidiano intercambiar historias sobre robos, secuestros o asesinatos en su entorno.

Desde hace dos años el Gobierno está organizando un cuerpo de policía nacional que centralice a más de 140 organizaciones estatales y municipales, lo que se suma a operativos especiales de control. Mientras tanto, la gente pierde la paciencia.

Hace días, en una barriada caraqueña, los vecinos mataron y quemaron a un presunto violador que habría agredido a cinco mujeres. La prensa publicó fotos del cadáver en llamas, rodeado de niños y adultos que lo vieron consumirse.

Chávez rechazó horrorizado el linchamiento, instó a la policía a mejorar su trabajo y les ofreció apoyo militar. Además, enfatizó que en el país no existe la pena de muerte.

En el barrio La Victoria, un grupo de mujeres que pertenece a una comunidad eclesiástica contó sin inmutarse que la vecindad no sólo ha linchado a dos violadores, sino que cuando descubren a alguno, lo golpean y lo atan a postes de luz.

Otros barrios de Venezuela viven en similar situación. En el oeste de Caracas vecinos han dicho que policías corruptos avisan a los maleantes antes de realizar una redada y que además cobran comisión por los robos.

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