Las fuerzas sirias disparan para dispersar protestas en Deraa

Las fuerzas de seguridad sirias dispararon al aire el lunes para dispersar a los cientos de manifestantes pro democracia que protestaban en la ciudad sureña de Deraa, donde los reformistas quieren acabar con los 41 años de Gobierno de la familia Asad.

Más de 60 personas han muerto hasta ahora en la represión de las protestas en la ciudad, que suponen el desafío más serio hasta la fecha para el presidente Bashar el Asad. Residentes en la ciudad, situada junto a la frontera jordana, señalaron que había francotiradores de las fuerzas nacionales en los tejados.

Assad aún no ha hablado en público sobre las protestas, registradas en el puerto norteño de Latakia y en Hama, en el centro de Siria. Las autoridades señalan que el Presidente hará un anuncio en los dos próximos días, en medio de la especulación sobre que podría levantar la ley de emergencia.

Los manifestantes en Deraa se habían reunido en la principal plaza del país cantando “Queremos dignidad y libertad” y “No a las leyes de emergencia”, dijo el testigo. Añadió que las fuerzas de seguridad dispararon al aire durante varios minutos, pero los manifestantes volvieron cuando los tiros cesaron.

La represión de Asad sobre lo que sus funcionarios describen como grupos armados ha provocado la condena internacional, mientras los manifestantes, envalentonados por los alzamientos en Túnez y Egipto, se enfrentaban al sistema de seguridad de uno de los países árabes más controlados.

El sub asesor de seguridad nacional del presidente de EEUU, Barack Obama, indicó el lunes que Estados Unidos espera que el Gobierno sirio respete los derechos de sus ciudadanos de manifestarse de forma pacífica.

La secretaria de Estado, Hillary Clinton, señaló que los sucesos en Siria son “profundamente preocupantes”, pero descartó una intervención similar a la de Libia.

Deraa, caldo de cultivo de la oposición

Deraa, rodeada de comunidades agrícolas pobres, es un bastión de tribus pertenecientes a la mayoría suní del país, descontentos con el poder y la riqueza amasado por una élite de la minoría alauí a la que representan los Asad.

Una estatua del ex presidente, Hafez el Asad, padre del actual presidente, fue derribada la semana pasada antes de que miembros de las fuerzas de seguridad vestidos de paisano abrieran fuego con armas automáticas desde los edificios.

La gente también ha salido a las calles en Hama, donde las fuerzas de Hafez el Asad mataron a miles de personas en 1982 y arrasaron buena parte del barrio antiguo para aplastar un alzamiento armado de los Hermanos Musulmanes.

Bashar el Asad, de 45 años, se enfrenta a peticiones para que levante la ley de emergencia que permanecen en vigor desde 1963 para sofocar la oposición política, justificar el arresto arbitrario y dar rienda suelta a un omnipresente aparato de seguridad.

Los manifestantes quieren que se libere a prisioneros políticos y que se aclare el destino de las decenas de miles de disidentes desaparecidos en los 80.

Residentes en Deraa señalaron que el Ejército y la policía secreta en la ciudad habían recibido refuerzos el lunes. La policía ha estado haciendo detenciones, y 20 autobuses de la seguridad del Estado permanecían aparcados en el puente principal de la ciudad.

“(Las fuerzas de seguridad) están apuntando sus ametralladoras contra cualquier grupo reunido en la zona cercana a la mezquita”, dijo un comerciante, en referencia a la mezquita Omari que ha sido un punto central de las manifestaciones en la ciudad.

Abu Tamam, residente de Deraa cuya casa mira a la mezquita, dijo que los soldados y las fuerzas de seguridad estatales estaban presentes “en prácticamente cada metro”. Otro residente de la tribu Jawabra dijo que había francotiradores posicionados en muchos edificios clave.

“Nadie se atreve a moverse”, dijo, antes de que comenzara la manifestación del lunes.

Próximo movimiento

Tales manifestaciones habrían sido impensables hace un par de meses en Siria, donde el partido Baaz lleva en el poder casi 50 años, pero el país afronta ahora el contagio de la oleada de sentimiento revolucionario árabe que ha derrocado a los dirigentes en Egipto y Túnez.

El vicepresidente, Faruq al-Shara, dijo que Asad anunciaría decisiones importantes que “agradarán al pueblo” en los próximos dos días, pero los diplomáticos no estaban tan seguros de cómo reaccionará a la crisis este oculista educado en Reino Unido.

“Creo que no ha decidido si salir en televisión e intentar calmar la situación o elegir una vía de represión aún más brutal”, señaló un alto diplomático en Damasco.

“No veo a Asad borrando la ley de emergencia sin sustituirla por algo igual de malo”, apuntó.

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