Actualizado: 23/04/2024 20:43
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Mitch McConnell y Cuba

¿Cuál es la posición sobre Cuba de quien tendrá a su cargo la dirección del Senado estadounidense, que acaban de ganar los republicanos? Un repaso a su historial de votaciones

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“Ha llegado Darth Vader”, dijo de sí mismo el senador republicano Mitch McConnell al llegar hace unos años a una rueda de prensa, abrazando las críticas por su semblante duro y aséptico. Hoy se ha convertido en el próximo líder del Senado de Estados Unidos.

Pese a no ser uno de los políticos más queridos y populares entre las bases, McConnell será a partir del próximo año el líder de la mayoría republicana en la cámara alta, después de que su partido superara los seis asientos que necesitaba quitar a los demócratas, convirtiéndose en uno de los hombres más poderosos del país.

Líder de la minoría republicana desde 2007, el conservador ha visto peligrar su asiento en el Senado en las últimas semanas ante su rival demócrata Alison Grimes pese a que las circunstancias electorales favorecían a los republicanos en todos los pronósticos por un largo margen.

No obstante, el veterano legislador, que llegó a la cámara alta en 1984, fue capaz de revertir la tendencia al final, ganó la reelección y ahora estará al frente del Senado de Estados Unidos.

“Hay que parar a esta gente. Y eso vamos a hacer a partir de la noche del martes”, arengaba esta semana ante sus votantes de Kentucky en referencia a la Administración del presidente Barack Obama, a la que los republicanos han hecho una feroz oposición desde los escaños del Legislativo.

A lo largo de su carrera, ha sido comparado con todo, desde con “un batido de vainilla sobrecalentado” a “un hombre con el carisma natural de una ostra”, pero si algo ha definido al conservador, de 72 años, es que ha sabido mantener impoluta su reputación sin protagonizar grandes escándalos.

Los que le conocen dicen que con tan solo una mirada es capaz de disuadir a sus compañeros de bancada de tomar una decisión con la que no está de acuerdo, y lejos de buscar complacer a otros, disfruta con su papel de “villano”.

Nacido en Sheffield (Alabama), hijo de un veterano de la II Guerra Mundial, Mitch McConnell se mudó con su familia a Georgia cuando tenía ocho años, para más tarde asentarse en Louisville (Kentucky), donde superó la polio y luego llevó a cabo sus estudios de secundaria y los universitarios.

Temido, pero también conciliador, es conocido por sus fuertes dotes de negociación con sus oponentes, como la misma noche del martes recordaba. “Tenemos la obligación de trabajar juntos en aquellos aspectos en los que podamos estar de acuerdo”, insistió.

Algunos de los legisladores más conservadores del Tea Party, de los que el senador por Texas Ted Cruz es una de sus cabezas más visibles, ya lo han criticado por decir que prefiere abordar pequeñas reformas en vez de iniciar grandes batallas.

Para el profesor Lichtman, esto promete convertirse en una “gran batalla en el seno del Partido Republicano”.

“De un lado van a estar los Mitch McConnells, políticos pragmáticos y no ideológicos que van a buscar pequeñas victorias, como revocar alguna parte de la reforma sanitaria (de Obama) o conseguir pequeños recortes de impuestos, que no van a darle una vuelta radical al país”, señala Lichtman.

McConnell, que según quienes lo conocen bien no tiene amigos ni dentro de su propio partido, podría sin embargo contar con una inesperada ventaja. Según el periodista Alec MacGillis, autor de una reciente biografía del senador con el poco halagador título de El Cínico, ésta radica en que su ambición política empieza y acaba en el Senado, con lo que no se juega nada más en su carrera.

Ser el líder de la mayoría en el Senado “es lo único que siempre ha querido, al contrario que los otros 98 senadores, que piensan que algún día podrían convertirse en presidentes”, aseguraba MacGillis hace poco en una entrevista. “Su utopía es un gobierno en el que él sea el líder de la mayoría en el Senado. Y punto”.

McConnell y Cuba

Durante su larga carrera en Washington, el senador McDonnell ha sido un fuerte defensor del embargo estadounidense contra el régimen cubano y en distintas ocasiones lo ha demostrado colocándose al lado de los legisladores cubanoamericanos, tanto republicanos como demócratas, en apoyo a las sanciones y en favor de los refugiados provenientes de la Isla.

Sin embargo, también ha demostrado ser un político pragmático, que vota a favor de una medida siempre y cuando la considere efectiva.

Estos son varios ejemplos:

En abril de 2005, el Senado votó por una enmienda para prohibir fondos que fueran usados para trasmitir programas de televisión a Cuba. La enmienda se aprobó 63-35 votos. Mitch McConnell votó en favor de la enmienda.

En julio de 2005 el Senado votó sobre una enmienda destinada a que no fueran disponibles fondos para brindar trasmisiones de televisión a Cuba con el propósito de convencer a los cubanos de que formaran un gobierno democrático en Cuba.

La enmienda buscaba incrementar en $21.100.000 la cantidad de dinero disponible a los Cuerpos de Paz y reducir ese mismo número del presupuesto disponible para las trasmisiones a Cuba. La enmienda no fue aprobada en una votación 33-66. Mitch McConnell votó contra la enmienda.

Viajes familiares a Cuba

En junio de 2005 se llevó a votación una enmienda para facilitar los viajes familiares a Cuba bajo circunstancias humanitarias. La enmienda se aprobó 60-35. Mitch McConnell votó contra la enmienda.

En octubre de 2003, el Senado votó por una enmienda para prohibir la puesta en práctica de la prohibición de los viajes a Cuba. La enmienda fue desestimada por una votación 36-59. Mitch McConnell votó a favor de la enmienda.

En diciembre de 2001, el Senado votó sobre una enmienda destinada a certificar, por parte del presidente estadounidense, que el gobierno cubano no estaba involucrado en el apoyo de actos de terrorismo internacional, como condición previa para permitir la venta de productos agrícolas a Cuba. La enmienda se aprobó 61-33. Mitch McConnell votó contra la enmienda.

En junio de 2006, el Senado votó sobre una enmienda en favor de introducir una Comisión Nacional Bipartidista que evaluara la política de Estados Unidos respecto a Cuba. La enmienda se aprobó 59-41. Mitch McConnell votó a favor de la enmienda..

En junio de 1999, el Senado votó en favor de una enmienda para terminar con las prohibiciones y restricciones de los viajes a Cuba. La enmienda se aprobó 55-43. Mitch McConnell votó en favor de la enmienda para poner fin a las restricciones a los viajes.

En julio de 1997, el Senado votó sobre una enmienda para permitir el apoyo de los cubanoamericanos a sus familias y los viajes humanitarios. La enmienda fue desestimada en una votación 38-61. Mitch McConnell votó contra la enmienda.

En marzo de 1996, se realizo una votación en favor de fortalecer el embargo estadounidense contra el gobierno cubano. Mitch McConnell votó en favor de las sanciones.

En octubre de 1995, el Senado votó sobre suspender la consideración de una serie de enmiendas con las cuales buscar sanciones internacionales contra el gobierno de Castro en Cuba, para así planificar el apoyo de un sistema de transición que condujera al establecimiento de un gobierno elegido democráticamente en Cuba. El Senado votó sobre el suspender la consideración de estas medidas en el ámbito, 64-34. Mitch McConnell, votó a favor de suspender la consideración y así votó en contra de las sanciones unilaterales.

En octubre de 1995, el Senado votó sobre el suspender la consideración de una enmienda para proteger los derechos constitucionales de los estadounidenses de viajar a Cuba. El Senado votó en favor de suspender la consideración, 73-25. Mitch McConnell votó en favor de suspender la consideración y de esta forma votó contra el permitir los viajes a Cuba.

En octubre de 1995, el Senado votó sobre una enmienda sustitutiva que llevara a fortalecer las sanciones internacionales contra el gobierno de Castro, y desarrollar un plan de apoyo a un sistema de transición que llevara a un gobierno democráticamente electo en Cuba. La enmienda no logró alcanzar los 60 votos necesarios para poner fin a una estrategia de votación filibusterista, 56-37. Mitch McConnell votó en favor de limitar el debate y llegar a una votación, y en este sentido apoyó las sanciones.

Este historial, tomado de PoliGu.com, muestran a un político que vota de acuerdo a las circunstancias del momento y la propuesta específica, y no a un legislador “ideológico”, aunque políticamente definido en contra del régimen castrista.

Otro ejemplo en este sentido es que McConnell trabajó junto al exsenador demócrata Max Baucus en 2003, junto con los también senadores entonces Mitch McConnell, Dianne Feinstein y Chuck Grassley, en la elaboración de sanciones contra el régimen de Birmania. A diferencia del embargo contra el gobierno cubano, las sanciones contra el régimen birmano fueron concebidas bajo el principio de una evaluación anual obligatoria, para evaluar su efectividad.

Dentro de la compleja agenda legislativa, es posible que el tema de Cuba no llegue a una discusión en el Congreso. Pero de ocurrir así, el papel de McConnell, tanto su posición política como su reconocida dureza y capacidad negociadora, serán una pieza clave en la negociación.


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