Actualizado: 22/04/2024 20:20
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Corea del Norte

Prensa cubana analiza conflicto coreano de acuerdo al lenguaje de la Guerra Fría

La Isla sigue aferrándose a un enfoque arcaico de la situación internacional

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El diario oficial cubano Juventud Rebelde presentó la crisis entre las dos Coreas en el más ortodoxo lenguaje de la Guerra Fría, ofreciendo sólo la versión de Corea del Norte sobre lo ocurrido:

“La República Popular Democrática de Corea (RPDC) denunció este martes que Surcorea disparó decenas de obuses hacia aguas jurisdiccionales de la parte Norte, provocación a la cual respondió, informa PL.

De acuerdo con una información de la Comandancia Suprema del Ejército Popular de Corea, citada por la agencia de noticias KCNA, la otra parte realizó esas acciones desde las 13:00 hora local de este martes hacia zonas en los alrededores de la isla Yeonphyeong del Mar Oeste.

Esta provocación militar parte del siniestro intento de Surcorea de mantener la ‘línea de límite al Norte’, frecuentando mandar sus buques de guerra bajo el pretexto de ‘controlar los barcos pesqueros’, añadió.

Recordó que a pesar de las reiteradas advertencias, las autoridades surcoreanas continúan agravando la situación en la Península al realizar el ejercicio bélico titulado Hoguk.

Explicó que ante la referida provocación, las fuerzas armadas tomaron la resuelta medida de responder con un fuerte e inmediato golpe físico.

La Comandancia advirtió que se continuará asestando sin vacilación alguna el contraataque en caso de que la otra parte se atreva a invadir las aguas jurisdiccionales de este territorio”.

Contrasta este lenguaje cargado de adjetivos de la prensa cubana con la reacción internacional.

La primera comunicación oficial de Seúl vino del presidente Lee Myung-Bak, que llamó a la calma para evitar que la violencia pueda ir a más: “Debemos manejar con cuidado la situación para prevenir una escalada de la violencia”, de acuerdo a la información aparecida en el diario español El País.

La Casa Blanca ha emitido un comunicado de condena exigiendo a Corea del Norte detener este tipo de acciones: “Estados Unidos condena con fuerza este ataque y llama a Corea del Norte a terminar con su posición beligerante y respetar los términos del Armisticio. EEUU está comprometido con la defensa de nuestro aliado, la República de Corea, y el mantenimiento de la paz y la estabilidad en la región”.

También en tono de condena, el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, se ha referido al ataque. “Lo que ha ocurrido es condenable. Los que lo comenzaron y dispararon contra la isla surcoreana”, ha dicho, “asumen sin duda una enorme responsabilidad”. Lavrov ha pedido “acabar cuanto antes cualquier intercambio de ataques” y ha hecho un llamamiento para que se tomen “medidas inmediatas para calmar la situación e impedir la repetición de acciones similares en el futuro”.

El Gobierno de Pyongyang, cuya economía depende básicamente de China, ha recibido un mensaje de alerta por parte de Pekín. “China expresa su preocupación sobre esta situación”, señaló en rueda de prensa el portavoz de turno del ministerio de Asuntos Exteriores, Hong Lei, quien añadió: “La situación necesita ser verificada”.

El portavoz pidió una verificación sobre los disparos realizados por Corea del Norte y llamó a los dos países a que “hagan más para contribuir a la paz y la estabilidad en la península coreana”.

Preocupación también en Alemania, cuyo ministro de Exteriores, Guido Westerwelle, pidió “una actuación sensata de todos los implicados” y transmitió las “condolencias” del Ejecutivo federal “a los ciudadanos de la República de Corea y su Gobierno en esta difícil situación”.

Japón ha calificado a través del secretario del Jefe de Gabinete, Yoshito Sengoku, el ataque de Corea del Norte como “imperdonable” y ha condenado el incidente.

Por su parte, Juventud Rebelde sólo se ha referido a las declaraciones chinas:

“El ministerio chino de Relaciones Exteriores expresó su preocupación por el nuevo incidente entre ambas naciones de la Península Coreana, situación ante la cual el gigante asiático espera que ambas naciones contribuyan a la estabilidad en la región”.

Lo ocurrido en la península de Corea ha recordado la situación de 1950, cuando un ataque del Sur contra el Norte desencadenó tres años de guerra.

“Las casas y las montañas están ardiendo y se está evacuando a la gente. Hay columnas de humo”, narraba a la cadena de televisión YTN, en pleno bombardeo, un testigo que aseguraba que la población civil estaba “aterrorizada”. El mismo pavor que recorre el espinazo de la acomodada Seúl, acostumbrada a vivir de espaldas a su vecino del Norte y hoy paralizada por el miedo a una guerra.

Durante el ataque, el más grave en los casi 60 años de armisticio (firmado en 1953) entre los dos países, más de 50 proyectiles de artillería (200, según la televisión surcoreana) lanzados por buques de guerra de Corea del Norte impactaron sobre la pequeña isla de Yeonpyeong, en el Mar Amarillo, al oeste de la península, a 12 kilómetros de la frontera entre los dos países y a sólo 80 del aeropuerto de Seúl, informa el diario español Público.

La Marina surcoreana no tardó en contraatacar, lanzando 80 proyectiles K-9 autopropulsados y desplegando en el cielo varios cazas F-15 y F-16, lo que convirtió esta remota isla de 1.600 habitantes en una auténtica zona de guerra. Seúl anunció el balance de víctimas: dos soldados muertos, cinco heridos muy graves, otros 11 de carácter grave y cuatro civiles con lesiones, ninguna de ellas crítica.

Los expertos consideran que podría tratarse de un golpe de efecto para reafirmar la autoridad de Kim Jong-un, hijo de Kim Jong-il y designado heredero de la dinastía comunista asiática, en un momento clave para consolidar su joven figura (tiene 28 años) en el seno de una cúpula dirigente casi octogenaria.

Salvo en la propia Corea del Norte, es difícil encontrar en los medios de información internacionales una visión tan distorsionada de lo ocurrido como la que está brindando la prensa cubana. Si el ataque recuerda a lo sucedido en 1950, las informaciones que están recibiendo quienes viven en Cuba no son más que un calco de los reportajes de aquella época. El aferrarse a un enfoque arcaico de la situación internacional sigue caracterizando a los medios de información de la Isla.


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