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Guerra on line

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La guerra de guerrillas del siglo XXI ha comenzado.

 

Tras el incidente entre China y Estados Unidos en que resultó muerto un piloto de combate asiático, y la disputa diplomática, rehenes mediante, miles de “voluntarios” hackers chinos pusieron en acción la variante on line de la guerra de guerrillas. Seiscientas cincuenta webs del gobierno norteamericano, instituciones, empresas y universidades han sido el blanco.

 

El FBI ya había advertido que un ataque masivo en la red podría producirse, de modo que muchas instituciones tomaron sus precauciones y tuvieron menos que lamentar. Otras, no corrieron la misma suerte.

 

Entre las webs atacadas estuvieron, por supuesto, la de la CIA, pero también la de la Liga de Fútbol Americano, bancos de California, centros médicos, universidades e institutos de investigación. Uno de los sitios más atacados fue www.whitehouse.gov, el sitio de la Casa Blanca, a la que Bush llama “la casa de todos los norteamericanos”, frase que los hackers ampliaron hasta convertirla en la “casa de todos los chinos”. Durante seis horas, el servidor de la Casa Blanca anunció “denegación de servicio” como consecuencia de una sobresaturación en la demanda de acceso. Aprovechando la denegación de acceso, los hackers se “apropiaron” miles de computadoras conectadas a la red, que a su vez solicitaron masivamente acceso a las webs atacadas. Se generó una demanda que multiplicó por ocho la capacidad de los servidores, y como consecuencia se produjo el colapso.

 

Los patrióticos hackers norteamericanos respondieron al ataque dejando fuera de combate a cientos de portales de Pekín, centros de investigación científica, instituciones militares y del gobierno asiático.

 

La acción delictiva, “insurgente”, o la pura gamberrada de los hackers, cuya aparición data de los comienzos de Internet, ha dado paso a organizados rangers on line. Se disparan subrutinas y líneas de comando, se derraman bytes en lugar de sangre. Los misiles portadores son las inofensivas líneas telefónicas. Basta un PC doméstico, más barato que un fusil de asalto con mira infrarroja, y un breve entrenamiento, para contar con un soldado en la red. No importa que sea miope, tenga los pies planos o corra los cien metros planos en diez minutos. Este nuevo “modelo” de guerra parece más light y, por supuesto, menos televisivo que la Guerra del Golfo. Pero las apariencias engañan. En un mundo cada vez más interconectado y donde desde las transacciones financieras hasta las órdenes militares, o una operación quirúrgica, se producen on line; un ataque organizado de hackers puede dislocar los servicios de emergencia, obstruir la acción médica, enloquecer las finanzas o sabotear los sistemas de comunicaciones de los que depende el tráfico aéreo. No sólo bytes serán derramados en tales circunstancias. Lógicamente, los países industrializados cuentan con más medios para repeler (o lanzar) ataques de esta naturaleza; pero al mismo tiempo son más vulnerables, dado su alto grado de interconexión. Aunque, por otra parte, el recurso esencial en esta guerra cibernética es el talento, que florece en todas las latitudes. Si un hacker solitario es capaz de crear un virus que provoque pérdidas multimillonarias, ¿qué efecto podría producir un destacamento de hackers adiestrados y dotados de todos los medios por un gobierno? ¿En qué medida serán efectivas las contramedidas y las “fire walls” ante ataques de esa naturaleza?

 

La guerra on line es algo que todavía está por ver. Por lo pronto, la Casa Blanca tuvo “un chino atrás” durante seis horas.

 

“Guerra on line”; en: Cubaencuentro, Madrid, 8 de mayo, 2001. http://www.cubaencuentro.com/meridiano/2001/05/08/2239.html.