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Presos en directo

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La información de que ha estallado un motín en una cárcel latinoamericana, ya casi no es noticia. Con superpoblaciones que normalmente multiplican por tres, por cinco o por diez la capacidad instalada, con una dieta balanceada (en las mismas balanzas de los campos nazis), pésimas condiciones de higiene y asistencia médica, lo único que en ellas sobra es la violencia. Con esos ingredientes, y algunos más, no es raro que con una asiduidad que ya parece rutina los presos se amotinen, tomen rehenes, conminen a las autoridades y creen una crisis eventual que por lo visto sólo funciona como paliativo para una enfermedad ya crónica en nuestras sociedades.

 

Por eso no es raro que los delincuentes europeos juzgados y encarcelados al sur del Río Grande, no luchen por la conmutación de sus condenas, sino porque los trasladen a una cárcel en su país de origen, y convertirse en presos cinco estrellas del primer mundo.

 

En esta ocasión ocurrió en la prisión de Curumbé, situada en Cuiaba, ciudad del Mato Grosso brasileño. 368 prisioneros (la capacidad teórica es de 260) aprovecharon el jueves 12 a las tres de la tarde, cuando estaba a punto de concluir la hora de visita, y tomaron a 163 reheres, entre ellos unos 50 menores y varios agentes de prisiones. El cabecilla de la operación, José Carlos Nascimento, era miembro del grupo Primer Comando de la Capital, banda que controla el tráfico de droga en las cárceles, y que conmovió Brasil el pasado febrero con la revuelta simultánea en 29 prisiones de Sao Paulo.

 

Los prisioneros de Curumbé exigían la dimisión de Elpidio Onofre Claro, director del penal desde hace 20 días.

 

Quince de los rehenes fueron liberados entre viernes y sábano, día en que al parecer los prisioneros alcanzaron un principio de acuerdo y se disponían a deponer su actitud, liberar a los rehenes y permitir el acceso de las autoridades. Pero los cabecillas se negaron a suspender el motín hasta el domingo, y explicaron sus razones a las autoridades.

 

Ya comunicada la prórroga del motín, el mismo sábado se escucharon disparos en la prisión, y poco después cesaba la revuelta.

 

Cuando las autoridades ingresaron al penal, descubrieron los cadáveres de Nascimento y otros cinco cabecillas, aniquilados por los demás presos. La razón de este ajuste de cuentas fue que Nascimento pretendía postergar la solución del conflicto, no para obtener mayores ventajas, sino para ser entrevistado en vivo, el domingo por la tarde, en uno de los programas de más audiencia de la televisión brasileña. Consideraciones secundarias eran el daño que se causaba a los familiares, o el acuerdo alcanzado.

 

Se cumple aquel postulado filosófico: “Sales en la televisión, luego existes”. Y su contrario: si no sales en la tele, tu existencia es, cuando menos, dudosa. Una razón que ya no es sólo usufructo de políticos y celebridades. Cualquier hijo de vecino soporta horas de espera para ocupar asiento en un plató, confiando en que un pase descuidado de la cámara revele al mundo su presencia televisiva. Miles de aspirantes claman por encerrarse en una casa y mostrar a la audiencia sus intimidades y miserias. Porque la existencia del homo televisivo nos demuestra que ser médico es una profesión, pero ser famoso (e incluso famosillo) es una carrera. Una verdad que descubrió y puso en práctica precozmente Fidel Castro, gracias a que la sufrida Cuba que él liberó, contaba con la más extensa red televisiva de Hispanoamérica. Una verdad que usufructuaron Franco, Sadan, Kadafi, Chávez en Venezuela y el primer político online, el Subcomandante Marcos.

 

Claro que en el caso de la cárcel brasileña, los presos pusieron las reivindicaciones concretas y el bienestar de sus familiares, por delante del famoseo de sus líderes; dando un ejemplo notable de sentido común. Decididamente, la sabiduría no tiene cátedra fija ni se cobija en exclusiva bajo el techo de las llamadas (y a veces mal llamadas) instituciones culturales y docentes. Y aunque esto no se traduzca en una incitación a copiar sus métodos, algunos catedráticos deberían estudiar sin prejuicios la filosofía de los reos.

 

“Presos en directo”; en: Cubaencuentro, Madrid, 17 de abril, 2001. http://www.cubaencuentro.com/meridiano/2001/04/20/1967.html.