• Registrarse
  • Iniciar sesión

Esa distancia entre el rock y tu oído

Comentarios Enviar Print

 

El rock, como cualquier otra manifestación artística, requiere ciertas condiciones para su creación, y medios para difundirse, antes de llegar al público. A veces, incluso, una difusión inadecuada retroalimenta una creación desafortunada. Esa distancia que va desde el rock a tu oído es el tema de este artículo, elaborado a partir de una amplia conversación con jóvenes aficionados al rock, especialistas en divulgación masiva, críticos, músicos y periodistas.

 

¿Es de alguien el rock?

 

Guillermo Vilar (crítico): Lo que vale en el rock es patrimonio de la cultura universal. Arte. La palabra lo dice. Buena música. Eso no es yanqui. Y lo que es enajenante, eso no lo queremos para nuestros jóvenes. Por otra parte, hay mucho mimetismo, cierta tendencia a imitar, pero a imitar de un modo infantil, de una manera subdesarrollada. Si se imitara con talento, todavía. Son estúpidos. A veces ni saben por qué piensan así.

 

De modo que sería el

 

Rock cubano, ¿una utopía?

 

Ernesto García (trabajador): Yo soy fanático de los grupos de rock. He oído a Trébol, que toca mucho por la Víbora, fui utilero de Ovni, que ensayaba en la Casa de la Cultura de Arroyo Naranjo; Venus, que tocaba mucho en La Habana Vieja. Imitan mucho, tienen que imitar como hacen 20.000 profesionales. A veces los trancan. No saben cómo hacer y no tienen oportunidades. A veces tocan en una casa de cultura porque ellos mismos lo resuelven. Un rock cubano que sea bueno, como está haciendo Gens con música de Silvio, eso es lo que necesitamos.

 

Eloísa: Caballeros, volvamos a la realidad. El problema del rock aficionado es el mismo problema en general del movimiento de aficionados en Cuba. Es que hemos pensado que cualquiera puede pararse en un escenario lo mismo a bailar que a cantar, y hemos tratado de hacer cultura extensiva.

 

Ernesto García: Yo pienso que el trabajo de las casas de cultura es para formar público. Porque si aquí existen escuelas de arte, los artistas deben salir de las escuelas de arte.

 

Esther: ¿Qué pasa con los muchachos y la música rock? En primer lugar, casi nunca tienen a un instructor que los atienda. No hay recursos. ¿Y a quién se le ocurre hacer música rock sin recursos? Yo no tengo nada en contra del grupo Venus. Conozco sus textos y he ido a sus conciertos, pero son textos completamente antiestéticos y antiliterarios, aunque con muy buenas intenciones. No se puede difundir esa música, porque le hacemos daño a la gente. No es que haya tabú, pero no podemos difundir un producto de mala calidad. Tampoco debo prohibirles que pasen su tiempo libre rasgueando una guitarra en una casa de cultura. Quería referirme al problema del Pabellón Cuba. Para nadie es un secreto lo que ocurría en el Pabellón Cuba cuando ponían un video. De los jóvenes que entraban, había algunos con problemas, pero los mismos que aplaudían a Silvio Rodríguez eran los que aplaudían a Led Zeppelin. Nosotros somos los que tenemos que manejar el problema de la propaganda, de la difusión, de la promoción, y obtener un resultado positivo.

 

José Manuel: [en referencia a los grupos de rock aficionados] Yo hago una pregunta: ¿Por qué entonces, si no son buenos músicos, ni profesionales, atraen tanto público? Pienso que los jóvenes prefieren oír a un grupo mataperrero cubano, que sentarse al lado de una grabadora o de la FM, a escuchar un grupo extranjero por muy bueno que sea. Sencillamente, necesitan que nosotros hagamos ese tipo de música. Subsiste de todos modos el problema de una mala difusión. Yo no sé mucho de música, pero me gusta mucho Gens, Monte de Espuma. Ahora se está viendo algo por la TV, porque hay gente todavía con la idea de que para oír música rock tiene que tratarse de un grupo americano o inglés. Moncada, Síntesis, y de ese marco estrecho no salimos. Es un poco el problema de la oferta y la demanda. La oferta de calidad que ponemos a disposición de la demanda es muy reducida. Hay otro problema y es la programación. A veces he visto que ponen programas de interés en un horario no estelar.

 

Por supuesto, si se aspira a crear el rock cubano, este tiene que ser

 

Calidad, no bulla

 

Silvia Gaume (especialista en difusión musical de la TV): También, con todas las dificultades que tenemos, yo pienso que todas estas cosas son superables a partir de la propia superación de los productores, de la música que nos entre, de la que se fabrique. Monte de Espuma, Síntesis, Amaury... O los que no se difunden. No quiere decir que el rock se convierta de hoy para mañana en el rey de la difusión y el ombligo del mundo, pero sí es necesario acabar con el mito y la estupidez. El rock es una manifestación musical como cualquier otra y nos gusta bailarla, escucharla, porque somos jóvenes y es la música de nuestra época. A partir de esto, empezar la batalla con nuestro propio rock, y ganarla con calidad. Porque Kansas, etc., son músicos de mucha más calidad que muchos músicos sinfónicos que andan caminando por ahí. El buen rock, claro.

 

Ese espectáculo que es la música

 

Edesio Alejandro (músico): Pienso que se nos van alante porque no tenemos los medios. Ahora bien, hay un grupo que se llama Miami, y hacen una especie de rock con música cubana. Hay mil gentes que han hecho eso, pero no han tenido ni la difusión ni los recursos.

 

Alberto Serret (escritor): Tenemos que buscar la forma de darle a nuestros jóvenes el rock de una forma atractiva, tanto musical como visualmente.

 

Silvia Gaume: Hace poco se hizo un programa “Mañana es Domingo”, con Edesio y Monte de Espuma. Aunque la TV usa humo para cualquier cosa, para el rock y la música electroacústica faltó humo. No había que darle importancia. Un concierto de rock implica una serie de elementos extramusicales que le sirven de andamiaje a la música. Sin ellos sería difícil realizarlo: rayos láser, luces, dinamismo. Si nos quedamos atrás, los jóvenes nunca se van a sentir identificados con lo que les estamos dando; por tanto, necesitamos ese espectáculo, que no puede contravenir la ética, ni incitar a la violencia. Lo necesario es lo elemental.

 

Víctor Rodríguez (músico): Respecto a eso, debemos abogar porque nuestras puestas, nuestros conciertos de cualquier tipo, vayan actualizándose y se apropien de los elementos del mundo actual. Los últimos recitales de Silvio en el Carlos Marx y en el Nacional usaron algunos efectos de luces, en son de búsqueda, que no había visto antes en la Nueva Trova. Es romper esquemas, salir de la luz estática, la sucesión de canciones y los aplausos.

 

Presiones intangibles

 

Alberto Serret: En el ámbito nacional, Violente ha caído en saco roto, aunque tanto la agencia France Press como los medios de muchos países latinoamericanos se hicieron eco de ella. Los pocos que hablaron en Cuba de ella, lo hicieron como si fuera una obra de teatro más, ignorando sus peculiaridades. No se le ha dado difusión, pero no sólo eso, sino que hemos sentido desde antes, durante y después de su puesta, ciertas presiones fantasmales, sutiles, contra el hecho de que se haya puesto en Cuba una ópera rock, pasando por alto el hecho de que sea una obra con todos los valores revolucionarios que puede tener una obra hecha en Cuba en estos momentos.

 

Edesio Alejandro: Como compositor, yo siempre he hecho la música que me ha dado la gana. Nunca el Ministerio de Cultura me ha dicho: Puedes hacer esta música o no puedes hacer aquella. He tenido absoluta libertad para crear. Las presiones a que se referían respecto a la ópera que hicimos, son presiones que no se ven. Presiones como aquella que me ocurrió: Hasta un momento yo aparecía en conciertos que se realizaban a través de la UNEAC. Después nunca más se me llamó para aparecer en ningún concierto, y coincidió con el instante en que se empezó a notar que mi música popular tenía una cierta influencia del rock. Lo que se siente es un cierto tratamiento despectivo hacia esa música. Presión ninguna. Yo la he hecho siempre.

 

Lo bueno que sí y lo malo que no

 

se divulgue, parece ser una conclusión obvia, pero no tanto si lo analizamos en detalle.

 

Alberto Serret: La música, los videos de rock que nos entran de países socialistas no son los mejores, y a veces son tan infames que uno dice: el único rock que existe es el inglés y el norteamericano. Ese es un problema serio. Están poniendo videos de rock europeo a los jóvenes y casi todos (salvo excepciones) son malos, grabados en vivo, con mala acústica, donde los vocalistas y la instrumentación son atroces. Suena a latica. Eso está atentando contra nosotros. Atenta contra la necesidad de todos los hombres de esta época de escuchar buen rock en Cuba, que responda a nuestros requerimientos espirituales. En Cuba abundan criterios contra el rock y son apoyados a veces de forma oficial, por eso no se está haciendo un rock válido en muchos sentidos. Por ejemplo, en el sentido del espectáculo.

 

Silvia Gaume: Quiero hablar de la difusión, el punto que más me preocupa. El sonido que damos por radio y TV puede ser un sonido maravilloso. Y la imagen también. Pero la TV se aprovisiona de videos que trae Chicho, que nos entran por cualquier vía. Hay que rellenar esa necesidad porque ya hemos creado un público que demanda en Colorama y otros programas. ¿Qué es lo que falla en esto? Las altas y las bajas de nuestra difusión.

 

Por ejemplo, dan un solo concierto de Banco mutuo de Socorro, o viene el grupo Karat, uno de los mejores de la RDA, y lo mandan a tocar para Remanganaguas, la TV no les hace ningún video, porque había que grabar miméticamente de algún teatro un concierto o casa así. No hay prioridad, aunque nos interesan los resultados.

 

Edesio Alejandro: Respecto a Violente, nuestras agencias todavía no se enteraron que era un logro cultural a bombos y platillos. Es la ignorancia. Además de otros que piensan: Si esto es un lío, yo no quiero meterme en líos. Mejor grabo un dúo o cosa así, y no tengo que romperme la cabeza pensando cómo superar los vídeos extranjeros, que tienen un ritmo de tres segundos por imagen.

 

Alberto Serret: Desde que empezamos Violente, los guionistas trabajamos asustados con lo que iba a pasar. Y lo manejamos en secreto hasta el último momento para que saliera, para que nadie le pusiera obstáculos. Pretendíamos demostrar que mediante el rock se puede comunicar un mensaje progresista como es la lucha contra la carrera armamentista, de la que Fidel ha hablado en millones de lugares.

 

José Manuel: Otro caso: un grupo soviético que estuvo aquí hace poco. Yo no me enteré de que estuvo hasta el día antes de irse, cuando los pusieron en Joven Joven. Y tocaron en La Habana. ¿Por qué no nos enteramos de eso? ¿Cuáles son los mecanismos? ¿Cuál es el filtro por el que tiene que pasar para nosotros obtener esa información? Es todo un acontecimiento para nosotros conocer un grupo de rock soviético.

 

Desinformación: padre y madre de la ignorancia

 

Esther: En un recital del grupo Moncada yo vi una pancarta que decía: “Viva Moncada, Heavy Metal”. Mira tú que ignorancia. Yo estaba muerta de la risa, pero por lo menos ese niño que decía Heavy Metal, arriba estaba diciendo Viva Moncada.

 

Silvia Gaume: Lo que pasa es que la falta de información provoca la ignorancia. La ignorancia recae en la juventud y responden con rebeldía.

 

En un momento abrimos una esquina de la puerta y decimos: por ahí va a entrar un 10% de información sobre rock. Pero el 90% se queda afuera. Entonces, ¿qué pasa? Se identifican con grupos que prefabrican una imagen de violencia, con grupos neofascistas.

 

Guillermo Vilar: Recibí una carta hace un tiempo de un joven combatiente en Angola, donde me decía que estaba muy satisfecho por haber leído un trabajo mío sobre Kansas. Un hombre que está allá peleando, y su periódico le hizo un artículo sobre Kansas, no sobre Kiss, sino sobre un grupo bueno. Como decir medalla de oro, aunque el deportista sea norteamericano.

 

Cuando salió Radio Martí, en cambio, por mi trabajo me pidieron que lo monitoreara. Como radio es bastante mediocre. Ponen música rock y eso, pero llego a la conclusión personal que el joven se siente pleno cuando sus medios le informan sobre esta música, no cuando la oye por estaciones enemigas y se siente confuso. Porque en Radio Martí no sólo le ponen música, sino que además le dicen cuarenta sandeces, y eso lo molesta. Hace falta que la música se la demos nosotros con nuestro criterio y desmitificando. Yo he puesto a Led Zeppelin en Perspectiva y audiciones en la Casa del Joven Creador y ¿qué pasó? No pasó nada. Es distinto cuando el muchacho tiene un vídeo que no ha visto nadie.

 

La información que están brindando nuestros medios de difusión es superficial. Tan parecida a la de la prensa occidental como una gota a la otra: Fulano nació aquí, vivió allá, y su repertorio discográfico es... Pero hay que hacer disecciones ideológicas, musicales, estéticas. Para que el público medio se informe, valore, se ponga al día y sepa más de lo que le brindan las agencias occidentales.

 

Cretinismo y violencia

 

Ernesto: Estamos importando la imagen esa de la violencia en el rock del mundo capitalista.

 

Silvia Gaume: También está el problema de la fabricación por grupos de rock de una imagen de violencia. Ahora bien, en nuestro país ha sucedido otra cosa: cada vez que ha sucedido un episodio de violencia relacionado con un espectáculo de rock, es porque ha habido un cretino metido adentro. En un pueblito de La Habana hubo un escándalo porque la directora de la casa de cultura, después de anunciar un grupo rock, solicitó que actuara primero un grupo de teatro uruguayo, que sería muy bueno, pero en ese momento, con todos los muchachos esperando por el grupo rock... Habían viajado horas desde los otros pueblos para escucharlo y la obra aquella duraba casi dos horas. Ahí los elementos violentos fueron ganando terreno. En Banco Mutuo de Socorro ocurrió la misma historia: rompieron las puertas. Hacía falta alguien que les dijera: Va a haber diez conciertos. Tú vas a poder oírlos cuantas veces quieras. Relájate, tranquilízate y ven mañana a comprar tu entrada.

 

¿Crear buenos patrones o mal gusto?

 

Ivette Vega (Sicóloga): El problema no está sólo en criticar los malos patrones que tienen los jóvenes, sino en crearles nuevos patrones. Me duele cuando alguien dice que los jóvenes están perdidos. En todo caso, los hemos dejado perder. No los hemos formado. Hay desviados y malos educados, pero los responsables somos nosotros. Lo difícil es crear nuevos patrones, nuevos ídolos. Sustituir patrones con calidad. “Perspectiva” sale una vez a la semana y, mientras, por nuestras emisoras se está poniendo durante 24 horas música terriblemente mala, y todo el mundo la tararea.

 

¿Qué esperamos?

 

Silvia Gaume: Pienso que la difusión nuestra tiene que ver con lo que se ha hablado acerca de la imagen. Una imagen importada, por ejemplo. Estoy de acuerdo con Edesio en cuanto a la era tecnológica en que vivimos, en cuanto a la necesidad de la música rock. Hay grandes desniveles en la información. ¿Por qué hemos esperado 20 años para que salga un programa sobre los Beatles y 22 para que salga uno sobre Elvis Presley? Y todavía seguimos esperando porque salga otro sobre John Lennon. Hemos comenzado a estudiar las investigaciones hechas. Pero el problema no está en investigar, sino en resolver estas cuestiones, pero ya, de cuajo, que esa es la principal dificultad que tenemos.

 

Otro problema es la ausencia de política musical y cultural dentro de los medios de difusión, incluyendo la prensa plana. No hay una política y sí un miedo espantoso. ¿Miedo a qué? Tenemos necesidad de ofrecer información especializada sin caer en el teque, porque si hay alguien enemigo del teque es el joven. Y si caes en eso, estás frito. Eso tiene que llevar un respaldo de investigaciones sociológicas, sicológicas. ¿Qué investigación se realiza? Escasísima. Pienso que es decisiva la definición de una política de criterios. Todo el mundo tiene cientos de criterios, pero nadie le pone la tapa al pomo. Debe haber una política coherente, pero alguien tiene que definir.

 

“Esa distancia entre el rock y tu oído”; en: Somos Jóvenes, n.º 110, La Habana, enero, 1989.