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Vaticinios

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Cuando se celebró, el 3 de enero de 2000, una conferencia de prensa en la casa de la Cultura de Angola de La Habana, millones de cubanos estuvieron atentos a las predicciones de Ifá, la Letra del Año que regiría el 2002, elaborada por una comisión de 600 babalawos reunidos el 31 de diciembre, bajo la presidencia del sacerdote de Ifá Guillermo Diago.

 

Quizás la eterna juventud y la predicción exacta del futuro sean las dos aspiraciones que no faltan en ninguna cultura humana. Sobre todo la segunda, dado que el destino sigue siendo azaroso, cosa que no lograron derogar ni siquiera los planes quinquenales de Humberto Pérez en la JUCEPLAN, quien tampoco consiguió predecir su futuro de funcionario descatalogado.

 

En tiempos de vaticinios rentados, predicciones a la carta, adivinos telefónicos a euro el minuto, pitonisas cada vez más desmelenadas en la tele, y oráculos que se codean con las estrellas de cine; es de agradecer que los babalawos cubanos dicten gratuitamente una letra para toda la nación, sin que nos exijan a cambio conversión, militancia o Master Card.

 

Mediado el año, podemos tasar en qué medida se han cumplido los pronósticos, y valorar lo que nos queda aún por sufrir hasta diciembre, dado que este 2002, regido por Changó y Yemayá, se nos anunciaba pletórico de calamidades.

 

El anuncio de muertes por epidemias de enfermedades infectocontagiosas, por lo que se recomendaba evitar la acumulación de basuras y escombros, así como cremar o enterrar los desperdicios orgánicos, se cumplió en toda la regla, con recogida masiva de basura y batallones de combatientes contra el pérfido Aedes aegypti.

 

Se vaticinaban golpes de Estado, cosa que puede darse por cumplida con el de Venezuela, por sus resonancias en Cuba, aunque quedan seis meses para engrosar la cuenta. En lo que se refiere a “ruptura de convenios, tratados y acuerdos en gran magnitud”, ha habido cortes de suministro petrolero, y amagos de cancelar el convenio entre Venezuela y Cuba, por los reiterados impagos. Esperemos, por el bien de los nuestros en la Isla, que las rupturas sean en el suministro de armas, y no se rompa, como de costumbre, el convenio por el lado más débil. Si falla la electricidad, y los refrigeradores entran en estado cataléptico, será difícil cumplir con la Letra y tener “Cuidado con las comidas descompuestas”.

 

Se anuncian también sanciones económicas (además de las ya existentes) lo cual no resulta improbable, teniendo en cuenta el malestar de los empresarios del Viejo Continente, recogido en un comunicado de ocho puntos entregado por la Unión Europea a las autoridades de la Isla.

 

Las “pérdidas de vidas en el mar y en el río” casi se cumplen de manera abrupta, ante el rumor de que una nueva corrida del balsero se abriría el 4 de julio. No obstante, los miles de salidas ilegales y la imprecisa estadística de las víctimas de este medio año, pueden haberlo confirmado con creces. Claro que desde hace poco menos de medio siglo, esto se viene cumpliendo. “Evitar que los menores vayan solos a la playa o al río”, era un sano consejo de la Letra. Al que podría añadirse una coda: evitar la balsa rústica, aunque el menor esté acompañado por toda la familia. Recuerde que “la paciencia es tan constante como la existencia del cielo y la tierra”, que la Corriente del Golfo es traicionera, la Coast Guard te devuelve a menos que pises tierra, y el bombo ha agraciado ya a muchos compatriotas. Aunque también se comprende que “El que lleva candela en las manos no se puede esperar”.

 

Se hablaba en la Letra de “penetración del mar y accidentes marítimos”, así como “afectación en la marina mercante”, eventos por los que aún deberemos esperar, con la esperanza de que no ocurran. Penetración EN el mar sí que ha habido.

 

Se hablaba de “proliferación de la guerra”, algo que lamentablemente ocurre año tras año, aunque parece desbocarse tras los acontecimientos del 11 de septiembre. Y también de “malversación del erario público, y robos”, acontecimientos que bien podrían estar sucediendo, pero que la prensa nacional sólo nos revelará dentro de muchos años, como corresponde al periodismo de investigación histórica.

 

Se aconsejaba el 3 de enero “ Abstenerse del consumo desmedido de la carne de cerdo”, algo de lo que ya se ocupa el gobierno, y “Evitar por todos los medios la ira y la violencia”, es decir, firme el socialismo perpetuo, no se señale, no coja lucha, olvídese de los peces de colores y siga en lo suyo, escapando. De todos modos, ya eso venía por decreto. Aunque recuerde que “La oveja que se asocia con un perro, comerá mierda”.

 

Como vemos, entre los vaticinios y la realidad hay, en lo que va de año, notables coincidencias. Como de costumbre, el grado de cumplimiento dependerá también de la buena voluntad que le pongamos.

 

En Occidente, regido por los índices bursátiles, el Nikei y el Down Jones, el Ibex, el Euribor, la tasa de inflación y el 4,5%TAE de interés a medio plazo; no hay oráculos en paro. Se les agolpa la clientela a las puertas. ¿Quién podría reprocharnos a nosotros, ateos de la estadística, la fe en un vaticinio nacional, multitudinario y de uso social?

 

Durante veinte años los analistas de Miami predijeron, cifras irrevocables en mano, la caída de Fidel Castro. Y en La Habana se han cumplido todas las metas, millones de horas-noticiero han dado cuenta de cosechas astronómicas y vacas vanguardias; las cifras del progreso han sido milagrosas, y aún así, el país no ha ido palante, ni para coger impulso en su retroceso.

 

Habida cuenta de lo anterior, más vale escuchar con atención a los babalawos, que a las estadísticas triunfales. Al menos no nos sepultan en cifras desechables, su discurso es breve y misterioso, como la vida misma, y no pretenden que sus palabras sean acatadas como la única verdad irrebatible sobre la faz de la Tierra.

 

“Vaticinios”; en: Cubaencuentro, Madrid, 6 de agosto, 2002. http://arch.cubaencuentro.com/cultura/2002/08/06/9287.html.