Actualizado: 18/04/2024 23:36
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Trapos sucios

Si las píldoras de la CIA hubiesen pasado por el gaznate de Castro, ¿los cubanos se habrían librado de todo lo que vino después?

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Hace años, la televisión cubana mostró a unos espías castristas "desclasificados" por el Ministerio del Interior y los presentó como héroes del socialismo que habían hozado en los basurales capitalistas en busca de datos útiles a la revolución. Una de mis hijas, entonces una niña, se asombró de la cara de brutos que tenían. ¿De qué te asombras?, le dije, ¿no ves que son de la contrainteligencia?

Recordé la anécdota al leer la noticia de que la CIA ha desclasificado documentos de un archivo suyo de actividades secretas, al que con relamido sarcasmo llama "las joyas de la familia". Estas "joyas" son trapos sucios que revelan delitos y chapucerías de la agencia de espionaje más potente que existe.

Tengo la convicción de que de trapos sucios como los de la CIA, rebosan los archivos de todas las agencias de espionaje del planeta. La diferencia entre ellas radica en que poquísimas se desnudan más o menos cada cierto tiempo y las otras ni siquiera se descalzan.

La constatación de que la CIA apalabró con mafiosos el envenenamiento de Fidel Castro —un secreto a voces que anduvo rodando durante décadas— ha tenido un eco mediático universal. Castro, que capea el tedio de su moribundia cometiendo artículos, ha aprovechado la ocasión para reactivar en su prensa privada, que es toda la prensa cubana, viejas incriminaciones contra Estados Unidos, involucrando ahora en ellas a Bush Jr., el cual, que se sepa, no ha intervenido en ningún complot para cargárselo y que, según acaba de afirmar en público, sólo aguarda que el buen Dios culmine de una puñetera vez la tarea en que fracasaron los mafiosos.

Si las pildoritas letales que la CIA entregó al capo Giancana hubiesen pasado por el gaznate del dictador, ¿los cubanos se habrían librado del paredón de fusilamiento, del calabozo tapiado, del exilio, del racionamiento infinito y de ser merienda de tiburones en el Estrecho de la Florida? ¿Cuba no sería hoy la ruina física y moral que es?

No siempre la violencia es la competente partera de la historia, como creía Carlos Marx. En el capítulo de magnicidios se ha comportado más bien como una desmañada curandera.

Dadas las circunstancias políticas internacionales existentes en 1960, caracterizadas por la Guerra Fría y por el proceso de descolonización y el auge de la izquierda en el Tercer Mundo, cabe suponer que, si entonces la CIA hubiese asesinado a Fidel Castro, habría potenciado el enorme apoyo nacional e internacional con que contaba la revolución cubana, y ese redoblado apoyo habría fortalecido al sucesor del líder asesinado.

Por lo pronto, un líder ascendido a mártir está casi destinado a ocupar un mausoleo y ser referencia inspiradora por tiempo incalculable. O sea, puede metamorfosearse en un gladiator metafísico: una entidad más resistente que cualquier gobernante.