El asesino noruego probablemente está “loco”, según su abogado

El abogado del noruego que masacró la semana pasada a 76 personas con una bomba y un tiroteo dijo el martes que su cliente parece estar loco.

Los ataques cometidos el viernes por Anders Behring Breivik traumatizaron a la normalmente pacífica Noruega, que está teniendo problemas para asumir su peor masacre en tiempos de paz de la historia moderna.

“Todo el caso indica que está loco”, dijo Geir Lippestad de Breivik, de 32 años y que ha confesado haber cometido acciones “atroces pero necesarias”, y niega ser un criminal.

El abogado señaló que es demasiado pronto para decir si alegará enajenación mental, añadiendo que su cliente podría oponerse porque cree que solo él “entiende la verdad” y lo que considera una necesidad de combatir “el marxismo cultural” y el Islam.

“Él es de la opinión de que ahora se le verá como a un demonio pero que la gente se lo agradecerá en 60 años”, dijo. Los escritos de Breivik hablan de un cruzada hasta 2083, 400 años después de la batalla de Viena en la que los cristianos empezaron a derrotar al Imperio Otomano.

Lippestad añadió que Breivik ha dicho que formaba parte de una red anti islámica que tiene dos grupos en Noruega y varios más en el extranjero. Pero la policía cree que probablemente actuó solo en sus sangrientos ataques, que han unido a los noruegos en la repugnancia.

El abogado, miembro del Partido Laborista cuya división juvenil fue atacada a tiros por Breivik en una idílica isla, dijo que renunciará a la defensa si el acusado no acepta someterse a pruebas psicológicas.

Lippestad es conocido por su defensa de un extremista de derechas condenado en 2002 a 17 años de prisión por el asesinato racista de Benjamin Hermansen, un joven de 15 años de padre africano.

En Washington, el presidente de EEUU, Barack Obama, escribió un mensaje de condolencia en la residencia del embajador noruego, diciendo tener “el corazón roto por la pérdida de tanta gente, especialmente jóvenes con la plenitud de la vida por delante”.

Por su parte, el ministro noruego de Justicia, Knut Storberget, ignoró las críticas sobre que la policía reaccionó con lentitud frente a la masacre y elogió el martes su “fantástico” trabajo.

Un equipo del cuerpo policial de asalto tardó más de una hora en llegar a la isla de Utoya, donde Breivik estuvo disparando fríamente a los aterrorizados adolescentes que asistían a un campamento del Partido Laborista. Mató a 68 personas allí y a ocho en una bomba colocada en el distrito gubernamental de Oslo.

El ministro también negó que la policía hubiera ignorado las amenazas planteadas por fanáticos de extrema derecha en Noruega. “Rechazo las sugerencias de que no hayamos tenido a la extrema derecha bajo el microscopio,” dijo.

Muchos noruegos parecen estar de acuerdo en que la policía no merece oprobio por su respuesta. En una manifestación de más de 100.000 personas en Oslo el lunes por la noche, la gente aplaudió a los trabajadores de rescate.

Las calles estaban llenas de rosas blancas y rojas que quedaron tras la manifestación, la más grande del país desde la Segunda Guerra Mundial.

La policía de Oslo publicó el lunes por la noche los primeros nombres de los muertos. Tres habían muerto en Oslo y uno en la isla. La lista oficial será ampliada a diario, según las autoridades, y puede encontrarse en la página web www.politi.no.

Los diarios noruegos ya han publicado más nombres, por ahora la víctima más joven tenía de 14 años. Muchos eran jóvenes de veintipocos años.

Noruega ha experimentado algo de alivio porque Breivik parezca haber actuado solo en su intento de salvar a Europa del “marxismo cultural” y una “invasión islámica” atacando al Partido Laborista al que culpaba de permitir el multiculturalismo.

Storberget dijo a Reuters televisión que Noruega ha recibido una “dura lección”, pero que seguirá siendo una democracia libre y abierta, aunque haga cambios no especificados para mejorar la seguridad.

“No queremos que este hombre horrible cambie Noruega”, dijo Lars Andersen, un oficial militar retirado. “Y no lo haremos. La gente no habla de venganza, sino de reunirnos bajo nuestros valores”.

EL ministro de Exteriores, Jonas Gahr Stoere, y el príncipe heredero Haakon visitaron una mezquita el martes por la noche para reafirmar su rechazo a las posiciones de Breivik. Mucha gente pensó erróneamente en un principio que al Qaeda estaba detrás de la bomba del viernes.

Los investigadores cuestionan la versión de Breivik de que forma parte de una red de “cruzados” de ultra derecha anti islámica, considerándolo presunciones fantásticas psicopáticas provenientes de un hombre que ha escrito que la exageración es una forma de sembrar confusión entre los investigadores.

Sin embargo, Yngve Ystad, un destacado psiquiatra forense noruego y asesor de la policía, dijo que es improbable que a Breivik se le diagnostique psicosis y por lo tanto se le considere no responsable de sus acciones, o incluso que pueda alegar una responsabilidad limitada sobre sus actos.

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