Actualizado: 27/03/2024 22:30
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Obama, EEUU

Cuba y Estados Unidos, algo más que una confrontación

En Cuba avanza el tiempo y solo progresa la destrucción de las riquezas materiales

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Barack Obama defendió las medidas ejecutadas respecto a Cuba mediante su discreción presidencial, en el programa de Oscar Haza del canal América TV, el 10 de julio pasado. Muy apropiado espacio para hacerlo, pues su amplia audiencia brindaba la posibilidad de llegar a cubanos y cubano-americanos de distintos puntos de vista, desde la mayoría que actualmente concuerda con facilitar los contactos y la ayuda familiar y de amigos, hasta la política y económicamente poderosa minoría anquilosada en el pasado. Demostró ser valiente y merece que los ciudadanos norteamericanos de origen isleño contribuyan a brindarle la posibilidad de continuar ampliando los contactos pueblo a pueblo.

El Presidente dejó clara su posición si continuaba el inmovilismo y la represión… “Por eso es que digo que nosotros no vamos a ver grandes movimientos o una mejoría en las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, si los gobernantes cubanos continúan haciendo lo mismo una y otra vez” contestó al periodista según reportó France Presse (acá no tenemos acceso a la televisión de Estados Unidos, y los programas de Haza son muy atacados). Indudablemente, para quienes no tienen familiares o no pueden viajar a Cuba, resulta prácticamente imposible imaginar cómo malviven y piensan la mayoría de los cubanos, que se benefician extraordinariamente por la política realista de la actual Administración norteamericana, y encomian a Obama. Parece que les resulta imposible comprender cómo el flujo hacia Estados Unidos con retorno, así como las actividades culturales, científicas, religiosas, deportivas y otras de norteamericanos eclosiona en provecho de los conocimientos y la visión del mundo actual en un país con progresiva involución, en la época de la revolución del conocimiento.

Las autoridades cubanas han tenido la oportunidad de corresponder facilitando la normalización de las relaciones, como sugirió Raúl Castro al asumir el poder en julio de 2006 y posteriormente. Sin embargo, del contencioso por el encarcelamiento del contratista Alan Gross se ha pasado a la intromisión propagandística en la campaña reelectoral de Obama, mientras el pueblo cubano admira y agradece las medidas del mandatario norteamericano que alivian la miseria hogareña, y favorece las iniciativas por cuenta propia. Esa política proactiva denota una evaluación realista de las condiciones actuales en Cuba y lleva a evocar la reconstrucción y la modernización, impulsadas por Estados Unidos entre 1898 y 1902, poco conocidas, pues la Republica se instauró en medio de grandes discusiones con los interventores por la Enmienda Platt y otros importantes asuntos políticos.

Entonces Cuba había quedado destruida como consecuencia del aferramiento implacable de España a no perder la “joya de la corona” durante la guerra de independencia iniciada en 1895. La producción se afectó considerablemente; el principal rubro, la zafra azucarera de 1895 alcanzó más de un millón de toneladas, pero la de 1896 fue de 225.221 toneladas. La reconcentración en las ciudades y poblados dictada por el Capitán General Valeriano Weyler en 1896, con el propósito de privar de sustento y apoyo a las fuerzas insurgentes, en dos años se supone que ocasionó 287.000 defunciones, cuando la población total del país no llegaba a 1,5 millón de habitantes. Una de las primeras medidas de los interventores militares norteamericanos en 1898 fue el socorro a la población desplazada mediante la distribución de medicinas y alimentos, o como hiciera el General Wilson en Matanzas con la entrega a algunas familias de una yunta de bueyes, un arado, doce gallinas, un gallo y varios elementos más para el cultivo. También se emplearon muchos hombres en las cuadrillas de saneamiento y obras públicas por bajos salarios o raciones de comida.

Entonces los cuarteles se convirtieron en escuelas; la facultad de medicina de la Universidad de La Habana se instaló en el antiguo cuartel de la guardia civil; el Archivo General de la Isla y la biblioteca pública, embrión de la Biblioteca Nacional, se ubicaron en el Cuartel de la Real Fuerza. En La Habana se realizaron grandes obras constructivas como la Avenida del Golfo —inicio de nuestro actual Malecón—, así como los edificios de la Academia de Ciencias y las Escuela de Artes y Oficios. Surgieron grandes parques, jardines públicos y amplias avenidas para las bicicletas y autos que sustituyeron a los carruajes. En todo el país barrenderos y funcionarios de salud pública realizaron una gran campaña de higienización, que abarcó la canalización de desagües y vertido de desperdicios. Se instalaron servicios sanitarios, que en la capital y Matanzas solo tenían el 10 % de las casas, importados de Estados Unidos y vendidos a precios módicos. Un extraordinario suceso fue el tranvía eléctrico extendido hasta los barrios de la periferia de La Habana. Con gran rapidez se ampliaron los sistemas de electricidad, telégrafo y teléfono, y poco a poco se comercializaron máquinas de coser y escribir, artículos de cocina, lámparas con bombillas eléctricas, ventiladores, y posteriormente fonógrafos, autos, radios y refrigeradores —llamados todos popularmente frigidaires.

Gran repercusión tuvo la reforma de la educación pública, sobre todo primaria, auspiciada por el Gobierno militar norteamericano. En septiembre de 1898, el pedagogo H.K. Harroun fundó la organización Cuban Educational Association con el propósito de enviar maestros para estudiar a Estados Unidos comprometidos a retornar, del cual se beneficiaron también jóvenes de Puerto Rico. Para ello se dirigió a las universidades de su país, entre las que tuvo buena acogida. Aunque el proyecto fue rechazado inicialmente por insignes patriotas cubanos por temor a la americanización y por instituciones contrarias a la participación de mujeres por lesionar las buenas costumbres, los más destacados representantes de las letras como Enrique José Varona, Manuel Sanguilí, Rafael Montoro, Vidal Morales, Juan Gualberto Gómez, Carlos de la Torre y Esteban Borrero contribuyeron a la selección entre los más de 2.500 maestros primarios existentes. Poco conocido es el aporte de la Universidad de Harvard con el curso gratuito de seis semanas a 1.273 (más de la mitad mujeres. Boston se volcó a apoyarlo, de manera que entre abril y agosto de 1899 sus habitantes recaudaron 70.000 dólares para contribuir a sufragar los gastos. Transportados en barcos de la Marina, llegaron a principios de julio de 1900 a Cambridge, donde los hombres se alojaron en las habitaciones de estudiantes y las mujeres en casas privadas voluntarias. Los estudiantes de la universidad fueron los guías, traductores y asistentes, mientras sus profesores impartieron pedagogía, geografía, psicología, historia de Hispanoamérica y Estados Unidos, inglés y otras asignaturas.

En la actualidad, las autoridades cubanas impiden acceder a los conocimientos a través de Internet, cuando los gobiernos de los países aliados en ALBA regalan ordenadores a los estudiantes de primaria, obviamente conectables a la red. Nuestros jóvenes no pueden participar en la “revolución de la educación universitaria” en los centros de Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia y otros países, al igual que hacen masivamente chinos, vietnamitas, indios o brasileños, así como en los estudios universitarios gratuitos online que avanzan vertiginosamente, con los mejores profesores de las más encumbradas universidades del mundo, que enseñan a cientos de miles de alumnos, de manera cada día más eficiente en una economía del conocimiento.

En Cuba avanza el tiempo y solo progresa la destrucción de las riquezas materiales, creadas por las laboriosas e inquisitivas generaciones forjadoras de la nacionalidad y los valores morales, cívicos y patrióticos. Reconocida la urgencia de poner en movimiento cambios estructurales por el presidente Raúl Castro en julio de 2007, emprendió escasas medidas fragmentadas, demostrativas de la renuencia de los dirigentes a sacudirse del inmovilismo timorato de perder el poder absoluto, por la incapacidad cultivada durante los decenios vividos en la burbuja del asentimiento de los subalternos, la carencia de los conocimientos y la desconexión de los avances del siglo XXI. El vertiginoso retroceso productivo y económico no puede achacarse más al bloqueo comercial y las supuestas agresiones del imperialismo yanqui.


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