Actualizado: 28/03/2024 20:07
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Danny Rivera o la cursilería revolucionaria

Una carta al periódico Granma, enviada por el cantautor puertorriqueño Danny Rivera, es más bien un ditirambo de prosa meliflua y una exposición que va de lo manido a lo enigmático

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Todos alguna vez hemos sido cursis, bien en nuestro decir, en nuestro proceder y, lo menos deseado, en nuestros escritos. Asimismo, podría asegurarse que la mayoría de los seres humanos en algún momento de sus vidas se han anclado a una aberración. Estas pifias son más o menos perdonables en ciertas etapas del vivir; pero la absolución resulta poco probable cuando se arriba a cierta edad, porque entonces o bien te tildan de involutivo o, al menos, de ser alguien petrificado en el tiempo. Y aun, en el peor de los casos, atribuyen tus desvaríos no a una aberración, patológica, diríamos, sino más bien a algún dictado oscuro que sólo tu mente o tu alma o lo que sea saben de qué se trata.

En su edición del miércoles 5 de mayo, el diario oficialista de la dictadura cubana, Granma —bueno, por si alguien no lo sabe, allá toda la prensa es oficialista— dio a conocer una carta enviada a su redacción por el destacado cantautor puertorriqueño Danny Rivera. Se titula la carta “A tu lado, Cuba”. Pero lo cierto es que más bien no parece una carta, mejor sería clasificar el texto como un ditirambo que, en ocasiones, busca desesperadamente una rima sencilla, y a veces corre zigzagueando entre la prosa meliflua y una exposición de por sí manida o enigmática.

Como decía, el título del envío en cuestión es “A tu lado, Cuba”.

Justa metáfora: sólo a su lado, no “dentro”, que ya la cosa cambia. “Dentro” se le terminarían muchos haberes el artista: libertad de expresión para enviar cartas poéticas adonde fuere, internet, derecho a disentir y otras muchas, muchas cuestiones secundarias tanto espirituales como materiales, que hoy sin duda disfruta.

Bien lo dice en la primera línea: “Observo desde la distancia cómo quieren y buscan destruirte”.

Esto sí es de persona inteligente: en Cuba, sólo “desde la distancia” se está seguro.

“Me sumerjo a tu pecado socialista, por el que transitan tus querencias a fuerza de sol y canto; hay muchos quebrantos en tu búsqueda por vivir en una sociedad mejor, me sitúo al lado del amigo, al lado de tu corazón”.

Aquí sigue metaforizando el artista: “desde la distancia”, “al lado del amigo, al lado de tu corazón”. Y reconoce —rimas aparte— que por allá andan aún en la “búsqueda por vivir en una sociedad mejor”. Larga búsqueda. Calculo que el remitente debería tener unos 13 años de edad cuando en la Isla Aquellos comenzaron la “búsqueda” —la búsqueda que no cesa.

“A tu lado, Cuba, quiero comprenderte, respetando el heroísmo de tu verdad, vino amargo que es tuyo y que yo quiero probar. A tu lado, Cuba, territorio del Amar, escribiendo tu propia historia por ti y por los que no te quieren aceptar, marcando un hito político sensible, frágil, poderoso como una ceiba milenaria esperando un huracán, reverdeciendo entre minas de injurias que buscan arrebatarte la voluntad”.

Esto yo no lo entiendo, debemos tomarlo por prosa poética críptica, algo para lo que mi intelecto nunca ha sido ejemplar: salvando las distancias, todavía no entiendo ciertas estrofas de Góngora.

“A tu lado, Cuba, es mi compromiso formal. Aunque no nací en tu suelo en tu geografía verde, soy del Caribe, antillano hermano, y nos abraza el mismo mar; por eso siento que en tu sierra-vientre han nacido mis otras vidas y el amor filial por luchar por las mismas causas. Por ti murieron hermanos míos defendiendo tu libertad”.

Lo más difícil me resulta obviar las rimas, pero con algo de esfuerzo me concentro en lo demás. Su “compromiso formal” sigue siendo la metáfora de estar “A tu lado, Cuba”, pero lo más lejos posible. Bueno, “del Caribe” hay mucha gente que no envía cartas amatorias al Granma, ni está de acuerdo con la “búsqueda” infinita, sino todo lo contrario. Los propios cubanos que se lanzan al mar huyéndole a la dictadura, tiburones de por medio, son “del Caribe”. Así que, con todo respeto, opino que con ser “del Caribe” no basta. “Han nacido mis otras vidas y el amor filiar de luchar por las mismas causas”. Si acaso el destacado creador sigue luchando “por las mismas causas”, mi humilde consejo es que deje eso. Ya se sabe, al menos desde 1991, que esa “causa” está perdida. Si aún persiste en Cuba es porque desde la fecha mencionada le aplicaron respiración artificial. Y de muertos es mejor ni hablar, siguen aumentando los muertos “defendiendo” la libertad; pero defendiendo la libertad que niega esa “causa”.

“A tu lado, Cuba, y aunque no seas tú el cielo, prefiero consumirme en tu fuego, purificarnos de amor y dolor sin traiciones ni engaños que maten tus sueños.”

Ya esto es más fácil: sólo con ir para allá y esperar el fuego final, basta. ¿O es también en sentido metafórico?

“A tu lado, Cuba, cantando La Bayamesa, bailando un son, confiando en la utopía, transformándola en canción y colmenita, dedicándote en este mensaje del presente una Oda de Esperanza, porque sabemos que un día tu odisea transformará odios en amores y alegrías, desde una sociedad que repartirá justicia dentro del crisol de las ideas”.

Eso de cantar y bailar por allá no es muy dable ahora, la cosa está dura según expresa la propia dictadura. Es hora de trabajar mucho, no de estar bailando y cantando. La “esperanza” sí, la esperanza llegará algún día; mientras, deben seguir los isleños esperanzados en que llegue la esperanza. Confiar “en la utopía” no sé qué es.

“A tu lado, Cuba, en defensa para no dejar que lo inconcluso se rinda, se agote, se intimide, se desmorone, ante el peligro inminente de nosotros mismos, porque no son todos los que a tu lado están, pero si (sic) estarán siempre a tu lado los que te hemos aprendido a respetar”.

Aquí más bien disculpo al cantautor, estoy seguro de que tiene poca información —quizá sólo lea el Granma—: cada día son menos los que están en ese “lado”, y en verdad, desde hace tiempo, quedan muy pocos.

“A tu lado, Cuba, defendiendo las ideas que nos van orientando por un camino sin marcha atrás, jamás abandonando la cordura, ni nunca amanecer divididos ni separados, vernos en la comparsa bailando al mismo ritmo, al unísono cantando, perdonando sin dejar de olvidar que nosotros también hemos ofendido durante este pedregoso caminar”.

No alcanzo a inferir quienes son “nosotros también hemos ofendido durante este pedregoso caminar”. Sólo que, literariamente, no me parece certera la imagen “pedregoso caminar”.

“A tu lado, Cuba, amaneciendo para ver en todos los rostros del pueblo la patria que José Martí quiso y soñó a tu lado, Cuba, pegadito a tu corazón”.

Si Martí quiso esa “patria” o muerte que hay en Cuba, nunca lo dijo ni lo escribió; al contrario, lo que escribió habla de algo bien distinto. Otra vez exonero al artista portorriqueño: fallas en las lecturas de Historia. Y si Martí lo “soñó” nadie escribió o dijo que el Maestro le contó este sueño. “Anoche tuve una pesadilla terrible”, le hubiese dicho el Poeta a su interlocutor en caso de que así hubiera sido.

Fin.



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