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Enmienda Platt, 20 de Mayo

El 20 de mayo y la Enmienda Platt

La Enmienda Platt fue solo un corolario de la Doctrina Monroe: dicha enmienda fue establecida para evitar que Cuba cayera bajo el dominio europeo

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El 20 de mayo de 2012 se conmemora el aniversario 110 de la independencia cubana. La pregunta que se impone frente a esta fecha es: ¿Por qué Cuba es el único país del mundo que no celebra su independencia? Este absurdo más de la vida nacional merece al menos un sobrio comentario.

No voy a profundizar en el clásico debate sobre la Enmienda Platt. Yo no creo que sobre el tema exista dentro de la Isla la opinión más certera, en todo caso prefiero asumir los criterios de Ramiro Guerra en El camino de la independencia que la visión corriente de la misma. Según Guerra, uno de nuestros más profundos historiadores, la Enmienda Platt fue solo un corolario de la Doctrina Monroe: dicha enmienda fue establecida para evitar que Cuba cayera bajo el dominio europeo (recordemos el intento de intervención alemana e inglesa en Venezuela en 1901) y para garantizar el respeto a las vidas y haciendas norteamericanas. Es por eso que Enrique José Varona escribió el 28 de abril de 1902:

“Dentro de breves días (…) habrá una república más en América. Cuba ascenderá definitivamente al rango de nación (…)

“Los Estados Unidos vinieron a Cuba como los campeones de nuestra independencia; y se retiran de Cuba dejando asegurada nuestra naciente república contra toda agresión externa. La noble idea por la que derramaron su sangre tantos mártires cubanos, ha florecido en la victoria también regada por sangre americana (…) el poder de los descendientes de Washington y Lincoln la ha hecho encarnar en la realidad, y arraigarse en nuestro suelo en la forma de las instituciones, bajo cuyo amparo nos organizamos para vivir la vida de la libertad y del derecho.” (De la colonia a la República)

Sabido es, a propósito del famoso derecho de intervención dado a los EEUU con dicha Enmienda, que la ocurrida en 1906 pudo haber sido evitada si ambos bandos contendientes en una de nuestras primeras guerras civiles republicanas, liberales y conservadores, no la hubiesen solicitado. Recuerdo como Leland H. Jenks ( disculpe el lector que cite de memoria ) en su obra Our cuban colony, escrito precisamente para demostrar la injerencia norteamericana en aquella primera república cubana, narraba los días trágicos previos a la segunda intervención, con el incidente de que el Congreso discutía la sucesión presidencial tras la renuncia del presidente Tomas Estrada Palma —había realizado un bochornoso fraude en las elecciones donde buscaba su reelección y cada uno de los posibles sucesores se apresuraron a negarse a sustituirlo, dejando el vacío de poder que permitió dicha intervención. Decia Jenks: “cualquiera que hubiera pasado delante del Congreso pudo haber sido nombrado presidente en aquella hora”.

Finalmente con los Catorce Puntos de Wilson, escritos para enfrentar el imperialismo alemán en la Primera Guerra Mundial, la idea de limitar la soberanía de los pequeños estados quedó afectada (algo que en su tiempo notara el entonces congresista cubano Fernando Ortiz) y los medios diplomáticos sustituyeron poco a poco a la intervención norteamericana directa para evitar guerras civiles que amenazaran las inversiones norteamericanas y extranjeras.

Si pesar de estas evidentes fallas de la teoría de que el 20 de mayo de 1902 no hubo independencia, aceptáramos que Cuba no la alcanzó a causa de la entrada en vigor de la Enmienda Platt: ¿Cuál es entonces la fecha en qué debemos celebrarla? La Enmienda Platt fue abolida el 29 de mayo de 1934. ¿Por qué no se ha escogido la fecha de su abolición como la de independencia a raíz de la revolución de 1930, (calificada por los historiadores cubanos como antiimperialista) o tras la revolución de 1959? Aquí se descubre el verdadero sentido del problema. Si el motivo para no celebrar el 20 de mayo fuera la Enmienda Platt, se celebraría el día de su derogación.

Como la historiografía oficial (no la de algunos académicos inquietos) supone que luego de la abolición de la Enmienda los EE.UU aplicaron un nuevo mecanismo de dominación neocolonial: la posible suspensión de la cuota azucarera, se presupone que hasta el 1 de enero de 1959 no fuimos realmente independientes. De hecho, el 1 de enero es la única fecha asociada con la soberanía nacional (esta vez los mambises entraron en Santiago de Cuba, decía enardecido Fidel Castro en 1959, cuando la gran masa del pueblo lo tenía como líder nacional) que se celebra en Cuba.

Evidentemente es el 1 de enero la fecha que quiere aparecer como sustitución de la del 20 de mayo: es el mejor modo de fijar en la conciencia colectiva la idea de que la revolución de 1959 significó la independencia de Cuba. Es este uno de los rasgos que emparenta ideológicamente a la revolución de 1959 con lo ocurrido en Europa Oriental, donde cada país del otrora bloque soviético hizo tabula rasa de sus tradiciones, haciendo prácticamente comenzar la historia nacional en la fecha en que ocurrió el fin del régimen capitalista. Si bien Cuba conservó su bandera y no vio incorporado el término socialista a su nombre oficial, como la mayoría de aquellas naciones este-europeas, el 20 de mayo fue borrado como celebración.

La doctora Ana Cairo en su libro 20 de mayo: ¿fecha gloriosa? considera que el 10 de octubre sustituyó a la fecha tradicional de celebración de la independencia. Sin embargo, el 10 de octubre no es festejado por el pueblo de Cuba. El aparente sustituto del 20 de mayo no arraigó en la conciencia nacional pues lógicamente ese día Cuba inició la primera de sus tres guerras pero no se alcanzó la independencia. Es hora de que los cubanos volvamos a tener una fiesta nacional.


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