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Carter, Embargo, Castro

Historias al revés: Carter y el embargo

Cuando una información vieja se presenta como noticia

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El pasado sábado El Nuevo Herald espantó que “Carter quería eliminar ‘el bloqueo’ en su segundo mandato”, porque así lo dijo en Camp David el 3 de mayo de 1980. Sin aclarar el contexto, el experto William LeoGrande (Universidad Americana) exaltó esta afirmación que Carter soltó de pasada, como simple deseo, a la categoría de “voluntad declarada” y remachó con que “la crisis del Mariel pudo solucionarse antes, si se hubiera transmitido la intención del Presidente a Fidel Castro”.

Burdo embaraje

Nada indica que Carter fuera a levantar el embargo/bloqueo por voluntad declarada sin que Castro cumpliera las condiciones fijadas de antemano y reiteradas en las breves referencias (GIST) que el Departamento de Estado circulaba en aquel entonces sobre los puntos críticos de las relaciones Cuba-EEUU. Entre ellos el GIST de julio de 1978 puntualizó siempre que no se pondría fin al embargo hasta que Castro resolviera las reclamaciones de los ciudadanos y las entidades estadounidenses expropiados. Así mismo lo reiteró el GIST de noviembre de 1979.

En su Whithe House Diary (2010), Carter anotó a mediados de 1977 que consideraba el levantamiento del embargo “quite distant” (página 62). A principios de 1978 mandó al CEO de Coca-Cola, Paul Austin, como enviado especial para explorar la situación con Castro, pero con la perspectiva del embargo como “ventaja estratégica potencial” para forzar al régimen de La Habana a separarse de Moscú (página 168).

El periodismo de investigación genuino no puede tragarse sin más la opinión del experto LeoGrande, quien agregó que la crisis migratoria del Mariel demoró en resolverse porque el asesor de Seguridad Nacional, Zbigniew Brzezinski, no “permitió ofrecerles a los cubanos un diálogo sobre el levantamiento del embargo y mucho menos decirles que el Presidente quería levantarlo en su segundo mandato”. ¿Y cómo se resolvió entonces? Según LeoGrande, “no fue hasta que Tarnoff [Subsecretario de Estado para Asuntos Políticos] regresó a La Habana en septiembre [de 1980] y no ofreció negociar sobre el embargo que Castro acordó detener la migración”.

Así tenemos el galimatías de que la cosa se demoró porque no se permitió dialogar sobre el cese del embargo, pero se resolvió porque no se ofreció negociar sobre el embargo. Lo mejor del caso es que la explicación racional consta en los archivos del propio Herald.

Las negociaciones

En “Carter aides, Cubans met secretly” (The Miami Herald, 12 de octubre de 1981) se reportó que Tarnoff y otros fueron a La Habana en junio de 1980 para discutir con Castro la crisis migratoria y la misión fracasó porque la parte cubana adoptó la postura irracional de cerrar el Mariel a cambio de ¡poner fin al embargo!, así como devolver la base naval de Guantánamo y cancelar los vuelos de aviones espías sobre la Isla.

Pero en septiembre de 1980 fueron los cubanos quienes se acercaron a Tarnoff en Washington, ya que estaban preocupados con las tribulaciones de Carter para reelegirse. Y Tarnoff soltó suavecito que si seguía la rima del Mariel, Reagan sobrepujaría de seguro a Carter. Para el 26 del mismo mes, Castro cerraba el Mariel.

La administración Carter negoció con Castro el levantamiento del embargo sobre la base de que Cuba saliera de la órbita soviética y resolviera el problema de las expropiaciones a ciudadanos y entidades americanas. Esta negociación se estancó el 3 de diciembre de 1978 en La Habana. Tarnoff y el asesor de seguridad nacional para América Latina y el Caribe, Robert Pastor, pasaron cinco horas infructuosas con Castro, quien se plantó con que el embargo era “moralmente indefendible” como ficha de negociación.

Las intenciones

Al detectarse la presencia de una brigada soviética de combate hacia septiembre de 1979, Carter reafirmó el llamado entendimiento Kennedy-Jruschov (1962), que Nixon había confirmado ya en 1970 y Reagan se abstuvo de abrogar en 1985. Sin embargo, esta tesitura no indica ni por asomo que Carter tuviera la intención de levantar el embargo sin usarlo precisamente como ficha de negociación en el contexto del enfrentamiento con la URSS y sujeto a la solución al problema de las expropiaciones.

Revolver ahora una frase intrascendente —entresacada del memo de una reunión de Carter en Camp David con funcionarios de su administración para tratar problemas de organización del Departamento de Estado— sí que indica la intención de recalcar, como declaró al Herald el conmilitón de LeoGrande, Peter Kornbluh, que “Obama aprendió claramente las lecciones del fracaso de Carter para lograr la normalización de las relaciones”.

Este uso de la historia fuera de contexto para justificar el ademán de Obama se decora con que la supuesta intención frustrada de Carter vino a revelarse ahora porque el Departamento de Estado acaba de publicar aquel memo en el Volumen XIII (1977-1980) de Foreign Relations of the Unites States (FRUS), como si no constara desde mucho antes en la Biblioteca Presidencial de Carter.

Así se refuerza otra intención: presentar ropa vieja como fresco filete noticioso, tal como se hizo ya con la nota “Departamento de Estado consideró a Posada Carriles como probable autor de atentado a avión de Cubana” (El Nuevo Herald, 4 de junio de 2015), sobre la base de un memo que el Departamento de Estado acababa de desclasificar, pero que se había colgado desde el 10 de mayo de 2005 en la página digital de Archivo de Seguridad Nacional y dado pie, el mismo día y en el propio Herald, al artículo de Oscar Corral “Documentos vinculan a Posada con ataque”.

Coda

El periodismo se amarilla con burdo sensacionalismo y el lector recibe piezas de propaganda antes que de investigación si cada vez que el Departamento de Estado publica algún documento que ya se conocía, por haberlo desclasificado antes otra entidad, los medios transfiguran la simple publicación en noticia reveladora y ni siquiera recurren a sus archivos para cortar el paso a expertos interesados en tergiversar la historia conforme a determina agenda política.


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