Actualizado: 23/04/2024 20:43
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Borrell, España, Cuba

Josep Borrell: la mejor elección para Exteriores en España

El nuevo canciller español considera que el Gobierno de Cuba es “un régimen dictatorial comunista que plantea problemas de derechos humanos y libertades”, pero que no debe ser aislado

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El primer nombramiento conocido del nuevo presidente español, Pedro Sánchez, fue una excelente noticia: Josep Borrell como ministro de Asuntos Exteriores.

Borrell es no solo uno de los políticos más capacitados del actual Partido Socialista Obrero Español (PSOE) sino una figura de reconocido prestigio en la Unión Europea (UE), donde fue presidente del Parlamento Europeo. Con su anterior trayectoria en los gabinetes de Felipe González (1982-1996), donde fue ministro de Fomento y luego secretario de Estado del Presupuesto y Hacienda, además de vencedor en las primarias del PSOE frente a Joaquín Almunia y portavoz del PSOE en el Congreso tras la retirada de González, es el vínculo perfecto para la unión de lo mejor de los socialistas de viejo cuño y los nuevos.

Hay un elemento fundamental que la prensa ha destacado tras conocerse la aceptación del cargo por parte de Borrell: su condición de catalán y español que siempre ha asumido desde la tribuna democrática. Actitud plasmada tanto en la esfera intelectual —con sus libros contra el desafío independentista catalán— como en la tribuna política de las dos grandes manifestaciones en favor del constitucionalismo —en una compartiendo espacio junto a Mario Vargas Llosa en Barcelona, en octubre de 2017— donde mostró su fervor por la Constitución y de la unidad de España.

La elección de Borrell no solo el mejor mentís a la burda acusación de los partidos Popular (PP) y Ciudadanos (Cs) como la peor noticia para el “procés”.

“El independentismo se queda, así, sin una de sus principales bazas, que era achacar todos los males del conflicto al PP y a los dirigentes de este partido, supuestos herederos del franquismo”, señala A. Fernández en el diario español El Confidencial.

En 2015, Borrell publicó Las cuentas y los cuentos de la independencia, junto a Joan Llorach, donde hizo trizas los conceptos y las mentiras del independentismo. Durante un debate que mantuvo en 2016 con el entonces vicepresidente catalán, Oriol Junqueras —hoy en prisión— destrozó uno por uno los argumentos del contrario.

Cataluña no es una colonia. No está ocupada militarmente. Ni ha sido invadida por España. No hay violación sistemática de derechos humanos en Cataluña. Ni, por supuesto, expolio: los 16.000 millones de déficit fiscal son falsos, señaló Borrell de acuerdo a El Confidencial.

“En el informe que hizo el año pasado el señor Mas-Colell [entonces consejero de Economía], se recoge que los catalanes no pagan 32 millones, sino 78.500 y que reciben de todas las administraciones 76.000. Por tanto, la diferencia es de 2.400, no de 16.000”, le espetó al vicepresidente catalán, echando mano de las cuentas del departamento que ya dirigía el propio Junqueras, según señala el diario español.

Tras presentarle todas las cuentas de la Consejería de Economía, le recordó: “Alguno de los dos no dice la verdad”. De un plumazo, liquidó el principal mito “indepe” y dejó meridianamente claro que el independentismo estaba utilizando a sabiendas argumentos y datos falsos y manipulados. Junqueras no supo qué contestar, añade El Confidencial.

Borrell, un europeísta convencido que durante años colaboró en el diseño de una Constitución europea, es el mejor portavoz de la España actual para explicarle a Europa y al resto del mundo la limitaciones, errores y falacias del desafío catalán, donde un reclamo no carente de fuerza emocional, y que debe canalizarse a través del reconocimiento de España como “nación de naciones” ha sido tergiversado y manipulado por una dirigencia inepta —hasta ayer de ambas partes— y por políticos que mediante un disfraz independentista, republicano y progresista expresan en última instancia una posición retrógrada.

Borrell y Cuba

En lo que respecta a Cuba y al Gobierno de la Isla, la posición de Borrell quedó bien clara en un texto publicado en su blog Crónicas de Europa en República.

Con el título Deshielo en el Caribe, escribió el 19 de diciembre de 2014:

“Cuba es ciertamente un régimen dictatorial comunista que plantea problemas de derechos humanos y libertades. Pero se le ha tratado con una enorme asimetría con respecto a otros países a los que se les podría reprochar lo mismo en términos mucho peores. Hay otros muchos países dictatoriales, comunistas o no, con los que los EEUU han tenido y tienen excelentes relaciones. Y hay otros regímenes de corte medieval en los que el respeto a los derechos humanos es mucho peor que en Cuba, con los que no se les caen los anillos a ni a los americanos ni a ningún país democrático. Véase Arabia Saudita por ejemplo, o todos los dictadores del norte de África”.

El ahora canciller español saludaba el restablecimiento de relaciones entre Washington y La Habana: “Por muchas razones, [el presidente estadounidense Barack] Obama ha aceptado el fracaso de medio siglo de aislamiento del régimen castrista. Como fracasó también el aislamiento del franquismo. Ahora se propone restablecer relaciones diplomáticas y escribir un nuevo capítulo de una historia complicada”.

También añadía:

“Con el fin del embargo, el régimen castrista pierde uno de los elementos en los que basaba su retorica antiimperialista y justificaba los pobres resultados de su sistema económico. Más intercambios, más visitas, más internet, más información, deben hacer evolucionar la situación política. No está claro a qué ritmo lo va a hacer. Pero, como dice [quien fuera embajador en Cuba durante los gobiernos Zapatero, entre 2004 y 2008)] Alonso Zaldívar, el sistema económico y político cubano está abocado a transformarse. Y las políticas con respecto a Cuba se diferencian entre las que dan prioridad a que esa transformación sea pacífica, aunque ello exija tiempo y una cierta continuidad institucional, y las que prefieren que la trasformación sea radical y rápida aunque eso pueda generar inestabilidad y violencia.

Visto desde España hay solidas razones para apoyar la segunda estrategia, evitando un choque violento con los EEUU. y en el interior de la sociedad cubana. Es lo contrario de lo que han perseguido hasta ahora Bush y Aznar, este ultimo arrastrando a la UE a una ruptura de la cooperación porque muchos países de la UE no tienen una política propia respecto a Cuba, por reconocimiento y por falta de intereses, y se alineaban con España pero sobre todo con sobre todo con EEUU.

Esa posición de España, y también la de UE, cambiaron aunque no sin resistencias. El cambio que ahora ha protagonizado Obama, retomando sus posiciones del año 2004, es una puerta abierta a la esperanza y muestran que la política iniciada por España hace 10 años era la acertada”.

La cita en extenso, necesaria para dejar bien clara la posición de Borrell, sobre el caso cubano, ilustra a las claras la posición de este político socialista y democrático, amante de la libertad, pero contrario a la violencia y las actitudes reaccionarias.

Para quienes en su momento saludamos la posición de Obama con igual fuerza que hoy rechazamos al Gobierno de Donald Trump y los intentos de legisladores como Marco Rubio —y entonces ni siquiera soñábamos conque un día Borrell llegara a Exteriores—, este nombramiento es también una buena noticia.


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