Actualizado: 23/04/2024 20:43
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Memoria de espía

Para el general rumano Ion Mihai Pacepa, las especulaciones sobre la posibilidad de que Raúl Castro promueva reformas aperturistas son 'un cuento de hadas'.

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El general rumano Ion Mihai Pacepa es autor de libros y artículos llenos de revelaciones de lo visto y oído por él durante sus años de gran espía al servicio de Nicolae Ceausescu, de quien fue ministro del Interior y Asesor de Seguridad Nacional. En 1978 desertó en Estados Unidos, convirtiéndose en el oficial de más alto rango de cuantos huyeron del bloque comunista y se refugiaron en Occidente. Su libro Horizontes rojos. Crónicas de un jefe del espionaje comunista, publicado en 1987, fue tenido en cuenta por el tribunal que condenó a muerte al matrimonio Ceausescu.

Malicio que gran parte de los personajes que aparecen en los escabrosos escritos de Pacepa habrían preferido que el general los hubiese olvidado. Dos de ellos son Fidel y Raúl Castro.

El 10 de agosto del pasado año, a propósito del traspaso de poderes en Cuba, la National Review, de Estados Unidos, publicó un largo artículo titulado "¿Quién es Raúl Castro? Un tirano al que sólo un hermano puede querer". En ese texto, el viejo espía asegura que Castro el Pequeño "es un asesino y un terrorista internacional que ha hecho una fortuna con el tráfico ilegal de armas, drogas y seres humanos".

Pacepa desvela las complicidades y las relaciones personales que lo unieron a su colega caribeño al principio de los años setenta, cuando, según su relato, las dictaduras rumana y cubana colaboraban estrechamente en un plan destinado a utilizar las drogas para combatir el imperialismo y erosionar el capitalismo desde dentro. Afirma que Fidel Castro dijo a Ceausescu en 1972, cuando éste visitó La Habana, que "las drogas pueden hacer mucho más daño al imperialismo que las armas nucleares".

Otro tema de especial interés abordado por Pacepa en su artículo es el de la presencia soviética en la guerrilla de Castro antes del triunfo de la revolución. El comandante Huber Matos, que fue uno de los principales jefes de esa guerrilla, da fe de ello en sus memorias, y Pacepa lo confirma en la National Review. Según éste, Nikita Jruschov "soñaba con pasar a la historia como el líder soviético que había conseguido llevar el comunismo al continente americano" y, para que fuese su socio en tal empeño, escogió a Raúl Castro. Raúl mandaba entonces uno de los frentes guerrilleros en la Sierra Maestra, donde fue visitado por agentes de Moscú. De acuerdo con el testimonio del general Sajarovski (de la Inteligencia soviética), citado por el rumano, Jruschov desconfiaba de Fidel aduciendo que "no era marxista". Sajarovski opina que la "ardiente relación" con Raúl Castro "es la que impulsa a Jruschov a lanzarse por completo a apoyar la revolución cubana".

Pacepa recuerda que el apoyo del entonces principal jerarca del Kremlin incluyó el envío a La Habana, con Castro ya en el poder, del consejero del KGB Alexander Shitov para dotar a la revolución de una agencia de espionaje y un ejército "al estilo soviético".

Aunque derrapa cuando pretende sobreponer la importancia de Raúl Castro a la de Fidel —si bien sólo en el manejo de los resortes del Estado—, no cabe duda de que Pacepa conoce de sobra al actual mandatario cubano y tiene motivos para aseverar que las especulaciones respecto a la posibilidad de que promueva reformas aperturistas son “un cuento de hadas". Hasta el día de hoy, los hechos no lo han desmentido.