Actualizado: 28/03/2024 20:07
cubaencuentro.com cuba encuentro
| Opinión

Strauss-Kahn, FMI

Strauss-Kahn en Cuba

Un contraste entre la situación de Strauss-Kahn y lo que ocurre en Cuba, donde se conoce de la realización de juicios notables por una escueta nota en la prensa oficial o por las “bolas” que corren entre la ciudadanía

Comentarios Enviar Imprimir

Muy divertidos los conductores de la Mesa Redonda de la televisión cubana el 18 de mayo discurrieron sobre la detención de Dominique Strauss Kahn, director gerente del Fondo Monetario Internacional, en Nueva York. Los rostros y tonos de voces oscilaban entre la picardía malévola y el aire doctoral, según anticipaban las imágenes del dignatario en desgracia o discursaban sobre su sustitución en el Fondo y el papel actual de esa institución, la repercusión en las elecciones presidenciales francesas el próximo año y la crisis económica en Grecia y Portugal. No faltaron vistas y comentarios sobre el barrio donde reside la demandante del renovador del FMI.

Hasta ese momento, el lamentable suceso había sido reflejado en un pequeño recuadro de la página de Internacionales en el diario oficial Granma los dos días anteriores. Los noticieros de televisión fueron más explícitos. Indudablemente se iba ampliando el drama, siguiendo los guiones de la manipulación para tratar de crear un sentimiento de antipatía en el espectador. Puede pensarse que eso se usa en los medios en todas partes del mundo, pero allí existen diversas opciones para ampliar o confrontar las informaciones; en Cuba solo hay los controlados y censurados por el poder absoluto que rige la vida de cada persona desde que recuerda que existe. No obstante, los cubanos siempre han procurado conocer. Si Internet está prohibida en los hogares y en los cibercafés es muy cara y controlada, aún quedan las estaciones de radio internacionales y los canales de televisión captados con antenas de artificio.

Como también los comunes mortales podemos hacer “reflexiones”, pues es casi lo único que no nos han podido quitar, pensé en la suerte que tienen los dignatarios cubanos que no afrontan la vergüenza de ser acusados públicamente por acoso sexual, ni expuestos ante las cámaras nacionales e internacionales durante las excepcionales detenciones y el traslado a Villa Marista —cuartel central de la Seguridad del Estado—, 100 y Aldabó de la Dirección General de Investigaciones, o las instalaciones de la Contrainteligencia Militar. Aquí el sistema judicial es más considerado con los acusados, pues los juicios no son públicos y se conoce su realización por una nota en la prensa oficial o simplemente por las eficientes “bolas” que se pasan oralmente unos a otros. En los últimos tiempos ni siquiera se sabe qué hicieron el empresario chileno Max Marambio condenado a 20 años de cárcel en ausencia y el ex ministro Alejandro Roca a 15 años. Se ha comentado sobre problemas gordos en Cubana de Aviación, Cimex, Cupet y muchos otros lugares, pero por qué y quiénes solo son habladurías.

Es el secretismo beneficioso para mantener un tabú acerca de la vida privada de la cúpula, lo cual exime de rendir cuenta sobre conductas impropias hasta que se caiga en desgracia política o los desvaríos sean tan grandes que haya que ponerles coto de la manera más conveniente para todo el entorno totalitario. En cambio, ningún otro cubano tiene privacidad. Posiblemente en la puerta de al lado viva el informante y seguramente en la cuadra tiene un Comité de Defensa de la Revolución que vigila, si bien es cierto que el control se resquebraja aceleradamente gracias a la necesaria complicidad del mercado negro, el juego de la bolita u otros compromisos. Eso sí, siempre que no se trate de opiniones distintas a las dictadas desde el poder.

Pero es el caso que mientras los encumbrados analistas de la Mesa Redonda muestran con sorna imágenes de las manifestaciones en Madrid y otras ciudades de España, porque allí el capitalismo tiene serios problemas, sobre todo con la juventud, el televidente reflexiona que en todas partes cuecen habas. La situación en Cuba no está como para regocijarse por los problemas de otros. Aquí la crisis en todos los aspectos se incrementa, pero los gobernantes no “dan pie con bola” para comenzar a solucionarla. Obviamente las costumbres de 52 años no se pueden actualizar por los mismos que las nutrieron, y los herederos tienen que comenzar por despojarse de las ataduras mentales en que crecieron. Para lograrlo deben ser audaces, y para serlo tienen que derrotar el miedo a ser eliminados, si a los mayores no gustan sus propuestas.

Muy probablemente la mayor dificultad actual no está ni en la economía ni en los valores perdidos, sino en los cerebros programados y el temor que paraliza. No se puede negar que Cuba no volverá a ser como antes de 2006 y el presidente Raúl Castro con su equipo trata de deshacer el embrollo, indudablemente para prolongar el poder absoluto hasta el fin vital. Pero la lentitud y las timoratas medidas trituran la credibilidad ante una población que, de tanto “no coger lucha” y resignarse a esperar por todo, parece que está en huelga general desde hace años. Se habla de la influencia que podrían tener las noticias del Medio Oriente, aunque más cercano se encuentran las protestas sociales en “países hermanos” como Bolivia, y sobre todo Venezuela moviéndose entre la inflación, el desempleo, la violencia y las inundaciones.

En Cuba, las amenazas de la eventual merma de los subsidios venezolanos, las arcas vacías imposibilitadas de afrontar las indispensables importaciones, la carencia de productos exportables y los ciclones de la próxima temporada auguran un verano realmente asfixiante. No es época de mofarse de las desgracias ajenas, ni de dar lecciones de comportamiento, y mucho menos de reprimir, sino de ¡ábrete sésamo!


Los comentarios son responsabilidad de quienes los envían. Con el fin de garantizar la calidad de los debates, Cubaencuentro se reserva el derecho a rechazar o eliminar la publicación de comentarios:

  • Que contengan llamados a la violencia.
  • Difamatorios, irrespetuosos, insultantes u obscenos.
  • Referentes a la vida privada de las personas.
  • Discriminatorios hacia cualquier creencia religiosa, raza u orientación sexual.
  • Excesivamente largos.
  • Ajenos al tema de discusión.
  • Que impliquen un intento de suplantación de identidad.
  • Que contengan material escrito por terceros sin el consentimiento de éstos.
  • Que contengan publicidad.

Cubaencuentro no puede mantener correspondencia sobre comentarios rechazados o eliminados debido a lo limitado de su personal.

Los comentarios de usuarios que validen su cuenta de Disqus o que usen una cuenta de Facebook, Twitter o Google para autenticarse, no serán pre-moderados.

Aquí (https://help.disqus.com/customer/portal/articles/960202-verifying-your-disqus-account) puede ver instrucciones para validar su cuenta de Disqus y aquí (https://disqus.com/forgot/) puede recuperar su cuenta de un registro anterior.