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Actualizado: 19/05/2024 23:18

Humor

Lo bueno de Cuba

Ir a prisión no tiene por qué ser el fin del mundo, sino el principio de una carrera universitaria.

Tengo que admitirlo. En general, soy un poco negativo en mis opiniones sobre la situación de Cuba. Cierto que no he sido crítico con todo el país. Por ejemplo, nunca he dirigido una crítica contra el archipiélago de los Canarreos, pero no es que piense que la situación de Cuba sea la más terrible.

Si la Isla estuviera situada en medio del Pacífico o frente a la Antártida sería peor, sobre todo porque eso reduciría terriblemente las posibilidades de los balseros. Aunque pensándolo bien lo de la Antártida no sería tan terrible. Imaginen todo lo que gastan actualmente los refrigeradores en la Isla y lo que se podría ahorrar allí en consumo de electricidad. Si Cuba estuviera ubicada frente a la Antártida, los del problema serían los pingüinos.

El caso es que al menos hoy quiero dejar de ser tan crítico y concentrarme en el lado positivo de nuestro país, y encontrar ejemplos de las cosas buenas que tiene la tierra más hermosa que ojos humanos hayan visto.

[Una semana después]

Bueno, creo que por fin he dado con un par de cosas que abundan en Cuba. De aquellas que las personas en los países desarrollados no dejan de quejarse por su alarmante escasez: tiempo y parqueo. Mientras en Europa, Estados Unidos y Japón no acaban de encontrar soluciones a la carencia de tiempo libre y espacio para aparcar (viví dos años en España y todavía tengo pegadas algunas palabritas), nuestros compatriotas en Cuba todavía pueden darse el lujo de pasarse todo el día sentados en un portal o socializando con sus vecinos en una cola para comprar el picadillo de soya o en la del helado.

Si uno vuelve a pasar por una parada y encuentra a la misma gente que ha visto dos horas antes, podría llegar a creer en una de esas leyendas que lanzan los periodistas —tan extranjeros como mal intencionados— sobre los problemas del transporte. Cuando en realidad se trata de que los nativos están intentando consumir sus excedentes de tiempo libre.

En cuanto al tema del parqueo ("aparcamiento" para aquellos devotos del chorizo), la gente en Cuba no se imagina la bendición que tiene y lo crítica que se puede tornar la situación en el mundo desarrollado (quizás las características que mejor definen al Primer Mundo es que se puede encontrar gente con complejo de culpa por vivir bien y que con los envoltorios de cualquier artículo mediano del Primer Mundo se puede construir una casa completa en el Tercero).

En mi barrio, por ejemplo, cuando los socios vienen a visitarme pasan tanto trabajo tratando de encontrar espacio para parquear que al final, cuando encuentran parqueo, tienen que coger un taxi para llegar a mi casa. Con todas las vueltas que dan para conseguir parqueo podrían perfectamente ir a parquear a La Habana, que además de espacio ofrece más seguridad, porque allá ante la falta de carros los ladrones han ido olvidando el arte de robarlos. Si la gente de mi barrio no va a parquear en Cuba es, como todos sabemos, a causa del injusto y criminal bloqueo.

No piensen que sugiero esta solución para ayudar a eliminar el desempleo convirtiendo a Cuba en una nación de parqueadores, porque como todos saben en la Isla oficialmente no hay desempleados.

Los únicos desempleados oficiales son los ministros y miembros del Buró Político, cuando por alguna razón aparece una nota en el periódico en la que se dice que "han sido relevados de su cargo" y que posteriormente pasarán a "desempeñar otras funciones" (nunca se dice cuál es la naturaleza de estas nuevas funciones, pero la gente —con ese cariño por sus dirigentes— siempre se los imagina a diez provincias de distancia como mínimo, inmersos en tareas que incluyen el acarreo de cosas pesadas y malolientes, como búfalos en estado de descomposición e inodoros tupidos).

Otro tema en el que Cuba supera ampliamente a cualquier país del llamado "mundo desarrollado" es el reciclaje. Por ejemplo, todavía en pleno 2005 se podía encontrar sobreviviendo el motor de una lavadora rusa de 1972, usado como motor de una cisterna de aguao de un ventilador. Cierto que las autoridades se han encargado de recoger esos motores, pues gastan demasiada energía, pero nadie puede descartar que en el 2020 le den un premio a un innovador por haber recuperado uno de esos motores y adaptado a un cepillo de dientes eléctrico, lo cual además ayudará a desarrollar los bíceps.

Lo del reciclaje no sólo se reduce al plano de la tecnología. Piensen en la propia revolución. Empezó siendo una revolución nacionalista, luego socialista, luego martiana, bolivariana y últimamente energética. No se sorprendan el día que pase a ser parte de una revolución samurai.

De hecho, en los noventa Cuba experimentó una revolución neolítica. Durante esa revolución se descubrió, entre otras cosas, que un buey podía realizar el mismo trabajo que un tractor pero con menos contaminación y gasto de combustible. Si es verdad que con los bueyes todo se hace más lento, eso no tiene la mayor importancia en un país donde tiempo es lo que sobra. Existe una ventaja decisiva a favor de los bueyes y es que estos, a diferencia de los tractores, no tienen ningún componente que se pueda utilizar en la fabricación de balsas.

Al Comandante no le gustan las comparaciones

Recientemente, un artículo de la agencia Prensa Latina recordaba los méritos de la que es la institución más eficiente del país: el Ministerio del Interior y su correspondiente sistema penitenciario. Y no es que esta institución no sufra como otras los efectos de la escasez. En el artículo se dice, por ejemplo, que "tampoco en Cuba ha podido documentarse un solo caso de torturado, desaparecido o abusado por la policía". Estamos seguros que si no ha podido documentarse ningún caso, se debe obviamente a la escasez de papel.

Respecto al sistema carcelario en Cuba, el artículo destaca, entre otros rasgos positivos, el altísimo grado de escolaridad de que disfruta la población penal cubana. Según explica, "en la actualidad —mediante una llamada Tarea 500, cuyo principal animador y constante supervisor es el presidente Fidel Castro— el 98 por ciento de los reclusos cursan estudios de diversos niveles, incluido el universitario".

O sea, mientras en países como Estados Unidos muchos jóvenes pobres entran al Ejército con el objetivo de poder estudiar una carrera universitaria, en Cuba, para tener la oportunidad (y el tiempo) de cursar una carrera, bastaría con darle una puñalada a cualquiera a título personal. Me imagino los anuncios en la televisión cubana:

Voz en off: Ir a prisión no tiene por qué ser el fin del mundo, sino el principio de una carrera universitaria.
Preso uno: Yo robé una bodega y eso me ha permitido graduarme de técnico medio.
Preso dos: Yo violé a tres viejas y ahora estoy estudiando ginecología.
Voz en off: Joven que vas a prisión: no te desanimes. Un crimen puede ser el inicio de una gran carrera.

A continuación, el periodista dice que "Cuba siempre ha sido remisa a establecer comparaciones que puedan ser vergonzosas para otros, pero el hecho es tan significativo que resulta difícil eludirlo: el promedio de escolaridad en las prisiones de la Isla supera al de la población en libertad de algunos países". Como diría Tupac Amaru, vayamos por partes.

Primero, eso de que "Cuba siempre ha sido remisa a establecer comparaciones". ¿Qué quiere decir el periodista con "Cuba"? Descartada la isla como tal y por supuesto el archipiélago de los Canarreos, "Cuba", como todos sabemos, es uno de los seudónimos que usa el Comandante cuando quiere pasar desapercibido disfrazándose de isla de 110.860 kilómetros cuadrados.

Y si al Comandante no le gustan las comparaciones, ¿quién es el impostor que se ha pasado todos estos años comparando la tasa de mortalidad infantil, el índice de analfabetismo y las medallas olímpicas de Cuba con la de cada una de las ciudades de Estados Unidos, incluidos algunos zoológicos? ¿La Ciénaga de Zapata?

Los pingüinos se convertirán en aves migratorias

No me cabe ninguna duda de que el promedio de escolaridad de las cárceles supera al de la población en libertad de algunos países. Sin ir más lejos, hay países como Ruanda en los que hay menos periodistas libres que los que hay presos en Cuba. ¡Y todavía los cubanos hacen alarde de su independencia cuando todos sabemos que en realidad "periodista independiente" no es otra cosa que sinónimo de "preso"!

Yo, que me he propuesto ser constructivo en este artículo, invito a las autoridades cubanas a que no se detengan ante nada con tal de conseguir que nuestra población penal tenga mayor nivel de escolaridad que la población libre de Estados Unidos. Si hace falta instaurar cursos de doctorado en el Combinado del Este, ¡que se haga! Si hace falta enviar a prisión a graduaciones completas de estudiantes universitarios, ¡que se manden! (y así se lo cuentan como servicio social).

De paso, apoyamos que se eleve no sólo el nivel educativo de las cárceles cubanas, sino también el nivel político por el audaz recurso de enviar a prisión a miembros del Buró Político del Partido Comunista. Y si el elegido resulta ser negro, no se tratará por supuesto de un acto de racismo solapado. Se le elige así para que el prisionero, gracias a su color, desentone lo menos posible con su entorno: ya se sabe que por alguna extraña razón el por ciento de personas de raza negra en las cárceles cubanas es tan alto como el de la población libre en Ruanda.

Luego vendrá la etapa internacionalista, y a los jóvenes delincuentes que se encuentren en prisión en países amigos, se les ofrecerán becas en las prestigiosas universidades Combinado del Este y Manto Negro. Los presos cubanos, por su parte, imbuidos por el espíritu internacionalista, cederán generosamente sus celdas para ser reubicados en sitios que cuentan con condiciones de vida bastante más difíciles como, por ejemplo, las escuelas al campo.

Al mismo tiempo, los educadores-carceleros de la Isla irán gustosos a las cárceles de todo el mundo para así contribuir a la elevación del nivel educativo de los presos. Se les enviará a todas partes, menos a la Antártida, porque entonces los pingüinos, por primera vez en su proceso evolutivo, se convertirán en aves migratorias.

© cubaencuentro

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