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Actualizado: 25/04/2024 19:17

Alan Gross, Relaciones Cuba-EEUU

Judy Gross pide movilización de judíos para lograr libertad de su esposo en Cuba

Durante un discurso en Denver ante la Asamblea General de las Federaciones Judías de América del Norte, pidió que la comunidad contacte a sus lideres en el Congreso, escriba cartas a los periódicos y “le deje saber al Gobierno cubano que la comunidad judía quiere a Alan de regreso en casa”

Judy Gross, esposa del subcontratista estadounidense Alan Gross detenido en Cuba, pidió ayer la movilización de la comunidad judía en EEUU para presionar a La Habana a que lo ponga en libertad por razones humanitarias.

Durante un discurso en Denver (Colorado), ante más de 4.000 asistentes a la Asamblea General de las Federaciones Judías de América del Norte, Gross pidió la ayuda de los judíos y de la comunidad internacional para interceder en el caso de su esposo.

Gross negó que éste, detenido en diciembre de 2009, sea un espía o que haya cometido “crímenes contra el Estado” y aseguró que está en la cárcel por su “labor humanitaria”.

“Alan y yo estamos desesperados porque regrese a casa. En vísperas del segundo aniversario de su arresto y encarcelamiento, queremos que nuestra comunidad, nuestro país y el mundo recuerden que Alan Gross necesita ser liberado de Cuba”, enfatizó.

Su encarcelamiento en una celda de máxima seguridad y su sentencia de 15 años de cárcel “por ayudar a la comunidad judía” en Cuba, “no tiene ningún sentido ni razón”, protestó Judy Gross, quien ha adoptado un papel cada vez más público para lograr la liberación de su esposo.

“Es inhumano e injusto. La única intención de Alan era ayudar a las pequeñas comunidades judías en Cuba, nada más, y creo que las autoridades cubanas lo saben”, manifestó.

Según Gross, su esposo viajó a Cuba como subcontratista de la Agencia Estadounidense para el Desarrollo Internacional (Usaid, por su sigla en inglés) motivado por su “pasión” para ayudar a la comunidad judía y por su “devoción por ayudar a los demás”.

Como en Cuba la comunidad judía está dispersa en toda la Isla y les cuesta comunicarse entre sí y con el resto del mundo, Alan viajó allí para mejorar su acceso a Internet y para ayudarles a crear una red interna para compartir “recetas, oraciones y hasta resultados deportivos”.

Las autoridades cubanas “estuvieron en el mismo juicio que yo presencié: escucharon el mismo testimonio que escuché yo”, agregó Gross, quien afirmó que su esposo ha perdido 45 kilos de peso, está mal de salud y “sufre a diario mental, física y espiritualmente”.

Gross pidió que, como parte de la movilización nacional, la comunidad judía contacte a sus lideres en el Congreso, escriba cartas a los periódicos y “le deje saber al Gobierno cubano que la comunidad judía quiere a Alan de regreso en casa”.

© cubaencuentro

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