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Actualizado: 16/05/2024 10:29

Con ojos de lector

Catorce autoras que cuentan

Una antología bilingüe demuestra la riqueza y la variedad estilística y temática de la narrativa cubana escrita por mujeres.

Me imagino que ante un libro como Making a Scene. Cuban Women's Stories (edición de Mirta Yánez, traducción de Verita Smith, Mango Publishing, Londres, 2004), no serán pocos los que se interroguen y hasta cuestionen la pertinencia de compilar un volumen sólo con autoras. A manera de posible respuesta, me voy a abstener de repetir aquí argumentos que resultan incuestionables. Por ejemplo, que las mujeres tradicionalmente han sido la mayoría marginada, que representa lo Otro, lo Negado, lo Invisible. Que en la literatura han estado excluidas de un discurso canónico que se sustenta en la hegemonía masculina. Que su escritura, como todo lo que tiene que ver con ellas, ha sido asociada con la inferioridad. Verdades, en fin, que por su contundencia no vale la pena repetir. Me limitaré sencillamente a ilustrar con unos datos que pienso hablan por sí solos.

Después de leer Making a Scene… y antes de sentarme ante el ordenador para reseñarlo, me di a la tarea de revisar el índice de unas cuantas antologías del cuento cubano publicadas en distintas décadas, para determinar qué presencia tuvieron en las mismas las mujeres. A continuación reproduzco el resultado de esa elemental pesquisa, de la cual especifico en cada caso cuántas son las autoras que aparecen respecto a la cifra total de cuentistas incluidos:

- Cuentos cubanos contemporáneos (1946). Compilador: José Antonio Portuondo. 3 de 18.
- Antología del cuento en Cuba (1902-1952) (1953). Compilador: Salvador Bueno. 5 de 42.
- Cuento cubano contemporáneo (1967). Compilador: Ambrosio Fornet. 1 de 20.
- Narrativa cubana de la revolución (1968). Compilador: José Manuel Caballero Bonald. 1 de 24.
- Diez narradores cubanos (1977). Compilador: Antonio Tello. 0 de 10.
- Cuentos de la remota novedad (1982). Compilador: Bladimir Zamora. 3 de 17.
- Los muchachos se divierten. Nuevos cuentistas cubanos (1989). Compilador: Senel Paz. 1 de 19.
- Los últimos serán los primeros (1993). Compilador: Salvador Redonet. 6 de 37.
- El submarino amarillo. Cuento cubano 1966-1991 (1994). Compilador: Leonardo Padura. 3 de 25.
- La Isla contada (1996). Compilador: Francisco López Sacha. 4 de 20.
- Poco antes del 2000. Jóvenes cuentistas cubanos en las puertas del nuevo siglo (1997). Compilador: Alberto Garrandés. 0 de 20.
- Aire de luz. Cuentos cubanos del siglo XX (1999). Compilador: Alberto Garrandés. 7 de 59.
- Nuevos narradores cubanos (2000). Compiladora: Michi Strausfeld. 6 de 25.
- Cuento cubano del siglo XX (2003). Compiladores: Jorge Fornet y Carlos Espinosa Domínguez. 3 de 37.

Vale la pena que repitamos ahora la pregunta: ¿hacen falta antologías dedicadas exclusivamente a las autoras? Con esas cifras a la vista, mi respuesta es categórica: ¡Por supuesto que sí!

No voy a referirme a los cuentos recopilados en Making a Scene… como a "narrativa escrita por mujeres". Varias especialistas han comentado lo difícil que es señalar la diferencia única de la textualidad femenina. Virginia Wolf, Hélène Cixous e Eliaine Showalter, entre otras, se han preguntado si se trata de una cuestión de estilo, de género, de experiencia, o si es algo que se produce en el proceso de lectura. Y coinciden en que constituye una tarea escurridiza y demandante, un desafío que demanda respuestas formuladas con precisión y delicadeza. Es atendiendo a ello, que prefiero comentar el libro como lo que en mi opinión es: literatura a secas.

Lo primero que sorprende gratamente de este conjunto de narraciones es algo que Mirta Yánez anota en la primera parte de la introducción (la segunda pertenece a Verity Smith): el denominador común más notable de las catorce autoras es su especial concepción del realismo, que ensancha las fronteras de la vida cotidiana a través de la incorporación de lo sobrenatural y el absurdo. Hay asimismo un notorio predominio del humor y la ironía como claves compositivas, recurso que demuestra ser de particular eficacia para acercarse a una realidad tan terrible como la del llamado Período Especial (en ese ambiente se ubican los cuentos de Esther Díaz Llanillo, Nancy Alonso, Magaly Sánchez, Adelaida Fernández de Juan, Ana Lidia Vega Serova). Esto último lleva a Yánez a interrogarse acerca de si no estamos asistiendo a otro período de "años duros, pero visto ahora a través de la mirada femenina".

No inciden estas autoras —y es un mérito a reconocerles y a destacar— en esa visión marcadamente documental, cercana en ocasiones al periodismo, que ha dado lugar a una especie de retórica del Período Especial. Díaz Llanillo, por ejemplo, la elude a través de un tratamiento imaginativo y de la dosis de humor negro que incorpora en El gran golpe. Magaly Sánchez, por su parte, hace un homenaje a La Habana, en el cual, sin escamotear su deterioro, prefiere insistir más en los rasgos de belleza que aún conserva. Incluye asimismo el personaje de una jinetera, a la que, sin embargo, presenta en una escena inusual, al distanciarla —si se me permite tomar en préstamo el término al viejo Brecht— a través de un detalle de ternura. En Clemencia bajo el sol, de Fernández de Juan, aparece el tema de las relaciones entre los cubanos y los soviéticos que llegaron a la Isla, aspecto que nuestra narrativa apenas ha tratado. Tras la amistad que se establece entre una mulata habanera y una educada joven rusa que se narra en ese cuento, se puede leer, como apunta Smith, la macrohistoria del colapso de la URSS y de las repercusiones que ello tuvo en Cuba.

Otra de las narraciones...

Otra de las narraciones en las cuales se recrean las penurias y dificultades del Período Especial es Falsos profetas, de Nancy Alonso (1949). Está armada de manera muy inteligente a través de las cartas que intercambian dos mujeres, una arquitecta que vive en La Habana y una profesora amiga suya que se halla como cooperante internacionalista en Etiopía. Ese intercambio epistolar, que se extiende de septiembre de 1989 a noviembre de 1992, nos permite asistir al proceso en el que ambas se van mostrando como realmente son. La profesora, quien al inicio del cuento nos parece una joven algo superficial, demuestra ser, tanto en Etiopía como al regresar a la Isla, una persona solidaria y sensible ante las penurias de quienes la rodean. Su amiga, por el contrario, consigue un contrato de trabajo en México, y allí la revolucionaria falsa e hipócrita que tanto pontificaba (mantener los principios, no dejarse ganar por el consumismo, fortalecerse ideológicamente) da paso a una persona egoísta, materializada y despectiva con sus compatriotas. Alonso saca a relucir así el verdadero alcance de la crisis del país, al reflejar el deterioro moral.

Pero el abanico temático de Making a Scene… no se reduce al Período Especial. Marilyn Bobes ( Ellas en el gimnasio), Aida Bahr ( Imperfecciones) y Mirta Yánez ( Elbúfalo ciego) reflexionan desde diferentes perspectivas y estilos sobre la condición femenina. Rosa Ileana Boudet aporta con Postales a la Maga el texto más ambicioso y abarcador, al recrear en el paso de la adolescencia a la madurez de la protagonista, la sociedad cubana entre las décadas de los sesenta y los ochenta. Ana Luz García Calzada se traslada al siglo XVII, y en Los convidados cubaniza la leyenda española de Don Juan. Y aunque el espacio no me permite referirme ni siquiera brevemente a todas, considero de recibo decir por lo menos que la lista de las autoras antologadas la completan Josefina de Diego ( La letanía del tío Augusto), Mylene Fernández Pintado ( Felicidades Mayté), Aymara Aymerich ( La mujer del espejo de la columna) y María Elena Llana ( Eleggua Spray), quienes enriquecen notablemente la selección.

La inclusión de los textos originales hizo que, mientras leía el libro, me diese a la tarea de ir constatando cómo la traductora sorteó la dificultad de trasladar al inglés algunas expresiones muy locales. Fue para mí muy divertido hacerlo (y no porque estuviesen mal traducidas ni mucho menos), y comparto aquí con ustedes algunos resultados de mi pesquisa: "una máquina de escribir de ésas del tiempo de „añá Seré" ( an extremely quaint typewriter); "el carro se le quedó encangrejado a unas cuadras de allí" ( her car's engine had died some blocks away); "¡Cojones! Eso tiene mérito" ( Balls to that! It's an achievement isn't it?); "sé que no me perdonaría si yo destimbalo al desgraciado ése" ( I know that she wouldn't forgive me if I had knocked the stuffing out of that wretch).

Pero más allá de ese malévolo ejercicio de cotejo, quiero concluir esta reseña con la seriedad debida y me permito hacerles una recomendación: la de que se adentren en Making a Scene… sin prejuicios, es decir, sin juicios previos, y se dejen atrapar por esta estupenda gavilla de cuentos. Su lectura les deparará, les garantizo, una experiencia muy gratificante.

© cubaencuentro

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