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Actualizado: 17/05/2024 12:58

Libros y autores

Destruir los mitos

'Espejo de Paciencia', una nueva lectura tras cuatro siglos de escritura.


Para empezar esta serie de apuntes sobre algunos autores y obras de las letras cubanas, se impone dedicar algunos comentarios a Espejo de Paciencia, ahora que se cumplen cuatro siglos de su escritura. Esto, si aceptamos su autenticidad, pues, como se sabe, la misma ha sido puesta en duda, en base a lo sospechoso del descubrimiento del poema por un grupo de escritores empeñados en crear una literatura "provincial" que abordara temas autóctonos a partir de la cantera de la tradición española.

En todo caso, apócrifa o no, esta crónica rimada sobre un hecho de piratería ocurrido a comienzos del siglo XVII ocupa un lugar central en el imaginario cubano. ¿Qué cubano no oyó mentar en la escuela al poema y su autor, el canario Silvestre de Balboa? ¿Cuántos conocen, sin embargo, el sentido de ese título a primera vista hermético, explicado por el autor cuando en su prólogo señala: "Movióme a escribir la prisión de este santo Obispo la paciencia con que la sufrió"? Pero lo notable no es sólo el desconocimiento popular de esa obra supuestamente fundacional, sino, sobre todo, las flagrantes tergiversaciones a que ha sido sometida por los críticos literarios cubanos.

El escritor Emilio Ballagas, por ejemplo, escribe en 1951 que en Espejo de paciencia "aparece un héroe negro, Salvador Golomón, que es quien vence y da muerte al jefe de los piratas que habían saqueado un pueblo de la costa oriental de la Isla y secuestrado al obispo". Si leemos el poema, notaremos que los piratas no habían saqueado ningún pueblo, y que el obispo fue liberado intacto una vez que se hubo pagado el rescate. Es esta la afrenta que vengan algunos vecinos de Manzanillo, liderados por Gregorio Ramos, alcalde de la villa. Un rápido cotejo del texto también contradice, o por lo menos cuestiona, la afirmación de que Golomón "vence" al pirata; si bien le da muerte, quien es alabado como vencedor, a lo largo de todo el segundo canto y en el "Motete" final, es Ramos.

También el académico Roberto González Echeverría, en un texto más reciente, se equivoca cuando afirma que las palabras de origen taíno aparecen "en medio de las festividades que siguen a la victoria de Girón", pues estas no aparecen al final del segundo canto, donde se narra la acción de Girón y su grupo de "insulanos", sino al final del primero, cuyo asunto es el secuestro, liberación y recibimiento del obispo Altamirano.

Si los errores de Ballagas y González Echevarría parecen responder en parte a comprensibles descuidos en la lectura de un poema que, por anodino y prosaico, no resulta muy agradable de leer, un artículo publicado en Bohemia, en 1975, representa el colmo de los intentos de presentar los hechos narrados por Balboa como la primera expresión de patriotismo cubano. "Lejos de ceder a la extorsión foránea, los bayameses combaten. Y es al esclavo Golomón a quien destacan los versos en medio de la acción colectiva, que libera al Obispo y ejecuta a su raptor", afirma su autor, Ricardo Villares.

Una vez más, hay que recordar que la acción armada contra los secuestradores se produce después que, pagado el rescate, el Obispo ha sido liberado. Y que la venganza contra los hombres de Girón se realiza en nombre del rey de España y de la religión católica: la amplificación de la contraposición entre los bayameses y los extranjeros obedece evidentemente al propósito nacionalista de fijar la génesis del separatismo en el estadio criollo que marcaría el texto literario de más antigüedad escrito en Cuba. "Del Espejo de Paciencia al Himno de Bayamo: del criollo al mambí", se titula el artículo.

Nacionalismo tardío

Aun cuando no hay espacio ni viene a cuento hacer toda la historia de lo que en jerga académica se llama "recepción crítica" del poema, sí es preciso insistir en que estas lecturas nacionalistas son relativamente tardías. En "Los orígenes de la poesía en Cuba", el intelectual José María Chacón y Calvo afirma que en Espejo de Paciencia, poema culto escrito a partir de los modelos de la épica del siglo de oro español, no existe ni "una leve nota de poesía local" y que "mucho tiempo tardará aún la poesía cubana en percibir las notas propias del ambiente nacional".

Cuando se pronuncia esta conferencia, en 1915, el poema de Balboa permanecía inédito. Después de que el erudito y escritor cubano José Antonio Echeverría afirmara en 1838 en la revista habanera El Plantel haberlo encontrado en la Historia de la isla y catedral de Cuba, del obispo Pedro Agustín Morell de Santa Cruz, y lo comentara brevemente otro miembro del círculo delmontino, Félix Tanco, no se tuvo en todo el siglo XIX más noticia del mismo hasta que en una conferencia ofrecida ya a finales del siglo Néstor Ponce de León dio algunos datos sobre él y su autor. No es hasta finales de los años veinte, cuando se lo incluye en la monumental Antología de la cultura cubana, de José Manuel Carbonell, y la Academia de Historia publica la Historia de Morell de Santa Cruz, que el Espejo de Paciencia se publica íntegro.

Es, no por casualidad, la misma época en que finalmente se publicaron otros textos asociados al círculo delmontino, como Petrona y Rosalía, relato antiesclavista de Félix Tanco, y la autobiografía del esclavo Juan Francisco Manzano. El hecho de que fuera un negro el que diera muerte al ofensor francés se ofrecía, desde luego, en aquella coyuntura "negrista" para un destaque, como hace Ballagas en el fragmento citado de su ensayo sobre la poesía afrocubana.

En el siglo XX, Espejo ha engrosado el mito de la integración de las diversas etnias que confluyeron en Cuba a raíz de la conquista y la colonización. Arrom, por ejemplo, ha señalado la simultaneidad del proceso de cubanización de la poesía en Espejo de Paciencia y el de cubanización de la española Caridad de Illescas, ambos "producto de un proceso de fusión y de síntesis que acababa de culminar en la formación de una sociedad distinta, auténticamente criolla".

El arco nacional-poético

En el prólogo a la tercera edición, y la primera en solitario, de la obra, el poeta y arqueólogo Felipe Pichardo Moya ofrece el paradigma de la lectura nacionalista, al buscar y encontrar en el texto de Balboa los elementos de autoctonía que Chacón había negado. Pichardo propone ver en los dos primeros siglos de la Colonia "la Edad Media cubana", en la cual, como en la europea los elementos de las nacionalidades modernas, "encontrar dormidos los de la futura nacionalidad cubana".

Ciertamente, el contrabando, actividad fundamental en los hechos que narra el poema, indica una diferenciación entre criollos y peninsulares, y acaso lo incipiente de las contradicciones que irían agudizándose hasta conducir al separatismo, pero muchas de las observaciones de Pichardo son cuestionables a la luz del poema.

No parece, por ejemplo, que "el triunfo de los bayameses" sea "el triunfo del pueblo", ni se encuentra por ningún lado en el poema "un espíritu popular". Tampoco se soporta la afirmación de que "Balboa Troya tiene el deseo constante […] de hablar en criollo y de pintar nuestra naturaleza y nuestro ambiente". No es cierto que "la fauna y la flora cubana (sic) aparecen a cada rato", sino sólo en momentos específicos del poema, y el hecho de que el lenguaje del poema parece más cercano al actual que el de algunos poemas españoles de su tiempo, lo que demostraría ya una cierta cubanización, no es sino una especulación poco confiable.

Más o menos en la misma cuerda, el escritor José Lezama Lima señala en la introducción a su voluminosa antología de la poesía cubana que el poema muestra una "manera cubana", que el conocimiento de personas, situaciones y frutas revela una "honda raíz cubana", y la aparición de un Jácome Milanés y un Juan Merchán entre los criollos que, según la manera épica, el poeta nombra uno por uno, cuyos apellidos son los mismos del poeta José Jacinto Milanés y el crítico Rafael María Merchán, demuestra "el arraigo de nuestra célula familiar". "Desde que se escribió este poema ya se podía hablar de lo cubano, más que en lo externo en la presencia compleja de la poesía", concluye.

En el párrafo siguiente de la introducción, donde se refiere ya al siglo XVIII, Lezama declara que uno de los objetivos de su antología es "presentar la continuidad de nuestra poesía, su "lleno", hasta "alcanzar nuestra definitiva plenitud en José Martí". De ahí que le dé abundante espacio a los nada memorables poetas del siglo XVIII, los cuales llenan el vacío que hay entre el modesto poema de Balboa y la rica producción poética del siglo XIX.

Los dos términos de este arco nacional-poético, Espejo y Martí, habían sido ya íntimamente relacionados por Lezama, una década atrás, en "Introducción a un sistema poético" (1954). Pero aquí, eludiendo el tópico del protocriollismo, destaca el lugar del texto de Balboa en una lectura imaginística del devenir cubano. Lezama afirma que "la imago ha participado entre nosotros a través del título de un libro de contenido escaso y pobrísimo y en la lejanía, la sentencia y la muerte de José Martí". Y luego:

"Comenzar una literatura con un título de tan milenario refinamiento como Espejo de Paciencia, título que menos que un esqueleto regala una nadería, nos sobresalta y acampa, nos maravilla y aguarda. Pero supongamos que la obra alcanzase una calidad tan refinada y misteriosa, tan secular y tan contemporánea, como la que su enigmático título nos sugiere. Hubiéramos comenzado con un Enchiridion, custodiado por José Martí, con el Uno-Monarca participación, con una secular paciencia de escritura, con un hieratismo en el lento tejido de las danaidas devuelto por el espejo. Está dispuesto José Martí, y es esa su imago más fascinante junto con su muerte, a llenar el contenido vacío de ese espejo de paciencia. Su sentencia está recorrida por una paciencia que se sobresalta, cabrillea o se tiende en las coordenadas extensionables del Eros sumergido en la poesía. Poco antes de su retiramiento había soñado con la escritura de un libro, que para nosotros cobra su existencia por la testarudez aragonesa de su inexistencia, del que se le escapa como una frase ante el lanzazo final: Sentido de la Vida. Pero si aquel Espejo de paciencia lograse articular de nuevo el prodigioso alcance de su título con la extraordinaria imago desplazada por la sentencia y las ejecuciones de José Martí, tendríamos entonces nuestro Enchiridion, el libro talismán, custodiado por aquellos que lograron con sus transfiguraciones, con sus transustanciaciones, participar como metáfora del Uno, como el uno procesional penetrando en la suprema esencia".

No sólo por la dificultad de glosar a Lezama lo he citado in extenso, sino también porque su retórica es constitutiva de este discurso siempre "poético" que vendría a decir, en este caso, que si el Espejo es un síntoma, Martí es la plenitud. En el mediodía cubano se cumple la promesa contenida en la imagen matinal de ese Espejo donde podemos mirarnos y reconocernos. Luego sigue una época de duelo y caída, la de la "desintegración" republicana.

El destino nacional

Más que suponer que el libro hubiera llenado la promesa de su título, e ir a parar a Martí, creo que habría que pensar en otro sentido más prosaico: recordar que la pobreza literaria del poema de Balboa refleja la pobreza de aquella isla, relegada por los colonizadores luego de descubrir que apenas tenía oro. Esta realidad, unida al hecho de que la raza autóctona, incapaz de ofrecer resistencia alguna, se extinguiera pronto y sin apenas legado, explica la falta en Cuba de una rica cultura barroca, como la que se dio en los virreinatos de la Nueva España y del Perú.

Parece que a aquel vacío de la factoría, de menguada historia y cultura, corresponde, como compensación, la extraordinaria riqueza del siglo XIX, que dejó par de tradiciones conexas que distinguen a Cuba de las otras islas del Caribe hispánico. Si ambas —la letrada y la guerrera—, fundidas apoteósicamente en el milagro de Martí, expresan la búsqueda de un destino glorioso para la Isla, la interpretación de Espejo de paciencia que, con su estilo idiosincrásico, hace Lezama, no es sino una de las más barrocas variaciones del mismo tema nacionalista.

Hay que destruir esos mitos. Resistirse a la fascinación de la poesía. Regresar a aquella isla de 1604, que era aún un paraíso que se podía recorrer, según contaba De las Casas, de punta a punta a la sombra de los árboles. Aún había indios. Pocos negros; dos siglos —una eternidad— faltan para que Cuba sea la colonia de las grandes plantaciones y letrados temblorosos ante "el enjambre de africanos" que los surcaba. Más importante que el cultivo de azúcar, es el contrabando.

Hoy, cuatro siglos después, consumado el destino nacional, realizada la metafísica del Enchiridion, los habitantes de la Isla lo practican tanto como entonces. Y son ellos los que soportan pacientemente un secuestro que dura ya medio siglo. Ojalá algún nuevo poeta pueda describir —en octavas reales o en verso libre— el final de tan largo y penoso cautiverio. Aunque no haya ya frutas para el recibimiento, y las Náyades se hayan ido en balsa, será poema con color local y hasta pizca de epicidad. "Que un buen morir cualquier afrenta dora / Que con la vida al fin todo se alcanza".

© cubaencuentro

6 Comentarios


6 by Leonardo Gamboa (Usuario no autenticado) 19/02/2008 9:40

Otra cosa que nadie toma en cuenta, como factor decisivo en la desaparición de la población indígena cubana, es el mestizaje. Y nadie lo toma en cuenta porque no nos lo enseñaron en las escuelas. Pero hoy en dia, con los análisis de ADN al alcance de casi todos, se ha podido comprobar que un gran porcentaje de cubanos tuvo su origen materno en mujeres ciboney o taínas. El ADN mitocondrial no se borra. Según los resultados que aparecen en FTDNA, proyecto cubano, el haplogrupo materno más común entre los cubanos que se sometieron a la prueba es el indígena A. En total, un 40% de los cubanos tuvo en origen materno indígena y lo demuestran los otros haplogrupos indígenas como B,C y D. Claro, esto solo se aplica a los cubanos de la diaspora que se han hecho el análisis. Casi ninguno de ellos si quiera lo sospechaba. Otro 20% tuvo un origen materno africano, y otro 40% un origen materno español. Debido a esto, y a las enfermedades, desapareció esta población. También no debemos de fiarnos de muchos censos porque los españoles muchas veces clasificaban como españoles a mestizos y gente de sangre indígena hispanizada y católica. Otras veces minimizaban esta población para justificar la necesidad de negros esclavos.

5 by Ittiandro Guerrero (Usuario no autenticado) 27/01/2008 19:20

"El Karma del Infortunio" Queridos opinólogos cubanos, hasta cuando seguiremos hablando "más de lo mismo, los dos bandos": Que si Fidel y Raúl mataron miles de compatriotas desde el advenimiento revolucionario, que si las invasiones foráneas, que si la culpa de todo la tiene "el totí". Dejémonos de jorobar y acabemos de hacer "clic" y reconocer que nuestro país, desde antaño viene padeciendo el "karma" del infortunio. Si nos remitimos a la historia de la formación de la "identidad nacional", nos damos cuenta del recorrido tortuoso que ésta tuvo, quizás provocado por la mezcla con españoles, africanos, chinos, árabes, y de otras nacionalidades. "Somos lo que somos" como dijera alguien en algún momento. Pero, señoras y señores, a ciencia cierta aún no sabemos qué buscaban aquellos que nos mantuvieron en una sociedad de "pocos" enriquecidos y "muchos" empobrecidos, desde 1902 hasta diciembre de 1958. Qué república "chambelonera" era aquella ¿No es cierto? Y después viene el "bienaventurado", único "salvador" de nuestra calamitosa sociedad y por ende "vida". Formado a la imagen y semejanza de esos mismos seudo patriotas y fariseos, que a lo largo de más de cincuenta años nos habían irrespetado en todos los sentidos. Para después continuar otras cinco décadas más en parecidas condiciones, o quizás peores. En vez de cambiar la fórmula y emparejar para ser “muchos” los ricos, mantiene lo mismo: unos pocos acomodados y un pueblo entero empobrecido. Tuvimos y tenemos lo que teníamos que tener. Finalmente un Batista y después un Fidel. Espero no sigamos con un Raúl, un Carlos o un Pingüe. Porque, no "más de lo mismo". No más súper-estrellas políticas formados en Cuba ni en Miami, ni en España, ni de ningún otro lugar, con sus "experiencias" y "recetas" enchapadas a la antigua y que no sirven para nada. Situaciones que han sido totalmente demostradas hasta en esos propios países. Dejemos al pueblo aplicar su sabiduría de tantos años tormentosos acumulada. Yo acabo de llegar de La Habana. Y, en pocas palabras resumiría mi visita parafraseando a Juan Formel: "... ¡La Habana no aguanta más!...". Cuando aterricé en el "José Martí" y poco después recorrí algunos lugares de la capital, me parecía que estaba en Puerto Príncipe o en Mogadiscio. Mercaderes y suciedades por doquier. Y los médicos de la familia??...¡Bien, Gracias! Eso ya no importa pero, ¿Dónde están los cubanos descendientes de blancos, negros, mulatos, chinos, árabes, polacos, rusos, etcétera, del tan cacareado "equilibrio" étnico del oficialismo? "Todos somos iguales ante Dios", "La Patria es de todos", según el apóstol. Pero, hermanos, nuestro país no se sabe lo que es ni para dónde va. Por eso al compás del reggetón, que pulula en todas las casas, barrios, bares, puestos de viandas y guaraperas, queda el consuelo de haber oído, como divina salvación y rescate de nuestra identidad, en uno de esos repletos yukones chinos, la canción de los soneros Celia Cruz y Willi Chirino: "¡Cuba que lindos son!... ¡tus paisajes!... ¡Cuba que lindos son!" ¡Gracias!.

4 by Efory Atocha (Usuario no autenticado) 26/01/2008 22:00

Muy buen texto el de Duanél, que ya se le extrañaba. Igualmente es relativo lo de llamar pocos a la población, raza, exterminadas. Antes que llegaran los blancos, en la islita fumaban tabaco y pescaban biajacas más de cien mil aborígenes, muchos de ellos al amparo de Yocahu Bagüa Maorocoti, que por lo menos se les mostraba en los "arrebatos" y la "busqueda". Lo que se hizo allí no fue a poquitos. Ch.

3 by MDM (Usuario no autenticado) 25/01/2008 18:20

Néstor Ponce de León no fue el único que habló sobre "Espejo de Paciencia" a finales del siglo XIX. También lo hizo Aurelio Mitjans. El poema fue publicado íntegramente en el siglo pasado: primero, en la segunda edición (1927) de la "Bibliografía cubana de los siglos XVII y XVIII", de Carlos M. Trelles; después, en la compilación de carácter antológico "Evolución de la cultura cubana. 1608-1927" (1928), de José Manuel Carbonell.

2 by Makarenko (Usuario no autenticado) 25/01/2008 17:40

Todo esto es algo que cualquier maestro de escuela sabe. Cotejar explicaciones es un metodo muy facil de interpretar textos literarios. Lo dificil y lo que falta en este articulo es un explicacion propia, orginal y nueva.

1 by SOCRATES (Usuario no autenticado) 25/01/2008 11:40

Certero análisis de Duanel Díaz. Convendría ampliarlo a otros elementos fundadores de la mitología nacional. Dos apostillas al texto mitocida: En 1604 quedaban pocos indios, pero en 1492 tampoco habían sido muchos. La progresía sigue hablando de las matanzas y la crueldad de los conquistadores. La ciencia actual apunta a que lsa población aborigen era escasísima y que las muertes se debieron en un 99% a los virus y las bacterias, más que a la espada y el trabajo forzado. La imagen de Las Casas de que se podían ir bajo los árboles de una punta a otra de la isla es sin duda cierta. Pero no deja de ser un calco de lo que Isidoro de Sevilla había escrito sobre España vario siglos antes.

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