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Actualizado: 19/05/2024 23:18

Cine, Cine norteamericano, EEUU

Polvos presidenciales

En este descenso de la política estadounidense de los últimos 35 años —salvo el paréntesis de Obama— hay mucha distancia entre la hipersexualidad de Bill Clinton y las trapacerías de Donald Trump

Un buen momento para volver a ver o leer Primary Colors. Estamos viviendo una versión aun peor, aunque pese a la exageración actual no debemos olvidar que mucho de lo viene ocurriendo lleva años incubándose.

Primary Colors no es una película extraordinaria, y tanto la novela como la cinta deben mucho a All the King's Men (también película y novela) que las supera. Algo por otra parte común en la carrera de Mike Nichols, que hizo filmes entretenidos, pero nunca logró superar a Catch-22, porque The Graduate es sobre todo música a pesar de Hoffman y Bancroft. Aquí Travolta deja al espectador con la duda de que su actuación no siempre es buena pero más de una vez convence en su representación.

Pero el recurrir a la demagogia —y en general al engaño—, siempre presente en las campañas electorales estadounidenses ha llegado a un grado tal, que la ruindad de algunos candidatos, junto a la torpeza electoral y lo dilatado y complejo de la contienda, hacen que el proceso degenere no solo en asco, sino también en aburrimiento.

En cualquier caso, en este descenso de la política estadounidense de los últimos 35 años —salvo el paréntesis de Obama— hay mucha distancia entre la hipersexualidad de Bill Clinton y las trapacerías de Donald Trump. Casi para añorar aquellos años en que la trama en la Casa Blanca en muchos casos tenía más que ver con problemas de alcoba que con planes para destruir la democracia liberal.

Pese a que el desorden sexual del protagonista —aspirante a la nominación demócrata y presidente en la escena final— conduce la trama, esta no se limita a un tema de apariencias, falsificaciones y engaños al electorado, sino en algunos momentos casi se podría afirmar que llega a predecir el fracaso demócrata actual, que en buena medida ha dejado de ser el partido representante de la clase trabajadora. En este sentido, la película no puede escapar a la geografía y el momento, y gran parte de dicho abandono demócrata —con un poco de más encandilamiento se podría hablar de traición— se refleja particularmente en lo que respecta al electorado de la raza negra, y desarrollo dramático del tema no deja duda en el espectador de que las promesas no serán cumplidas y las ilusiones no se concretarán.

De aquellos polvos ocultos, estos fangos por todas partes.

© cubaencuentro

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