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Actualizado: 01/05/2024 21:49

Miami

Los santos y Sandra de los Santos

La joven que arribó a EE UU en una caja de madera y los patakines de la traición afrocubana.

En los alrededores de los primeros días del mes de septiembre del año 2004, nos tropezamos con un insólito y singular hecho que dejó a todos en una pieza. Se trató del arribo a Miami, nunca antes visto, de una joven cubana en una caja de madera, a través de un vuelo procedente de las Bahamas, como cualquier paquete de correo común.

Llevaba como único alimento y equipaje una botella plástica con agua; y como compañía, la luz que emanaba de su equipo celular. Sorprendente situación para algunos y sospechosa para otros, que no alcanzaban a comprender la milagrosa travesía. Milagrosa, porque además ocurrió en un mes muy especial, llamado tradicionalmente en Cuba el "Mes de las Vírgenes". En el mismo se celebran las devociones a la Virgen de Regla, el día siete de septiembre; a la Virgen de la Caridad del Cobre, el día ocho, y a la Virgen de las Mercedes, el 24.

En este mes usualmente acontece y se espera algún suceso de este tipo. Sanaciones, absoluciones y perdones, son característicos de esta temporada en Cuba. Por ejemplo, durante el período de los noventa, se produjo el fenómeno del "Mar de Leva", donde el agua del mar subió y alcanzó más de un metro de altura, desde el Malecón hasta las calles C y Línea. Esto dejó a su paso una estela de peces, arena, caracoles y algas marinas, sin que hubiera caído ni una sola gota de agua de lluvia.

Resulta muy interesante observar que todos estos hallazgos coinciden con una serie de historias, llamadas patakines, pertenecientes a los signos de Ifá, de la cultura Yoruba o Lukumí, tan arraigadas a las tradiciones cubanas en la actualidad. Y aún más interesante resulta ver las aplicaciones que se desprenden de estas prácticas para la solución y el desenvolvimiento de la problemática diaria del cubano; tal es el caso de la acción de Sandra de los Santos, de convertirse en un bulto postal con la ayuda de sus amigos.

'El rey vendrá del mar'

Según relata el Oddun de Ifá "Obbe-roso", un rey de mal gobierno en África, improductivo e inseguro, comenzó a temer de ciertos vasallos con proyecciones competentes a su reinado. Uno de ellos se convirtió en un verdadero peligro para él, por lo que urdió un plan para desaparecer al personaje, que se había convertido en su irrevocable sustituto. Así las cosas, ordenó la fabricación de una caja de madera, donde colocó el cuerpo con vida del temido personaje, que fue lanzado al mar en la noche, sin rumbo alguno, por sus seguidores.

Al unísono, en un pueblo cercano al suyo, cortesanos y vasallos de ese reinado lloraban con tristeza y desolación la pérdida de su muy querido e inolvidable mandatario; mientras que el Consejo de Ancianos trataba de desentrañar, con la ayuda el oráculo de Ifá, la designación de un nuevo rey.

Para el asombro del pueblo y del Consejo, la asignación no se dirigió a ninguno de los presentes, sino que extrañamente apuntó al mar, advirtiendo que el nuevo rey llegaría por esta vía. La espera e incertidumbre embargaron durante varios días a la población, en la que además se hallaban los reyes invitados de otros pueblos cercanos para celebrar la toma de posesión y ceremonia de coronación del nuevo gobernante.

Allí se encontraba, como era de esperar, el susodicho rey, anciano, repudiado y detestado desde siempre por su pueblo. Departía y conversaba desenfadadamente, en agradable charla con sus homólogos, cuando fue interrumpido súbitamente por los gritos y las voces que venían de la orilla del mar. Los asistentes se pusieron de pie, observando a un grupo de hombres acercarse corriendo, cargando una caja de madera; todos estaban invadidos por la sorpresa y sus rostros reflejaban la intriga.

El jefe del Consejo, adelantándose, dio inmediatamente la orden de abrir la caja, y frente a la perplejidad de la multitud, salió de ella el hombre desconocido a quien el oráculo había designado. El malévolo rey invitado, que había tramado el siniestro ardid, abrió los ojos desmesuradamente, sin salir de su estado catatónico, frente a los gritos de loa y "viva el rey recién llegado" de los habitantes de la región. El extranjero fue acogido como corresponde, aclamado, agasajado y honrado.

La acogida a Sandra de los Santos

Olofi había escuchado con agrado los ruegos de su pueblo y contestado con atinada y clara respuesta. De la misma manera fue acogida Sandra de los Santos, auxiliada con una beca para estudios, apadrinada por un matrimonio cubano, invitada a programas de la radio y la televisión, donde todos pudimos conocer de su proeza; agasajada con múltiples regalos, entre ellos hasta un automóvil nuevo, y finalmente aceptada en un nuevo país.

Toda la cultura exportada de África a las Américas por los esclavos, en especial a Cuba, y cuyas raíces han estructurado gran parte de la cubanía, la mística y el sabor cubano, también ha contribuido al fundamento de la fe, el carácter y el valor. Esta cultura ha conformado una sabia filosofía popular y un espacio político-social, cerrado para los desposeídos y vulnerables, ayudando a reconstruir su estima y su entorno.

Desconozco si Sandra es una conocedora de sus tradiciones, una iniciada, una simple receptora de los cuentos de sus abuelitos, una inteligente aplicadora de conceptos, o una iluminada casual. Como quiera que sea, es parte ya de la historia de la mujer cubana.

© cubaencuentro

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