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Actualizado: 10/05/2024 11:46

LA HABANA

Un monumento al periodismo independiente

Dividida, perseguida y silenciada por el gobierno de la Isla, la agencia de noticias Cuba Press cumple diez años de fundada.

Una agencia de noticias no suele ser noticia. Pero si se cumplen diez años de su fundación, y varios de los que fueran sus periodistas están tras las rejas —condenados a 20 años de cárcel—, además de haber sido dirigida por un excelente reportero y mejor poeta, llamado Raúl Rivero, y estar proscrita por el gobierno de Fidel Castro, entonces Cuba Press tiene todas las papeletas para hoy ser noticia.

El 23 de septiembre de 1995, en su apartamento del barrio habanero de la Victoria, Rivero fundó la agencia de noticias Cuba Press. Fue una de las muchas buenas ideas que gestó. He conocido todo tipo de hombres, los hay muy inteligentes pero no creativos, y los hay muy creativos pero para nada sociables y comunicativos. Rivero, además de inteligente, creativo, sociable y comunicativo, tiene el don de ser un buen diplomático, al conciliar caracteres diferentes y opiniones encontradas.

Cuba Press era una abstracción, no tenía oficinas ni ordenadores, celulares o autos para cubrir las noticias. Aunque sí cinco o seis máquinas de escribir dignas de figurar en colecciones de museo, y muchos deseo de trabajar de los más de veinte periodistas que un día pertenecimos a su equipo.

Cómo olvidar las tertulias en casa de Blanca Reyes y Raúl Rivero, donde se hablaba de muchos temas y las horas se sucedían como si fuesen segundos. Subir los 57 escalones hasta el piso de Rivero para entregar un par de crónicas, era para mí una fiesta. En la oratoria, Raúl es un maestro, puede hablar siglos y uno no perder el interés de su conversación. El poeta tomaba café como un demente y fumaba cigarros como Peter Lorens en una vieja película de misterio. Entre humo y café daba rápido talleres de prensa que no he olvidado.

Incluso después de cursar estudios de Periodismo, cualquiera podría aprender con la hora y media que dedicaba Raúl Rivero —con voz de gitano y sencillez mundana— a sugerir sin imponer su concepto del nuevo periodismo. Tengo presente sus lecciones: usar el punto y seguido en abundancia para que la palabra no te ahogue, título corto y sugerente, ser sobrio, ameno y contar muchas historias. Todo esto y más, pero sin faltar a la verdad. Un periodista debe ser como un sacerdote, y en Cuba Press lo intentábamos.

Raúl Rivero era el peso pesado pero existían otras estrellas. Había una mujer, camagüeyana de nacimiento, que responde al nombre de Ana Luisa López Baesa y de la cual siempre he creído tenía un imán para las noticias. Todas iban a parar a ella. Ana tenía el don de la ubicuidad. Dondequiera que había un suceso, ya fuera la detención de un opositor, el asesinato de un sueco en La Habana, o un suicida en Pinar del Río, ahí estaba López Baesa.

Tania Quintero era como una máquina tragaperras: usted echaba una moneda y salía un trabajo periodístico, además, es mi madre, y ahora en la soledad de mi casa, en la barriada de La Víbora, me pregunto cómo era posible que escribiera 20 ó 30 artículos en un mes y más de 3.000 en los ocho años que estuvo en la agencia. Resulta que además de escribir en exceso, tenía que cocinar y lavar como una esclava y atender a dos hijos y una nieta. No he conocido a otra persona en sus cabales que soporte tanto trabajo sin parar en un manicomio.

En Cuba Press se forjó también Ricardo González, un tipo que trabajaba como un obrero y tiene una risa altisonante. Ahora está preso en la Isla, condenado a 20 años por tener la genial idea, junto al poeta Rivero, de crear una revista llamada De Cuba, donde escribían periodistas libres. Es evidente que la buena idea no agradó a Fidel Castro y lo envió a prisión.

González es el hombre ordenado y puntual, administrador eficiente y además buen periodista. Podría ser presidente de una empresa. Yo votaría por él, a pesar de que me requería como nadie cuando incumplía en el mes mi cuota de crónicas o noticias.

Una hazaña

Cuba Press es el reflejo de la sociedad cubana actual. Ahora mismo, Ana Luisa López Baesa y Ariel Castro están en Miami (Estados Unidos), Raúl Rivero en Madrid (España), Tania Quintero e Iria González en Lucerna (Suiza), Ricardo González en la cárcel, y yo escribo esta nota mientras corren por mi rostro unas lágrimas en La Habana de todos ellos.

Dividida, perseguida y silenciada, Cuba Press es un monumento al periodismo independiente y a la nueva sociedad con plenas libertades a que aspiramos todos los cubanos. Dejemos que la historia futura le dé un lugar, pero ahora, en el otoño habanero de 2005, festejo el aniversario diez de la fundación de la que una vez fue mi agencia.

Extraño cada minuto a mi madre ausente, a mi hermana y mi sobrina; a la otra madre sustituta, Blanca Reyes, quien sabe bien por qué lo digo. Si Raúl Rivero está hoy en Madrid, mucho le debe a esa gigante que tiene por esposa.

Cuba Press es de mucha gente. Me quedo con las seis horas de asedio, como si fuera un paparazzi, para entrevistar en 1996 al pelotero Orlando El Duque Hernández, cuando fuera expulsado del béisbol por decreto gubernamental. Después de hablar con ese monstruo del box, que hoy tiene tres anillos con los Yankees de Nueva York y ahora pitchea con los Medias Blancas de Chicago, me costó otro par de horas convencerle para que me diera la entrevista. Todo el que ha vivido en Cuba sostenido por "la avena" que nos da el régimen, sabe lo que es el miedo a hacer declaraciones a un periodista independiente. Todavía recuerdo a El Duque, con su cabeza rapada, decirme en voz baja que ya no tenía nada que perder y que las únicas puertas que le habían dejado abiertas eran las del destierro. Fue profético.

Tampoco olvido a Raúl Rivero sacando cuentas como un bodeguero para repartir entre todos el escaso dinero. Cuba Press fue una hazaña y la agencia que mejor funcionó dentro del periodismo independiente en la Isla.

© cubaencuentro

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