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Actualizado: 19/05/2024 23:18

Fotografía, Exilio

Delio Regueral, Miami

“Se huye siempre por falta de convicción o de conocimiento, o de ambos”

El fotógrafo Delio Regueral nació en La Habana el 31 de Julio de 1964. Con una obra ampliamente reconocida, ha participado en múltiples exposiciones colectivas tanto en España como en Estados Unidos y ha realizado dos exposiciones personales en Miami. El Lowe Art Museum de UM University adquirió en 2004 su obra Cundo Bermúdez Portrait, para su exposición permanente. Desde 2002, su espacio, Delio Photo Studio, se ha convertido en un centro de promoción cultural en la ciudad de Miami.

¿Por qué decidió trasladarse a otro país?

Delio Regueral (DR): Se huye siempre por falta de convicción o de conocimiento, o de ambos. No podía tener, con 21 años de deformación gubernamental —hablo de 1985—, la convicción ni los conocimientos necesarios para deducir que la salvación estaba en aferrarse a la patria como el cáncer al pulmón, en luchar desde adentro, provocando la metástasis en lugar de extirpar las partes afectadas, que en las sociedades funciona a la inversa: cuanto más se riega, mas se sana.

¿De qué manera salió de Cuba?

DR: Salí fácilmente, haciendo uso de la nacionalidad española heredada de mi padre, quien era originario de Gijón, Asturias. Trámites comunes a todos los que presentábamos la salida definitiva del país, no tan comúnmente los resolví en unos 20 días. Al llegar a España, me convertí en un “retornado” (así catalogaban a los españoles que regresaban del exilio político), es decir, alguien que nunca se había ido. Así, seguía los pasos de mi viejo, que una vez escapó de su patria huyéndole a otro dictador, como si el destino y la historia quisieran borrar del tiempo la barbarie franquista concediéndome derechos y deberes propios de los nacionales que nunca se fueron o regresaban.

¿Le ha resultado muy difícil adaptarse al sitio en donde reside hoy?

DR: No, después de Madrid busqué fortuna en Venezuela y finalmente en Estados Unidos. La búsqueda ha sido siempre el motor, mientras te mueves no hay tiempo para la nostalgia, catalizadora de la inadaptación. Cuando miras al futuro puedes ver el presente inmediato, pero si te vuelves para mirar atrás pierdes el control y te sales por la cuneta.

¿Cuál ha sido su trayectoria artística en su actual lugar de residencia?, ¿qué logros ha obtenido?

DR: El tiempo invertido en crear ha sido escaso, el reconocimiento generoso. Guardo en el desván del deseo montones de ideas polvorientas que algún día espero poder desarrollar. Visto así, computando la relación entre lo hecho y lo que queda por hacer, ha sido solo el principio del itinerario y ya el tiempo en otros relojes dirá si es desechable o debe perdurar. Yo no lo veré, es una decisión ajena y tan frágil como el honor, admirado por todos y pagado por pocos. Los logros son cualquier cosa que te haga feliz sin cargar a cambio el peso de desdicha ajena; mi familia; la obra per se; la ilusión de seguir compitiendo conmigo mismo; trabajar en algo que me apasiona; y sobre todo, dormir más de día que de noche, que es cuando en verdad disfruto de la soledad selectiva y del silencio.

¿Qué opina de la sociedad de la que ahora forma parte?

DR: Creo que esta sociedad se diferencia de las otras en las que he vivido más por la geografía y los gobiernos que por los individuos. Si hay una constante, es que las masas se comportan de igual modo en un mismo espacio, y esto es el resultado de un orden superior que los dirige, les marca pautas, les delimita legislativamente sus libertades, la moral y la responsabilidad individual, todo a medida de una necesidad independiente de la misma sociedad y atada a grandes intereses y a ese orden “superior”. Son las sociedades de estos tiempos rebaños de humanoides incapaces de ver más allá del panfleto de turno y del plasma de su televisión. Los más genuinos sueños de libertad se tienen en las cárceles, hasta que por necesidad pare la cordura, y entonces se imponen las masas en aras de recuperar por la fuerza lo que entregaron mansamente a cambio de “seguridad” y “bienestar”, la libertad.

¿Alguna otra observación para los lectores de Cubaencuentro?

“Una injusticia cometida a un tercero no es más que una amenaza a uno mismo”.

Pensamiento de Montesquieu (1689-1755). Charles Louis de Secondat, Barón de Montesquieu. Filósofo francés, teórico de la separación de poderes.

© cubaencuentro

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