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Demasiada sordidez

En este filme la solución dramática peca de excesiva

Beanpole, el título inglés de este filme, alude al apodo de la protagonista principal. En español se traduciría como estaca, título que le han dado en Panamá, aunque otros países, como México, le han dejado el original de Dylda, que en ruso se usa para describir a una mujer muy alta y torpe.

Se nos advierte que la trama transcurre en el primer otoño después de la Segunda Guerra Mundial, en la devastada Leningrado. En la primera secuencia vemos a Iya, congelada ante la cámara, con la vista perdida e inexpresiva, mientras se escuchan a sus compañeras de trabajo que se burlan algo de ella, diciendo que ahí esta otra vez, sumida en sus pensamientos. Los otros personajes aparecen borrosos en la distancia y se aclaran a medida que se acercan a ella.

Finalmente, Iya sale de su parálisis y a medida que transcurre la película nos vamos dando cuenta que sufre de convulsiones y que por esta razón fue dada de baja de su posición de soldado de defensa antiaérea. Ya hace un tiempo trabaja como enfermera en un hospital en el cual los pacientes son militares heridos de guerra.

Iya tiene un hijo, al cual, no se sabe bien si a propósito o accidentalmente debido a una de sus convulsiones, lo ahoga mientras lo abraza. Su respuesta es de una tristeza no muy diferente a la que expresa durante toda la cinta. Entonces aparece Masha, su compañera en el ejército y quien resulta ser la verdadera madre del niño.

La relación entre ellas tiene rasgos de dependencia afectiva y finalmente de atracción erótica. Estas se relacionan a su vez con Nikolay Ivanovich, que es el médico que atiende a los pacientes en el hospital, un hombre al cual la guerra le acabó a su familia y se llevó todas sus emociones. Se mueve entre la tristeza y el marasmo. Es inexpresivo. Otro personaje que comienza una relación ingenua y obsesiva con Masha, es Sasha, un tonto quien resulta ser el hijo de una alta dirigente política que vive casi como una zarina.

Este filme ha tenido críticas elogiosísimas y en el pasado Festival de Cannes, ganó el premio de la FIPRESCI y su director se alzó con el premio de dirección de la sección Un Certain Regard (Una cierta mirada). A mí me destruyó las expectativas, le encontré demasiados problemas.

Es cierto que trata sobre una etapa trágica para el pueblo entonces soviético, en una de las ciudades que sufrió un cruel asedio durante la guerra, pero el filme acentúa demasiado la sordidez y se involucra tanto en esto y en la tristeza y la desesperanza de sus personajes, que las relaciones entre ellos me parecen muy falsas y traídas por los pelos. Es cierto que todos los protagonistas han habitado la tragedia, pero la solución dramática peca de excesiva. No está matizada y los personajes están incompletos.

La trama se mueve con excesiva lentitud, sin que ese ritmo aporte otra cosa que no sea más sordidez y todo esto lleva al punto de saturación. Se vuelve predecible y entonces comienza a aburrir

Lo que salva a este filme es su fotografía. El tono oscuro y casi monocromático, con iluminaciones muy especificas dentro de las tomas, resulta de una belleza triste que a veces parecen una sucesión de pinturas. Ksenia Sereda (Moscú, 1994) ya tiene varias películas a su haber (Little Bird, Petersburg) de gran calidad, pero aquí logra una perfección pocas veces vista. Sin intentarlo, ya que su enfoque se ajusta a las necesidades dramáticas del filme, se va muy por encima de este. Le ha valido dos premios, el de Asia Pacific Festival y el Elefante Blanco que concede el sindicato de críticos de cine de Rusia.

Kantemir Balagov (República Autónoma de Kabardino-Balkar, 1991) es un joven director de promesa. Guía muy bien a los actores y se ve que sabe bien lo que quiere obtener, pero su propio guion lo limita, centrado siempre en la tragedia de sus personajes, que resulta de la historia y de la Historia.

Viktoria Miroshnichenko (con un inmenso parecido escénico a Tilda Swinton), como Iya, está muy bien en su debut cinematográfico. Actúa con mesura y con toda la expresividad que le permite su personaje. La otra debutante, Vasilisa Perelygina como Masha, no resulta tan convincente. Mantiene una expresión facial que a veces no compagina con el momento dramático que vive el personaje. Andrei Bykov e Igor Shirokov, como Nikolay Ivanovich y Sasha respectivamente, ambos también debutantes, se ajustan bien a sus roles.

Este filme toca aspectos importantes de la respuesta humana ante la tragedia, de las relaciones prohibidas, los prejuicios y las diferencias de clase en una sociedad totalitaria, pero destruida materialmente tras una hecatombe bélica. Una sociedad que, en ese momento, no puede disfrutar de su victoria.

Beanpole (Rusia, 2019). Dirección: Kantemir Balagov. Guion: Kantemir Balagov y Alexander Terejov. Director de fotografía: Ksenia Sereda. Con: Viktoria Miroshnichenko, Vasilisa Perelygina, Andrei Bykov, Igor Shirokov.

Se estrena como parte de la iniciativa de los cines independientes, de ofrecer estrenos semanales en casa, junto con la plataforma de Kino Lorber.

© cubaencuentro

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