Eliseo Diego, Derrumbes, Poesía

Fragmento de entrevista inédita a Eliseo Diego

A propósito del derrumbe el pasado jueves 26 de enero del emblemático Teatro Campoamor, que provocó la muerte de un hombre de 49 años de edad

Hacia el final de la Guerra Civil española, el sabio cubano Don Fernando Ortiz fundó en La Habana la Sociedad Hispanocubana de Cultura. Su propósito era dar toda clase de ayuda a los intelectuales españoles que ya entonces debían tomar el amargo camino del exilio. Recuerdo a Ramón Menéndez Pidal, a Don Álvaro de Albornoz, a Juan Ramón Jiménez, por supuesto, a Joaquín Xirau, a María Zambrano… Creo que fue durante una conferencia de Álvaro Albornoz —el gran historiador—, en el viejo teatro Campoamor —¡lástima que lo hayan dejado deteriorar tanto: ya es casi una ruina!— que Cintio y yo ocupamos nuestros puestos en el “balcony”. De pronto, se levantó una muchacha de los asientos delanteros… ¡Qué ligera subió los escalones! Llevaba una boina ladeada sobre el pelo castaño, lacio. ¡Con qué gracia subía! Y ya estaba junto a nosotros. A mí me saludó con una leve sonrisa de cortesía mientras le alargaba un libro a Cintio y le decía unas palabras. Enseguida se despidió y regresó a su sitio, ligera como un sueño. Te juro que me quedé como deslumbrado, sin saber bien qué me pasaba. Le pedí a Cintio el libro: era Tala, de Gabriela Mistral, la primera edición, la de Colección Sur. No le pregunté a Cintio quién era la muchacha increíblemente fascinante, no creo que hubiese podido. Sobre este episodio escribí, pasados los años, un poema: “La joven en el teatro”. Entonces no hubiese podido.

Después, Cintio me dijo que había prestado el libro a la hermana de la muchacha, aunque no directamente, sino a través de un amigo que se lo había pedido para ella. Me dice Bella ahora que el amigo en cuestión era Chupi[1], el escultor.

La joven en el teatro
(fragmento)

Y mientras te inclinabas

impaciente al vacío,

interrogando

la polvorienta púrpura,

vi el sesgo valeroso de la boina,

tus ojos serios y veloces,

el liviano

pelo lacio, al desgaire, oh cazadora,

y me tocó el terror de lo tremendo sobre tus hombros frágiles:

caía

la mañana en diluvios, oh luz,

en fugas y murmullos,

y ya nada

podría ampararte de tu juventud


© cubaencuentro

Relacionados

Narración de domingo

Juan Augusto Escalona , Matanzas | 11/03/2012

Comentarios

 

Derrumbe en el Teatro Campoamor

Redacción CE , Madrid | 27/01/2012

Comentarios

Subir


En esta sección

Los muros de Lazer Fundora

Carlos Olivares Baró , Ciudad de México | 03/09/2022

Comentarios


El arte de narrar

Roberto Madrigal , Cincinnati | 02/09/2022

Comentarios


Algo más que la esposa de

Carlos Espinosa Domínguez , Aranjuez | 26/08/2022


Manuel C. Díaz publica libro de narraciones

Juan Cueto-Roig , Miami | 26/08/2022

Comentarios


Un menú que no era solo menú

Carlos Espinosa Domínguez , Aranjuez | 19/08/2022


La ley del sobreviviente

Roberto Madrigal , Cincinnati | 19/08/2022

Comentarios


Sincera, entretenida y edificante

Carlos Espinosa Domínguez , Aranjuez | 12/08/2022


Crimen, castigo y perdón

Roberto Madrigal , Cincinnati | 12/08/2022

Comentarios


El buen arte de narrar

Carlos Espinosa Domínguez , Aranjuez | 05/08/2022


Regresa Marc Anthony con el explosivo álbum «Pa’lla Voy»

Carlos Olivares Baró , Ciudad de México | 01/08/2022

Comentarios


Una zona de vívidos contrastes

Carlos Espinosa Domínguez , Aranjuez | 29/07/2022


Subir